lunes, 26 de noviembre de 2012

Periodista (13) 'La guerra que usted no ve', de John Pilger


'The war you don't see' un esclarecedor documental del año 2010 del australiano John Pilgercineasta y periodista australiano galardonado con los premios BAFTA y Emmy, en el que apunta el papel de los medios de comunicación -un mundo que conoce bien desde dentro- como herramientas de propaganda al servicio de intereses económicos, políticos y corporativos. Pilger muestra con sus entrevistas lúcidas y punzantes el rol de los medios en la manipulación de la información en beneficio de los intereses imperialistas y de las grandes empresas transnacionales. Estremecedor. 

Evolución (6) Cerro Batallones, una mirada al pasado de Madrid

Cuando los dientes de sable y los osos-perro cazaban en Madrid 

Una investigación describe cómo convivían los depredadores en el centro de la península hace 9 millones de años

ABC Ciencia - J. DE J. / Madrid 07/11/2012

Hace 9 millones de años, lo que ahora es la provincia de Madrid era un terreno de caza para distintos grandes carnívoros que se repartían el hábitat y las presas, todavía sin la presencia del ser humano. Estos mamíferos eran felinos dientes de sable y osos-perro que, aunque rivales, recorrían las mismas zonas boscosas y pastizales con idéntico objetivo: la depredación. Este vistazo al pasado ha sido posible gracias a una investigación dirigida por paleontólogos de la Universidad de Michigan y el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, que han analizado el esmalte de los dientes de algunas de estas especies en el yacimiento de Cerro de los Batallones.

Los investigadores encontraron restos de dos especies de gato -una del tamaño de un leopardo llamado Promegantereon ogygia y otra mucho más grande, como un león, el Machairodus aphanistus- que vivían juntos en una zona boscosa durante el Mioceno tardío. Probablemente, les gustaba cazar las mismas presas, como caballos y jabalíes. En este hábitat, los dientes de sable más pequeños podrían haber utilizado la cobertura arbórea para evitar encontrarse con los de mayor tamaño. Mientras tanto, el oso-perro iba detrás de los antílopes en una zona más abierta superpuesta al territorio de los gatos, pero algo alejada.


«Estos tres animales habitaban la misma área geográfica al mismo tiempo. Lo que hacían para coexistir era evitarse el uno al otro y repartir los recursos». explica Soledad Domingo, investigadora en el Museo de Paleontología de la Universidad de Michigan y autora principal del artículo sobre los hallazgos publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B.

Los grandes carnívoros como estos son raros en el registro fósil, sobre todo porque los animales herbívoros más abajo en la cadena alimentaria han sido más numerosos que los consumidores de carne a lo largo de la historia. El Cerro de los Batallones, donde Domingo ha estado excavando durante los últimos ocho años, es especial. De sus nueve sitios, dos son antiguos fosos con una gran cantidad de huesos de mamíferos carnívoros. Muy ágiles, dicen los investigadores, estos depredadores probablemente saltaban en las trampas naturales en busca de una presa atrapada. «Estos sitios ofrecen una ventana única para entender la vida en el pasado», afirma Domingo.

Para llegar a sus conclusiones, los investigadores llevaron a cabo un análisis de los isótopos estables de carbono en los dientes de los animales. Usando el taladro de un dentista con una broca de diamante, tomaron muestras de dientes de 69 especímenes, incluyendo 27 tigres dientes de sable y osos-perro. El resto eran herbívoros. Los científicos aislaron el carbono del esmalte de los dientes y utilizaron un espectrómetro de masas para su análisis.

Grabado en los dientes

El carbono 12 y 13 están presentes en el dióxido de carbono que las plantas absorben durante la fotosíntesis. Plantas diferentes hacen uso de los isótopos de diferentes maneras, y así se conservan distintas cantidades de ellos en sus fibras. Cuando un herbívoro come una planta, la planta deja una firma isotópica en los huesos y dientes del animal. La firma viaja a través de la cadena alimentaria y también se puede encontrar en los carnívoros.

Debido a que los investigadores pueden decir lo que los herbívoros comían, pueden imaginarse cómo era el paisaje: una zona boscosa con parches de pastizales. Los gatos no mostraron diferencias significativas en sus proporciones estables de isótopos de carbono. Eso significa que probablemente se alimentaban de las mismas presas y vivían en el mismo hábitat, pero los depósitos varían según el tamaño de las presas.

«Los tres grandes mamíferos depredadores capturaban presas en diferentes partes del hábitat, como lo hacen los grandes depredadores que coexisten en la actualidad. Así que, aunque ninguna de las especies de este ecosistema de hace 9 millones de años está viva hoy en día (sí algunos de sus descendientes), se han encontrado evidencias de interacciones ecológicas similares a los ecosistemas modernos», dice Catherine Badgley, bióloga evolutiva y coautora del estudio.

Crónicas - Batallones, en busca del pasado

viernes, 23 de noviembre de 2012

Periodismo y Periodistas (13) J.A. Guardiola en Kosovo: Crónica de Mitrovica

Publicamos otro estupendo reportaje de En Portada con la huella inconfundible de José Antonio Guardiola, uno de los grandes periodistas que aún sobreviven en RTVE. Esperemos que el enorme peso específico de la trayectoria y profesionalidad de Guardiola y su equipo les mantenga en La2 para que sigan manteniendo la función de la televisión pública en nuestro país, informar del mundo que nos rodea y nos toca vivir. 

En Portada - Crónica de Mitrovica

José Antonio Guardiola 26.01.2012



Hacía unos dos lustros que no pisaba los Balcanes después de un par de años en los que creí vivir allí. Por eso, para mí, éste ha sido un viaje de reencuentros. Resulta frustrante contemplar cómo los serbios se dedican a arrojar toneladas de arena en los puentes de Kosovo con la vana intención de sentirse más lejanos de aquellos que viven a apenas unos metros, en la otra orilla. Reencuentros con ciudades, con carreteras, con paisajes y sobre todo con personas. Y reencuentro también con el absurdo balcánico. Con esa forma de abordar la vida sospechando del vecino, con esa estrategia de atomización que arranca con el bloque que se independiza del barrio, el barrio de la ciudad, la ciudad de la comarca y la comarca del país.


