domingo, 14 de marzo de 2010

Lobos (2) Félix, el Juez Roy Bean y los lobos




Aquel 14 de marzo
A casi todo el mundo le gusta la Naturaleza, más en estos tiempos en que nos vamos dando cuenta que nos podemos quedar sin ella. Pero nos gusta la naturaleza de montañas bucólicas y arroyos cantarines, de vaquitas y ovejitas, de conejos y cervatillos, de un zorro o un jabalí si nos volvemos locos de agrestes, pero esta es una naturaleza domesticada, con su pirámide trófica mutilada en su nivel superior, el correspondiente a los animales que en algún momento de nuestra historia en la Tierra nos disputaron las presas de caza y algunas veces, muy pocas, nos cazaron, los superpredadores. Pero ya hace mucho que al menos en nuestro país dejaron de ser un peligro físico real para las personas.

La existencia o no, en cualquier ecosistema salvaje, marino o terrestre, de una adecuada proporción de superpredadores es uno de lo más fiables indicadores de la salud y equilibrio de ese habitat, el mejor regulador de su biodiversidad pues además de predar sobre las distintas especies herbívoras también lo hacen sobre el primer escalón de los predadores (p.ej. zorros) para impedir su excesiva proliferación. Sin embargo, los superpredadores fueron llevados a la práctica extinción en el continente europeo, arrinconando a los supervivientes en algunos escasos y recónditos islotes de vida salvaje. En la peninsula ibérica, con sólo unos poco más que testimoniales ejemplares de oso pardo confinados en parajes remotos de las montañas cántabras y pirenáicas quien queda y resiste es nada menos que un mito, el lobo.
Antes de ser el correoso impartidor de justicia al este lado del río Pecos que es ahora, el juez Roy Bean, hoy correoso defensor de la ley al Oeste del Pecos, también fue un tierno infante que consumía vorazmente libros de animales que empezaban a empapar y conmover su alma de paisajes agrestes y vida salvaje. Todos los sábados se acercaba a una librería a comprar, por cien pesetas, un nuevo ejemplar de los cuadernos de campo de Félix Rodríguez de la Fuente. En estos impagables libritos, cada uno dedicado a una especie, Félix mostraba con textos y dibujos hechos por él mismo diversos aspectos de la biología y etología de los animales de nuestra fauna, enseñaba sobre las egagrópilas de las rapaces, la identificación de los animales por su silueta en el cielo o sus huellas en el suelo, sus épocas de apareamiento, los habitats preferidos y los peligros a los que se enfrentaban las diversas especies de nuestra fauna ibérica.Félix fue el primer promotor y precursor de la defensa medioambiental en un país, España, tradicionalmente cafre en su relación con la Naturaleza. Fue el que mejor entendió la intrincada red que conecta a todos los seres vivos y que el destino del hombre pasa por la preservación del medio natural en el que vive. Su lúcida y poética prosa y su apasionamiento por la vida en general y la animal en particular le convirtieron en el primer divulgador científico de nuestro país lo que le dió una enorme popularidad, sobre todo en tiempos de una de las obras fundacionales de las series documentales de naturaleza, al menos en nuestro país, El hombre y la Tierra.