Un homenaje a quienes ayudan a los periodistas a contar historias

Este reportaje tiene también mucho de homenaje a aquéllos que ayudan a los periodistas a contar las historias. Los intérpretes con agenda –en argot los fixer- son la base del buen trabajo de un enviado especial. Mantengo que una de las claves para firmar un buen reportaje de internacional es ir guiado por un gran fixer. En ocasiones su trabajo se minusvalora, en otras directamente se desprecia… Así de injusto es a veces el periodismo.

Zoran y Flaka, de fixers a protagonistas

Zoran Vujic fue mi guía belgradense durante muchos viajes. Tenía buena agenda y muy buenos contactos entre la oposición a Milósevic; sabía utilizar el teléfono y disponía de olfato periodístico… Y olfato periodístico televisivo, que es aún más complicado.



Flaka Surroi era a finales de los 90 una de las contadísimas albanesas de Kosovo que conocía las barbaridades que cometían en las aldeas los paramilitares y las fuerzas especiales de Milósevic. Trabajaba entonces para Unicef y eso le obligaba a atender a personas en todos los rincones de Kosovo. Fue la primera persona que yo conocí que entendió Internet como una herramienta para luchar contra los déspotas. Hoy es viceministro de Exteriores de Serbia y, por encima de todo eso, un gran amigo.



En unos tiempos de ceguera informativa y control de movimientos, su contacto resultó vital para conocer lo que en realidad estaba pasando. Con ella recorrí decenas de comarcas. Mi agradecimiento no es sólo profesional, también personal. Sin ella y sus gestiones creo que aún seguiríamos intentando desatascar nuestro todo terreno del sempiterno barro kosovar. Hoy preside el principal grupo de comunicación de Kosovo y es, por encima de todo eso, una gran amiga.



En la Crónica de Mitrovica, Zoran y Flaka toman papel protagonista para explicar unas circunstancias históricas sin las cuales es imposible entender qué ocurre ahora. Y finalmente, el reportaje es un ejercicio de reflexión sobre lo absurdo… Sobre una pequeña aldea de galos que intenta evitar lo inexorable, aun sabiendo que no dispone de pócima secreta alguna.



Sexo (4) "Vienes de una cadena de millones de coitos"

André Comte-Sponville, filósofo 


Tengo 60 años. Nací y vivo en París. Soy filósofo. Tengo tres hijos (30, 28 y 26 años) y vivo en pareja. Soy socialdemócrata. Soy ateo. La pasión dura un año, pero la pareja puede durar indefinidamente. Las mujeres inventaron el 
amor. No hay amor feliz ni felicidad sin amor


"Vienes de una cadena de millones de coitos"


La Contra / Victor-M Amela 21/11/2012



Ni sexo ni muerte


Leer a Comte-Sponville es muy placentero, pues la claridad de su pensamiento siempre te hace sentir inteligente. Le lees y te parece entender los arcanos de la filosofía y de la vida. Todo lo que explica resulta diáfano. Es un filósofo cristalino y luminoso que ha reflexionado sobre la felicidad, el capitalismo, la moral, el placer de vivir, el sexo, la muerte... Brillante y agudo, cada una de sus frases rebosa un pensamiento sabio: es el caso también de su último libro, Ni el sexo ni la muerte (Paidós), donde desvela que el secreto de la pareja feliz estriba en saber mezclar eros y philia, es decir, acertar a mezclar la intimidad de los cuerpos con la intimidad de las almas.

Qué fue primero, el sexo o el amor?

Para la especie, el sexo. Para el individuo, el amor.


¿Cómo es eso?

Un acto sexual te trajo aquí, pero lo primero que descubriste aquí fue el amor de tu madre.



Y, más tarde, el sexo.
Una pulsión corporal que, sublimada en sentimiento, deviene amor.

¿El amor es hijo del sexo?
La pulsión es general e indeterminada, la sientes por muchas chicas, y lo que hace el amor es singularizarla en una sola chica.

Pero la pulsión no se extingue.
El amor eleva al amado a un pedestal..., pero el sexo con él será igual a como sería con otro. ¡Y esta tensión es muy deleitable!

Qué complicaditos somos.
Claro: conversas de filosofía con tu pareja en el desayuno, y le sueltas obscenidades por la noche... ¡y no le disgusta!

¿El buen sexo debe ser obsceno?
Sin tabú no hay transgresión, y sin transgresión no hay erotismo. Somos animales eróticos porque somos animales morales.

Repítamelo.
Por ser animales morales tenemos pudores, y por tener pudores somos animales eróticos: si todos fornicásemos públicamente sin pudores..., ¿dónde estaría el erotismo?

O sea, que el morbo es hijo del tabú.
Hasta las tribus que viven desnudas se esconden para fornicar: ¡sienten que es mejor preservar este acto de la banalidad!

Entre pudor y erotismo, aquí estamos.
Eres hijo de una cadena de millones de coitos: de uno de tus padres, y de los dos de tus abuelos, y de los cuatro de tus bisabuelos, y de los ocho coitos de tus ocho tatarabuelos.

Que fueron encontrándose por azar...
Sí. ¡Cuántos azares han posibilitado tu existencia! Vienes del sexo. Y de la muerte.

¿Por qué también de la muerte?
Las bacterias se reproducen sin sexo: son todas iguales a sí mismas, ¡no hay muerte!

¿Sin sexo no hay individuo, pues?
El azar propone..., y la muerte y el sexo disponen. Entre tantos azares, ¡es casi imposible que hayas existido! Eres tan, tan improbable que, ya que existes, ¡aprovéchalo!

Y así todos los hombres y mujeres.
Y las mujeres inventaron el amor. A una humanidad sólo masculina le hubiese bastado el sexo, la guerra y el fútbol. Para ellas no era suficiente: amaron a sus hijos. Y enseñaron a amar a sus parejas y a sus hijos. Una mujer nos ha enseñado a todos a amar.

¿Es una mujer más amorosa que yo?
La mayoría de los varones abraza el amor para obtener sexo, la mayoría de las mujeres abraza el sexo para obtener amor.

¿Cuánto dura el amor?
La pasión erótica -eros- dura un año..., ¡pero la pareja puede durar indefinidamente!

¿Sin pasión erótica?
Con philia, que es un modo de amor.

Explíqueme esto.
El amor nace del deseo, que nace de la falta del otro. Si tienes a ese otro, ya no hay falta, y sin falta ya no hay deseo, y sin deseo...

Se murió el amor.
Lo resume la tristísima frase de Schopenhauer: "La vida oscila entre el sufrimiento y el tedio". O sea, entre el deseo de lo que falta y la falta de deseo.

Pues menudo desastre, ¿no?
No, pues Schopenhauer puede superarse con Spinoza: puedes expandir el amor-eros al amor-philia, amor a lo que no falta, deseo de lo que tienes. ¡Son las parejas felices!

¿Desean al que ya tienen al lado?
Pasan de la pasión a la alegría constante de estar con el otro. Y la pareja deviene una aventura erótica más gratificante que la aventura pasajera. Y el sexo calienta más: conoces cada vez mejor el cuerpo del otro y dominas cada vez más el tuyo.

¿Queda alguna revolución sexual?
De la satanización del sexo pasamos a su banalización. Pero estamos superándola: ¡disfrutar del cuerpo del otro no es banal!

Más bien es milagro.
Nos desvela nuestra bestia interior. Por eso el buen sexo es guarro y animal. Por eso lo hacemos en la intimidad.

Total, que la pareja no es tumba del sexo ni muerte del amor.
Llevo veinticuatro años con mi pareja, y si se ausenta diez días, la añoro. Pareja feliz es que está mejor junta que solos o con otros.

Pues el 50% de las parejas se separa.
Es el precio por tres buenas noticias: nos emparejamos enamorados, el divorcio es legal y vivimos muchos años.

¿La felicidad requiere amor?
No hay amor feliz ni felicidad sin amor.

¿Comentario de texto, por favor?
No hay amor feliz (un amor como deseo de lo que falta), ni felicidad sin amor (un amor como deseo de lo que no falta). ¡La pareja feliz vence a Schopenhauer! Vive en la alegría del amor-acción, que es constructor.

¿Hay amor sin sexo?
Sí. Daría mi vida por mis hijos. Es el amor más fuerte, no el más feliz.

¿Y daría la vida por su pareja?
... Es el amor más feliz, no el más fuerte.

¿Puedo vivir sin amar?
Sin amar a nada ni a nadie, ¿para qué vivir?

lunes, 19 de noviembre de 2012

Planeta Tierra (10) 'Human Planet', de la BBC

Hoy publicamos en nuestro blog una magnífica serie documental de la BBC (narrada por John Hurt) sobre los disitintos pueblos humanos que han colonizado los más diversos y extremos ecosistemas de nuestro planeta. Son ocho capítulos en los que podremos contemplar la relación entre los seres humanos y el entorno natural en el que habitan, cómo animales y humanos han tenido que adaptarse los unos a los otros para poder sobrevivir. Una serie imprescindible. 


Siguiendo los pasos de los grandes documentales de historia natural, "Planeta Humano" es una celebración épica e íntima sobre la desafiante relación entre los seres humanos y la naturaleza. Somos los últimos animales, la especie más exitosa. Los únicos capaces de adaptarse a todas las condiciones ambientales: desde el gélido Ártico, hasta las húmedas selvas, de la isla más pequeña y remota a los desiertos más áridos, hemos encontrado la manera de sobrevivir en todas las situaciones. Ocho impactantes episodios. Ocho sorprendentes historias que nunca antes habían sido rodadas. Ocho entornos únicos para la supervivencia: océanos, desiertos, árticos, selvas, montañas, praderas, ríos y nuestro hábitat natural, las ciudades.


1. Océanos (Oceans - Into the blue)



A pesar de que la evolución del hombre no está dirigida a la vida en el mar, la humanidad, contra todo pronóstico, se las ha ingeniado para poder aprovecharse de la riqueza que el mar le ofrece. Hay gente que entiende los océanos de una forma que ni la ciencia moderna puede comprender. Sin embargo, este conocimiento tiene su origen en el aislamiento extremo y capacidad de las comunidades para existir, incluso en los lugares más pequeños del planeta y en las abundantes recompensas que pueden encontrarse bajo las olas o más allá del horizonte.

En la isla de Lembata, en Indonesia, los pescadores de Lamalera continúan cazando cachalotes de ballena desde sus barcos, armados con un arpón que lanzan al dorso de las ballenas. Es una técnica muy peligrosa, propia de una escena de Moby Dick, pero una sola ballena alimentará a la población entera.

Como una mancha en el Océano Pacífico, Anuta tiene menos de un kilómetro de ancho y está a más de 100 kilómetros de su vecino más cercano. El pescado y el ñame componen la dieta de la gente, pero una vez o dos al año, cuando la dirección de los vientos alisios cambia, navegan por mares traicioneros en busca de la isla rocosa de Fatukaka, donde cientos de aves marinas serán capturadas. Se utilizan estabilizadores sagrados para las canoas en este viaje y las aves se capturan con pértigas largas tradicionales y lazo. Aislados en este inmenso océano, el peligro por la vida y la integridad física es muy real.




2. Desiertos (Deserts - Life in the furnace)


Parece obvio pero la disponibilidad de agua marca la vida en el desierto. Para los Kababish, son vitales las grandes áreas de desierto al norte de Sudán, cuyas tierras ofrecen, en la temporada de lluvias, un paraíso con abundante vegetación para el pastoreo. Este es el legendario gizzu. Puede ser un viaje de ida y vuelta de 1.500 kilómetros de distancia que incluye el cruce de una vasta extensión de desierto de arena. Una estancia allí durante tres meses con sus camellos les garantiza riqueza, mejora de su estado físico y posibilidades de enlaces matrimoniales para los jóvenes.

La depresión de Danakil es un desierto brutal de piedra al norte de Etiopía, con colinas rocosas desnudas, salinas y volcanes. Es el lugar más caliente sobre la Tierra y hogar del pueblo Afar, quienes han utilizado uno de los más severos fenómenos naturales para la obtención de agua: sobre el vapor de los respiraderos volcánicos, los Afar construyen iglús rocosos. El vapor se condensa en su interior y se acumula en estanques que las mujeres Afar vacían. El camino diario que recorren es de 40 kilómetros.