Entre los últimos años 70 y principios de los 80 los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente congregaron a millones de personas ante el televisor y comenzaron a mostrarnos los animales como compañeros y vecinos, tal como nosotros, de nuestro planeta, a los que hay que preservar y respetar. Pero entre todos los animales que le fascinaban Félix Rodríguez de la Fuente sentía especial predilección por uno, el lobo ibérico, quizás por saber que protegiendo al gran superpredador ibérico protegía al resto de especies de su ecosistema.Félix ayudó a que los españoles comenzaran a desterrar de su cabeza algunos de los lamentables prejuicios y terribles leyendas que la ignorancia y las supersticiones sobre el lobo que habían grabado a fuego durante siglos en nuestro inconsciente colectivo. Félix creció en un ambiente rural y autodidacta que le mantenía en continuo contacto con la Naturaleza, lo que le hizo aprender a conocerla y por tanto aprender a respetarla. Él mismo relataba cómo había sido su primer encuentro con este animal a quien todos perseguían y vilipendiaban:
"Me quedé, a los 12 años de mi infancia, viendo aquella figura inmóvil. Aquel animal no tenía nada que ver con la bestia feroz, malvada, sanguinaria y sucia que me habían descrito. Era un animal hermosísimo, de mirada noble, profunda. Era la más acabada representación de la fuerza, de la libertad, del palpitar del corazón de la madre Tierra"
En el medio rural español el lobo, era temido y odiado a partes iguales y culpado de las ocasionales pérdidas de cabezas de ganado a manos supuestamente del lobo y muchas veces culpa de perros asilvestrados, mucho más familiarizados con el hombre y sus bestias. Por ello ha sido perseguido, tiroteado (véase al tarado de la foto de al lado), le han puesto trampas o envenenado al considerársele un animal dañino e incluso peligroso para el hombre, lo que desde luego no tiene ningún fundamento pues el lobo teme de forma atávica e instintiva al hombre.
Así pues, hasta la irrupción de Félix Rodríguez de la Fuente en España este animal fue cazado indiscriminadamente hasta llevarlo a las puertas de la extinción. Así, a principios de los años 70 apenas quedaban en España unos 400-500 lobos aunque desde entonces y gracias a sus esfuerzos pasó a ser considerado como especie cinegética o de caza mayor lo que permitió una lenta recuperación de la especie hasta los aprox. 2000 actuales.Por todo ello, cuando en ese fatídico 14 de marzo de 1980 aquel pre-puber Juez Roy Bean se levantó de la cama ilusionado por su cumpleaños, se encontró con su padre que le informaba de la muerte de su admirado Félix en Alaska, mientras filmaba la Iditarod, célebre carrera de trineos de perros que todos los años se celebra en aquellas latitudes. Fue solo entonces, cuando en la radio se resaltaba el hecho de que Félix había muerto el día en que cumplía 52 años, cuando se enteró que con él no sólo compartía el amor por la Naturaleza y los animales, sino también el día del año en que habían nacido.

De esta forma, treinta años después queremos rendir nuestro pequeño pero sentido homenaje a Félix Rodríguez de la Fuente con uno de los más recordados documentales de El hombre y la Tierra, su canónica serie sobre la fauna ibérica, el dedicado, claro, al lobo.


El legado de Félix Rodríguez de la Fuente

Con el ejemplo y la inspiración de Félix surgieron (troquelados como él decía) algunos de los grandes naturalistas de hoy en día, algunos de los cuales colaboraron directamente con él. Luis Miguel Domínguez (autor de la estupenda Amazonia, última llamada, que venimos ofreciendo en nuestro blog), Juan Carlos del Olmo, Borja Cardelús (magnífico su libro Fugitivo), Joaquín Gutiérrez Acha o Carlos Sanz.

Este último trabajó durante cinco años con Félix y desde entonces ha continuado con su labor científica y divulgadora, realizando una exposición itinerante llamada Amigo lobo: Leyenda y realidad del lobo ibérico que dedicó a su maestro y que desde 2001 recorre España acercando la realidad del lobo ibérico a quien quiera visitarla.

Este redactor de "Vida y Tiempos..." pudo visitar el pasado diciembre en el pueblo segoviano de Valsain esta magnífica y completa muestra en la que se exponen los más diversos objetos relacionados con el lobo y la cultura con él relacionada como pinturas, esculturas, escudos, anillos y colgantes, amuletos, monedas, sellos, libros, carlancas de pinchos para los mastines de los pastores, cepos, maquetas y reproducciones de piezas arqueológicas y etnológicas, así como cráneos y paneles informativos donde se muestran diversos aspectos de la biología y etología del lobo ibérico. Esta exposición se exhibe en estos días y hasta el 4 de abril en el Centro Comercial Dolce Vita de La Coruña para después trasladarse a Pontevedra.

En entrevistas ofrecidas con motivo de esta exposición con motivo de esta exposición el naturalista y biólogo Carlos Sanz abogaba por un pacto de convivencia con el lobo, asegurando que es imprescindible una "gestión inteligente" del lobo que permita compatibilizar su conservación con las actividades humanas tradicionales, especialmente con la ganadería. Para ello, dijo, se tienen que tener en cuenta tres aspectos fundamentales: la prevención y minimización de los daños producidos al ganado, la compensación rápida y generosa de los perjuicios achacables a los lobos y el control de los ejemplares allí donde puedan resultar especialmente abundantes o donde los ataques al ganado se repitan con frecuencia.