3. Ártico (Arctic - Life in the deep freeze)



El planeta puede estar calentándose, pero en el frío Círculo Polar Ártico las personas han aprendido a utilizar la naturaleza en su propio beneficio para mantenerse vivos. Los inuit de Groenlandia tienen una metodología única para cazar focas: un individuo se disfraza con la piel de una foca y lleva a cabo lo que sólo se puede considerar un baile, ya que imitan los sonidos y los movimientos de las focas. De este modo las apresan sigilosamente. Su muerte les proporciona alimento y ropa, pero el hielo en el que se caza es siempre traicionero.

El Nenet mueve sus rebaños de renos gigantes en una migración circular casi perpetua a través de la tundra siberiana. Es una rutina agotadora, y en mayo esta tarea adquiere una dimensión aún más peligrosa y tensa. Esto sucede cuando el Nenet se encuentra con la orilla sur del delta del río Yuribei y utiliza pedazos del deshielo para eludir el río. Los Nenets no saben cuánto tiempo más podrán desarrollar esta actividad por culpa del calentamiento global.




4. Selvas (Jungles - People of the trees)


Las selvas tropicales del planeta están llenas de vida. Son entornos de abundancia, donde una comunidad necesita más que la búsqueda de recursos para mantenerse unida. Los Matis de Brasil hace mucho tiempo que adaptaron sus técnicas de caza para apresar a los animales a ras del suelo y a los de las alturas. Sus cerbatanas, con 3,5 m de longitud y decoradas con conchas de tortuga y dientes de carpincho, sólo se pueden utilizar apuntando hacia arriba a los monos y las aves. Numerosos rituales y el enfoque ceremonial son las claves del éxito en la caza.

Una vez cada tres años, en un bosque sagrado en la frontera entre Ghana y Togo, miles de seguidores se reúnen para la celebración del día Kokuzahn. En un trance, una bailarina vudú es capaz de tocarse la lengua con un machete caliente, sacar fuego de la garganta o caminar al revés a lo largo de la rama de un árbol. Considerados milagros, estas hazañas sobrehumanas desafian la credibilidad y demuestran el extraordinario poder de su deidad.



5. Montañas (Mountains - Life in thin air)


Muchas personas tienen una conexión espiritual con las montañas, ya sean escaladores en Europa, pastores de yak en el Tíbet o descendientes de los Incas en las tierras altas de Perú. Estos lugares, escarpados y situados a gran altitud, dificultan las condiciones de vida y obligan a sus habitantes a luchar por la supervivencia. En Perú, dos veces al año, la gente participa en la Ch'iaraje, una batalla ritual con sus raíces en las tradiciones Incas. El derramamiento de sangre, en cantidad suficiente como para apaciguar a la montaña, se considera un hecho necesario y propiciatorio para lograr una buena cosecha. Tradicionalmente, el conflicto también mantenía a cada pueblo preparado para defender su tierra.

En el pueblo de los Andes Q'eros, sus pobladores rara vez abandonan sus aislados valles. No obstante, una vez al año 30.000 peregrinos hacen el viaje hasta un glaciar sagrado a 4.500 m de altitud para participar en el Riti Q'oyullr, el festival de estrellas de nieve. En parte culto a la montaña y en parte festival popular cristiano, el evento es controlado por Ukukus (hombres disfrazados de osos), que tallan enormes bloques de hielo del glaciar usados por los peregrinos para bendecir sus tierras, con el fin de garantizar buenas cosechas en el futuro.




6. Praderas (Grasslands - Roots of power)


Los Nyangatom del sur de Etiopía han luchado y han ganado un pastizal por sí mismos. Aún así, los componentes de esta tribu, sus rebaños de ganado vacuno y sus cabras siguen siendo totalmente dependientes de los pozos gigantes. En la estación más seca, un gran grupo de gente excava en el lecho seco del río Kibish. Estos pozos, excavados a mano, llegan a medir 30 m de ancho y 30 m de profundidad; son propensos a colapsarse, lo que provoca la muerte de decenas de personas cada año.

A menudo, los hombres jóvenes suelen ser separados de sus familias durante meses, debido a las migraciones estacionales de ganado de los Fulani en el oeste de África. Las migraciones pasan por Sahel de Malí y Mauritania, y culminan a finales de noviembre cuando los hombres Fulani nadan con sus rebaños a través del poderoso río Níger.




7. Ríos (Rivers - Friend and Foe)


La mayor parte de la población mundial vive junto a los ríos. Para estos pueblos, las aguas traen tiempos de abundancia y también de tensión. Estas comunidades están obligadas a saber adaptarse a los vaivenes de su entorno.

En Yunnan, China, la gente depende tanto de su río que ahora se les conoce como los "escultores de montaña". Según se necesita más terreno para la agricultura, el chamán local comprueba el estado de la luna y luego el pueblo entero se pone manos a la obra a excavar la ladera de la montaña y alterar el curso del río local. Se trata de una visión inspiradora del poder humano.

Para muchos, las aguas tienen un significado sagrado. Cada año, en las profundidades de la estación seca, las orillas del Lago Antogo se llenan de miles de hombres Dogon. Todos ellos ese día están dispuestos a obtener una recompensa en uno de los últimos lagos que quedan en la región. Equipados sólo con cestas tradicionales y sus manos, se lanzan al lago sagrado y lo vacían de peces una vez al año, ya que el resto de días su dieta está compuesta por mijo.




8. Ciudades (Cities - Surviving the urban jungle)


El último episodio de Planeta Humano se desarrolla en el ambiente que ha creado el hombre para el hombre. Las ciudades son nuestro mayor éxito y ahora más de la mitad de la población mundial vive en la jungla urbana.

Están construidas para mantener fuera la naturaleza salvaje, pero la naturaleza no puede ser desplazada. Desde chinches chupando nuestra sangre por la noche, a las ratas en los restaurantes, las bandas de monos que roban comida y alces en celo en el centro de EE.UU., muchos animales se han adaptado a vivir en un mundo de ladrillos y acero.

No todos los animales urbanos se consideran plagas. En la antigua ciudad de Fez en Marruecos, las curtiembres de cuero dependen de los excrementos de palomas silvestres. En las afueras de Jaipur nos encontramos con una mujer que amamanta a Bisnoi un cervatillo huérfano. Nos unimos a los apicultores en las azoteas de Manhattan. Cada vez más gente se ha percatado de que la naturaleza es clave para seguir sumando éxitos como humanidad. Dado que el consumo aumenta en nuestras ciudades, también lo hace la necesidad de proteger el mundo natural con sus recursos finitos. En Masdar, Abu Dhabi, el arquitecto británico Norman Foster está ayudando a crear una ciudad de carbono neutral. El planeta humano está comenzando a darse cuenta de que la ciudad es el lugar donde más necesitamos la naturaleza.


jueves, 15 de noviembre de 2012

Gorriones (5) Hermano gorrión, por Agnes Obel

Agnes Obel - Brother Sparrow

Voices in the street, footsteps on the concrete / Guess I hear just every sound, On the ground / From my window view, I know a color blue / I can bite so very hard, the day apart
 

Picture fresh as water clear / Days have passed without you here / Street lights dancing on the dark across the park / Waiting for a word from you, waiting for a sign or two / Footsteps on the city ground, you know the sound 

Brother Sparrow, oh oh oh oh, come tomorrow, to my window, Brother Sparrow, oh oh oh oh, come tomorrow, oh oh oh oh, to my window, oh oh oh oh.






lunes, 12 de noviembre de 2012

Olvido (7) El naufragio de la memoria

"El naufragio de la memoria" 

Se calcula que en España hay 800.000 personas que padecen alzhéimer. Crónicas nos asoma a un hospital donde se aplican arte y cultura como terapia Potenciar las emociones activa el cerebro para rescatar recuerdos perdidos 


Crónicas estrena temporada el jueves 27 de septiembre con un trabajo sobre el alzhéimer, una enfermedad que afecta a unas 800.000 personas en España. En la Unidad de Demencias del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia están convencidos de que comprender al paciente, ante la enfermedad y el sufrimiento que provoca, es esencial para lograr que el tratamiento sea más eficaz. Allí, cada día, intentan ponerse no sólo en la piel del enfermo, sino también en la del familiar. Aplican la medicina de los valores. Durante una semana las cámaras de Crónicas han sido testigos de cómo se desarrolla el trabajo en esta Unidad que aplica un novedoso tratamiento en el que las emociones juegan un papel fundamental. El proyecto se llama “Arte y Cultura como Terapia contra el Alzheimer” y a finales de octubre se hablará de él en el MOMA de Nueva York. 

La identidad que se desvanece 

Cuando le pregunté a Ángeles si se acordaba de sus partos o de sus niños recién nacidos me dijo que no, que lo había olvidado. En ese instante fue consciente de que se le había borrado de la memoria. Me arrepentí de habérselo preguntado. El enfermo atraviesa fases en las que tiene ausencias pero todavía está ahí. El alzhéimer borra la identidad, desaparece del cerebro lo que se ha aprendido, lo que se ha vivido, esa montaña de recuerdos que constituye la propia vida. Los neurólogos aseguran que, incluso cuando aparecen los primeros síntomas, ven en los pacientes rasgos característicos de los recién nacidos, como el instinto de agarrarse. Al final de la enfermedad solo quedan algunas reacciones muy primitivas: no saben hablar pero si se les da una muestra de cariño su piel se eriza. Es otra forma de comunicarse. 

Un viaje hacia la nada 

La familia del que lo padece inicia con ellos un doloroso viaje hacia la nada. Se convierten en cuidadores. Se ven arrastrados a interpretar otro papel en la vida de su familiar: las parejas y las hijas e hijos pasan a ser padres o madres. El cuidador siente angustia pero no le queda otro remedio que aprender, como el enfermo, a aceptar el alzhéimer. De momento no tiene cura. Por eso se hace más necesario abordarlo con serenidad y templanza. Nos lo ha contado Luis Grávalos que fue Capitán de la Marina Mercante. Ahora cuida de su mujer Mónica Riesco, una de las pacientes de esta Unidad. 

Las emociones, al rescate de los recuerdos 


En la Unidad de Demencias del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia desarrollan un novedoso tratamiento para el alzhéimer que consigue retrasar la evolución de la enfermedad. Aún está en fase de experimentación pero se sabe que trabajando las emociones se mantiene activo parte del cerebro que se creía perdido. Porque incluso en un cerebro enfermo puede haber nuevas conexiones entre neuronas. Así que, además de los fármacos, aplican un método denominado “Arte y Cultura como Terapia contra el Alzheimer”. Su coordinadora es Halldóra Arnardóttir, Doctora en Historia del Arte nacida en Islandia que vive en Murcia. 

Ponen en marcha Talleres como el de “Emociones en silencio” para el que cuentan con la colaboración del prestigioso videoartista neoyorkino Bill Viola que ha cedido su obra “Six heads”. Con ella, replican con las caras de los pacientes seis estados de ánimo. De la alegría a la ira, de la ira a la sorpresa, de la sorpresa a la tristeza….Los alumnos de la Escuela de Arte Dramático colaboran también interactuando con los pacientes. 

Luchando contra el aislamiento 

“El alzhéimer debe ser pensado por todos”: es una frase del director del Cendeac, Javier Fuentes Feo, el Centro de Documentación y Estudios Avanzados y Contemporáneos de Murcia. No se trata de aislar al paciente, sino de todo lo contrario. Que el enfermo se relacione es muy importante para mantener activo el cerebro y por eso desde la Unidad de Demencias de la Arrixaca se desarrollan programas con museos, centros sociales y culturales. También participa la Universidad de Murcia, que recoge datos y los analiza. Porque el proyecto pretende extenderse a nivel internacional. Los alumnos de la Facultad de Bellas Artes han participado en talleres como el de “Narrando memorias” que se basan en la imagen: pinturas y fotografías que atraen recuerdos pasados. 