De la misma forma, en una entrevista realizada para El Mundo, Carlos Sanz hablaba de las amenazas que aún se ciernen sobre este cánido proverbial.
(...) La destrucción de su hábitat debido a las talas de bosques, incendios o a la especulación urbanística, así como la caza furtiva, amenazan la supervivencia de esta joya de la fauna ibérica.
Los cepos, los lazos de acero y los venenos están prohibidos pero los cazadores furtivos siguen utilizándolos. Se trata de métodos de captura que no son selectivos y por tanto pueden matar a cualquier animal. Las multas han aumentado en los últimos años pero la mayoría de las veces el delito queda impune.
Carlos Sanz opina que "todavía no hay demasiado interés en sancionar la caza furtiva". Al sur del Duero, donde se considera una especie protegida, por ejemplo, las multas son más altas que en otras zonas donde se sigue considerando al lobo ibérico una especie de caza y por tanto, tiene otro estatus de protección.
Aunque se trata de un asunto complejo, "el objetivo es lograr un equilibrio para que los lobos puedan existir en su medio natural sin perjudicar los intereses de los ganaderos", afirma Sanz. Por un lado, la Administración juega un importante papel a la hora de asegurar y acelerar el pago de indemnizaciones a los ganaderos tras los ataques. Por otro parte, es necesario que los ganaderos protejan a sus animales para disuadir a los lobos. Otras medidas, como controlar los ejemplares donde sean muy abundantes o donde se produzcan más ataques, pueden contribuir a lograr la convivencia.
Un deseo que Félix Rodríguez de la Fuente resumió de esta manera: "Que el lobo viva donde pueda y donde deba vivir para que en las noches españolas no dejen de escucharse los hermosos aullidos del lobo".

Para terminar les ofrecemos el magnífico documental Las montañas del lobo (junto con algunas notas de producción), de Joaquín Gutiérrez Acha, otro naturalista nacido de la admiración sentida por el gran Félix Rodríguez de la Fuente, en el que se nos muestran las vicisitudes de un lobo periférico, aquel que es expulsado de una manada tras haberse enfrentado al líder de la misma, para que entendamos mejor la naturaleza furtiva de ese gran superpredador que aún puebla algunas de nuestras montañas, nuestro querido Canis lupus signatus, el lobo ibérico.


(...) Tras numerosos viajes en busca de las localizaciones, se decide encuadrar el documental en las montañas nubladas del Norte de España. Asturias y Galicia no solamente tienen lobos, sino que también tienen los paisajes con las dimensiones suficientes para que este trabajo sea inolvidable. Montañas nevadas, bosques de nieblas y misteriosos páramos, conforman el entorno del lobo. Las pequeñas aldeas y las playas inaccesibles del Cantábrico, también reciben la visita de estos grandes carnívoros. Equipados con cámaras cinematográficas de Súper 16 mm., lentes de alta calidad, potentes teleobjetivos y armados de una paciencia infinita, el equipo de Bitis Documentales dirigidos por Joaquín Gutiérrez Acha comienza el rodaje. Durante 18 meses se filma intentando en lo posible ajustarse al guión.

El equipo se encontraba con un reto importante. Había que hacer una película diferente y debería contarse algo nuevo sobre nuestros lobos. Las tensiones que se producen en el interior de una manada saturada, obligan a algunos individuos de bajo rango a tener que abandonarla para siempre. Desde ese momento se forjan pactos entre los individuos errantes y estos son sin duda el corazón de una gran historia. Las peripecias de un lobo viejo y otro joven en su afán por conseguir comida y localizar un nuevo territorio, les lleva a situaciones límites que son recogidas fielmente por el equipo de filmación. Más de 18.000 metros disparados de celuloide han sido necesarios para completar este excelente trabajo.

Las cámaras han registrado cada momento crucial, cada gesto, cada mueca, cada mirada, y la filmación de alta velocidad se ha encargado de descomponer el movimiento para dejarnos ver lo que el ojo humano no es capaz de apreciar: carreras, ataques, saltos, peleas, etc. Las montañas del lobo lleva un ritmo trepidante de principio a fin. En los lugares donde el lobo vive, todos los animales están en jaque: ciervos, jabalís, pequeños roedores, todos temen la presencia del superpredador.

Según Joaquín Gutiérrez Acha, el lobo ha sido objeto de muchos documentales aquí en España, pero nadie había abordado la vida de los lobos desde dentro de su propia familia. Siempre se había tratado de reflejar las cualidades del lobo como gran cazador o en su relación con el hombre, pero no desde el punto de vista que nosotros hemos dado a conocer. El argumento es casi de película, pero refleja una historia natural de verdad.