Retrasar la evolución del alzhéimer 

La donación de cerebros es muy importante. Se trata de continuar buscando una solución para el alzhéimer. Murcia participa con su Banco de Cerebros en muchas de las investigaciones abiertas, como la de los biomarcadores, con la que se intenta detectar al principio la enfermedad, cuando no da síntomas. Con los talleres se intenta retrasar la evolución de la enfermedad y mantener durante más tiempo la calidad de vida del paciente. Se trata de acompañar al enfermo y a su cuidador hasta el final, incluso después del final con apoyo psicológico. La asistencia en residencias es necesaria al final porque llega un momento en el que el cuidador no puede. Es el caso de María José, afectada por un alzhéimer denominado familiar muy ligado a la herencia genética.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Placer (3) El placer según Nicolas Guerin


La antesala del placer femenino





Retratos de mujeres desnudas masturbándose o practicando sexo con su pareja. En eso consiste la serie 'Elogio de la sombra', que el fotógrafo francés Nicolas Guérin ha expuesto estos días por primera vez en el 50 rue de Sévigné, como parte del programación off del Mois de la Photo 2012, bienal parisina que celebra este año su decimoséptima edición y llenará la capital francesa de exposiciones con imágenes igual de impactantes que estas.


Un espacio expositivo inusual –habitualmente es un showroom de moda– para un trabajo absolutamente personal y que rompe moldes en todos los sentidos, empezando por el trasfondo emocional del mismo. "Esta serie es el resultado de una carencia", comenta el propio artista a ELMUNDO.es. "La mujer que amo se fue a vivir al otro lado del mundo la primavera pasada y su ausencia se me hacía insoportable. En vez de buscarme otra pareja, decidí proponer a distintas mujeres que vinieran de noche a disfrutar del sexo a mi estudio de Montreuil (afueras de París), solas o acompañadas, mientras yo las fotografiaba. Era mi manera de no olvidar a mi amada ausente, de acercarme a ella".

La extraña terapia debía servir, al mismo tiempo, para realizar un trabajo sobre la gestualidad del placer y la violencia de los cuerpos en los momentos previos al orgasmo. "Aunque el proyecto parecía irrealizable por ser demasiado libre, demasiado atrevido, enseguida encontré quien se prestó a ello", prosigue Guérin. "Hay tanta gente esperando que les propongas algo fuera de norma que les saque de sus casillas".

Durante meses, este fotógrafo especializado en los editoriales de moda y el retrato de estrellas del séptimo arte realizó con la mayor discreción el que es quizá su trabajo más personal y que se puede conseguir ahora también impreso, puesto que la muy 'fashionista' revista 'Khube' le ha consagrado un extenso número monográfico en el que 'Elogio de la sombra' ocupa todo el segundo capítulo, esto es, un tercio del magazine.


Imágenes borrosas o distorsionadas

A medida que desfilaban las modelos por su estudio, el artista fue perfeccionando el ritual de actuación, dejando que la luz roja de la calle fuera la principal iluminación de la sala en semi-penumbra, poniendo música suave para arropar los gemidos y los silencios, trabajando descalzo para que el ruido de sus pisadas moviéndose alrededor no perturbase esos momentos de necesaria intimidad. Ni Steven Soderbergh lo hubiera hecho mejor cuando filmó en 1989 la original 'Sexo mentiras y cintas de vídeo'.

El resultado de todo ello puede verse en el álbum que ilustra ese artículo. Lejos de caer en la tentación del hiperrealismo, el autor ha preferido trabajar con un tiempo de exposición alto para que las imágenes queden ligeramente borrosas o distorsionadas, reflejando de esta forma la convulsión del cuerpo, "los espasmos de esos momentos finales antes del disfrute en que todo tiembla y la pérdida de control es total".

"Cuando las personas se dejan poseer por esa mezcla de emociones que afecta a las ondas sísmicas, la carne casi parece distorsionarse", indica Guérin. "En esos 2 o 3 minutos previos al placer es donde todo sucede y por fin puede sentirse la violencia del amor".



"He querido fotografiar 'la violencia del amor'"



"El gesto del placer no está lejos del gesto del dolor"



"El cuerpo tiene una sombra, el alma tiene la suya, y se la conoce mal"



El deseo está representado por imágenes en claroscuro y color sepia.



"Hizo falta crear el ritual justo, encontrar la distancia, la duración y las palabras que hicieran posible el abandono"

domingo, 4 de noviembre de 2012

Asesinato (4) "Leo, sumo, resto, multiplico, divido y mato"

“La semana pasada estuve con un chico de 16 años de mi barrio. Estábamos sentados en la calle y él andaba como ansioso. Se movía, se tocaba mucho la pierna”.
—¿Qué le pasa a usted? —le dije.
— Que tengo ganas de matar —me contestó.
“Él mantenía el fierro [pistola] al pulmón, ahí cerquita. Entonces se levantó, se fue, oí pa-pa-pa. Volvió, se sentó y me dijo: ‘Ya me calmé’. Había matado a un pelao que no tenía nada que ver. Al primero que se encontró”.

Un estupendo reportaje del corresponsal de El País en Colombia Pablo de Llano nos introduce en el mundo de los sicarios de Medellín, jóvenes de vida breve y gatillo fácil, pistoleros del siglo XXI para los que asesinar es un acto sin importancia en una existencia vacía. Los chicos empiezan a manejar armas poco después de los 10 años de edad. Cuando entran en la adolescencia, mucho ya son pistoleros consumados y han cometido varios homicidios. Normalmente, las mafias proveen de pistolas, revólveres y rifles a los muchachos que usan para proteger su negocio en su inmensa mayoría procedentes de barrios pobres. Las opciones de progreso escolar o laboral son nimias, y muchos, al enrolarse en el crimen, no pueden salir de sus vecindarios, barrios enteros tomados por las mafias y separados por límites urbanos que allí se conocen como "fronteras invisibles". A pesar de los esfuerzos policiales y del ejército en la década de los 2000 la media de homicidios en Medellín ha sido de unos 2.000 muertos al año. Una cifra terrible pero más leve que a principios de los noventa, cuando caían hasta 4.000 en un año. Estremecedor.


"Seguiré hasta el fin. Mato o caigo"

Viaje por el mundo de los sicarios de Medellín, jóvenes de vida breve y gatillo fácil
Para los pistoleros del siglo XXI asesinar es un acto sin importancia en una existencia vacía


Aunque sabía que el muchacho llevaba encima un revólver, y que en el barrio tenía fama de duro, el padre Juan Carlos Velásquez no sintió miedo cuando se bajó del coche al llegar a su casa parroquial y lo vio venir hacia él en medio de la noche.
— Qué hay, brother — le dijo el chico.


“Pensé que venía a pedirme dinero para drogarse o para alicorarse”, recuerda Velásquez, un cura católico de 38 años con barba y melena negra rizada y brillante que lleva ocho años dedicado a intentar comprender y ayudar a los jóvenes sicarios de los barrios pobres de Medellín.


“Cuando se acercó, le dije de una manera muy seca: ‘Hombre, qué necesitás’. En vez de contestarme fuerte, se reblandeció y me dijo que era su cumpleaños, y que nadie lo había felicitado”.
El cura pensó que el chico lo quería enredar de alguna manera. “Y yo más duro me puse, porque estos muchachos son muy tramadores. Le dije otra vez: ‘Qué necesitás”.
—Padre, necesito un abrazo —le respondió el chico.
“Y yo solté el escudo que tenía y lo abracé. Él lloró unas lágrimas, me dio las gracias y se fue”. “Esa noche”, recuerda, “no pude dormir pensando en ello”.

Aquella madrugada de diciembre de 2009, el cura captó algo que no había comprendido en seis años de relación con los jóvenes de los combos —las pandillas que sirven de comandos de barrio para los capos de la ciudad—. “Allí mismo descodifiqué el conflicto”, afirma Velásquez en el comedor de su modesta casa parroquial, en la Comuna 5 de Medellín. “Yo creía que era un problema económico, pero la solución no es solo de dinero. Tiene que ver con la falta de afectos y con distintas formas de rechazo social. Ellos son seres humanos que merecen oportunidades, y las instituciones, llámense Iglesia, Gobierno o escuela, lo único que hacemos es vetarlos. A los chicos los echan de la casa, los echan de los colegios, y entonces su único refugio es la esquina, el combo, que les da un lugar para ser personas... Entre comillas”.

Una tarde de octubre, en un café de Medellín, un sicario retirado se dispone a contar sus años como asesino a sueldo mientras merienda un pastel de hojaldre y un refresco. Habla en voz baja y de vez en cuando echa una ojeada a su alrededor como si no se sintiera seguro. El joven ha pasado ya de los 20 años de edad, algo que no logran muchos de ellos. Esnifó su primera raya de cocaína a los 10 años. Con 12 cogió por primera vez un arma de fuego. Con 14 ya era miembro de una banda criminal. “Nos juntamos los de mi barrio, los típicos pelaos que en preescolar íbamos cogidos de la mano para la escuela, y montamos un combo de 80 personas”, explica. “Cuando uno cumple una edad y no estudia ni hace nada, las cuchas [las madres] le ven a uno el símbolo del peso en la cara, y le piden que aporte para la casa. Le dicen que es un mantenido, y eso cala. Yo estuve en ese punto: sin trabajo, con la familia presionando, que llegaba a casa y a mí no me ponían ni un plato de arroz, y me miraban mal si abría la nevera. Y aparece un tipo y le pone delante de usted un millón, dos, tres millones de pesos”.

Por lo que cuenta, de los 14 a los 16 años fue un asesino muy solicitado, aunque los detalles que ofrece son inverosímiles. No parece que exagere para presumir, o que esté contando mentiras, sino más bien que su niñez y su primera juventud fueron tan salvajes y lo arrasaron de tal manera que difícilmente puede recordar los datos exactos de aquel caos sin medida. “Cada semana hacía unas ocho vueltas [encargos diversos; no siempre asesinatos], y con eso me ganaba como 10 millones de pesos (4.200 euros). Viajaba en avión, tenía un apartamento, a todas las niñas que quería, mi moto, revólveres, un rifle, la coca… Mire que entre cuatro consumíamos 70 gramos diarios”.

— ¿Quiere decir siete gramos?
— No señor, 70.
— ¿Y cómo no se murieron?
— Uno sí murió de sobredosis, otro se quedó ciego, y a otro un día se le cayó algo blanco de la nariz. Pensó que era una roca de coca, pero era el tabique.

En España, un gramo de coca cuesta 60 euros en la calle. En las barriadas de Medellín cuesta 2 euros, y, sin embargo, por allí no se ven drogadictos decrépitos como, por ejemplo, los de los poblados del extrarradio de Madrid. El testimonio de este sicario retirado indica que esto no se debe a una mayor contención en el consumo, sino a la mera pobreza. Según explica, los jóvenes de ahora no encuentran de dónde sacar dinero, ya no para drogarse, sino para comer o vestirse. Incluso asesinar por encargo, que antes podía ser bastante lucrativo, se ha convertido en un oficio ruinoso. El antiguo asesino a sueldo, que mantiene contacto diario con ejecutores en activo, pone un par de ejemplos: “El otro día, un pelao me dijo que mató a alguien y le dieron 20.000 pesos [8,4 euros] por esa cabeza, y me consta que otros matan hasta por 5.000 [2,5 euros] y que luego usan la plata para comprarle unas arepas a su mamá”.

En Medellín, la oferta de asesinos excede la demanda de víctimas. Tanto, que los chicos más jóvenes llegan a matar gratis para intentar hacerse un hueco en el saturado mercado del crimen. El padre Velásquez asegura que ahora es tan difícil prosperar como sicario que muchos le juran que lo dejarían si pudiesen encontrar otro modo de sobrevivir. “Hay infinidad de jóvenes que quieren salirse de esto”, comenta. “No hace falta ni siquiera que lo veamos desde el punto de vista humano, sino desde el mero punto de vista comercial: hay una sobrecarga de combos y de sicarios”. En la cafetería, el asesino retirado que viajaba en avión dice lo mismo: “Uno sabe que ahora hay más pelaos que nunca metidos en las vueltas”.

En Medellín hay más de 5.000 sicarios distribuidos en unas 300 bandas por toda la ciudad. Y, sin embargo, el número de asesinatos no llega ni a la mitad que a principios de los noventa, en la época del capo Pablo Escobar, cuando había más de 4.000 muertos anuales. En 2011 hubo 1.648, casi 400 menos que en 2010. Aunque el índice de homicidios sigue siendo uno de los más altos de las ciudades grandes de Latinoamérica, la cifra se ha estabilizado en la última década en torno a los 2.000 muertos anuales.


Lo paradójico es que mientras el crimen se reduce, parece que aumenta la disponibilidad de chicos empobrecidos y desocupados dispuestos a asesinar para ganar un poco de dinero. Igual de desconcertante es que en tiempos de menos violencia la relación que tienen ellos con la muerte se deshumanice cada vez más. “Algunos ya matan por deporte”, comenta el exsicario, que siempre que hace una afirmación general, la ilustra luego con un horror particular.


“La semana pasada estuve con un chico de 16 años de mi barrio. Estábamos sentados en la calle y él andaba como ansioso. Se movía, se tocaba mucho la pierna”.
—¿Qué le pasa a usted? —le dije.
Que tengo ganas de matar —me contestó.
“Él mantenía el fierro [pistola] al pulmón, ahí cerquita. Entonces se levantó, se fue, oí pa-pa-pa. Volvió, se sentó y me dijo: ‘Ya me calmé’. Había matado a un pelao que no tenía nada que ver. Al primero que se encontró”.

Así es la vida en las comunas. Estos barrios pobres se construyeron sobre las laderas que rodean el centro de Medellín. Cuando se entra en la comuna, la carretera se empina, la calidad de las casas empeora según se sube. En las aceras, los vecinos charlan sentados en las puertas de las casas. Acabamos de traspasar la frontera de un sitio donde no suelen entrar forasteros y donde todo el mundo se conoce. A los lados de las calles principales, el tejido urbano se convierte en un laberinto de callejuelas y casuchas de ladrillo y chapa apretujadas. En ese escenario, dos sicarios hablan de esas extrañas ganas de matar. “Me picaba el dedo”, dice uno de ellos para explicar su pulsión por apretar el gatillo. Es un sicario en activo mayor de lo habitual, cercano a la treintena, y lo acompaña un adolescente callado que a veces sonríe. El chico tiene una actitud extraña, como una mezcla de timidez y suficiencia.

Si se les pregunta por la muerte, el menor no dice nada. El mayor se queda con cara de incomprensión, y al final responde: “Pues señor, eso es algo de lo que no se vuelve, y ya”.


El padre Velásquez sostiene que los chicos de las comunas entienden la vida en presente simple, sin más futuro que las próximas horas. “Tienen una idea muy simple de la existencia. Experimentan la muerte al día. Viven el hoy. Lo que se gana, se gasta en el día. Es como una expresión popular que hay por acá que dice: ‘Volador hecho [cohete lanzado], volador quemado’; o como el título de una canción de Juanes, La vida es un ratico”.


Eso, sin embargo, no significa que vivan a todo trapo, rodeados de las míticas riquezas del narcotráfico, sino que su vida corre rápidamente hacia una muerte inmediata, amarrados a la miseria y sin mejor camino que delinquir. El cura, que conoce sicarios de todas las edades y de todos los puntos de la ciudad, dice que por lo general son personas frustradas, perfectamente conscientes de que han nacido para morir en “la guerra”, como le llaman ellos a lo que las autoridades colombianas y los analistas definen como “el conflicto”.

Federico Ríos, el reportero colombiano que hizo las fotografías que ilustran este reportaje, habló durante meses con los chicos de las bandas para entender su mundo y ganarse su confianza. Le parecieron “serios, apagados, como amargados, ensimismados, sin chispa”. Según Ríos, su día a día consiste en hacer lo que les mandan mientras esperan el momento de que les den un balazo. En una de sus charlas con los sicarios, Ríos le preguntó a un pandillero de 16 años qué le gustaría ser en la vida. “Camellador de busero [ayudante de un conductor de autobús]. Ese es el sueño mío”, respondió el sicario.

Pero el chico, por lo que le dijo a Ríos, tiene claro que no llegará a eso, que su futuro es terminar su vida cumpliendo con sus obligaciones: “Hasta el fin”, dice, “hasta que me maten. O mato, o caigo”. Y lo resume con una idea vacía: “Como dice el dicho, el que muere queda así”.
Para los jóvenes sicarios de Medellín, matar o morir no tiene ningún significado, es un hecho sin más, algo que se hace o se padece por necesidad, una función técnica y un destino obligado. “Es la pérdida del concepto de lo humano”, reflexiona Carlos Ángel Arboleda, de 61 años, sacerdote y profesor de doctrina social de la Iglesia de la Universidad Pontificia de Medellín. Él recuerda que en los primeros tiempos del narco, en la década de los ochenta, los asesinos a sueldo eran adultos de raíz campesina y con un pensamiento católico tradicional —básico pero sólido— que les hacía sentir de otra forma lo que hacían. “El primer sicario tenía una religiosidad popular muy fuerte”, explica. “Era consciente de que matar era pecado, pero le valía para conseguir dinero para la casa y para sacar a la mamá de la pobreza”.


El padre Velásquez entiende que esa correa de transmisión de valores tradicionales se ha ido cortando por la descomposición de las familias humildes, causada en parte por la rápida incorporación de las mujeres al mercado laboral. Según Diego Herrera, miembro del Instituto Popular de Capacitación, una ONG local, en la ciudad se ha producido desde los años noventa una transformación industrial que ha convertido las fábricas tradicionales, de textiles y de alimentos, en nichos laborales de segunda clase para ciudadanos pobres y sin formación: en un 80% de los casos son mujeres, muchas de ellas madres solteras o adolescentes con hijos recién nacidos.


La Personería de Medellín, una oficina pública de defensa de los derechos civiles, alertó en un informe de 2011 de que las mujeres de las barriadas ganan entre uno y cinco euros a la jornada. El paro ronda el 12% en toda la ciudad, pero en algunos barrios pobres llega al 40%, y la mitad de los ciudadanos que aparecen en las estadísticas como trabajadores tiene un contrato informal, sin prestaciones sociales ni derecho a una pensión.

Mientras tanto, la economía formal prospera. Medellín es la ciudad colombiana mejor valorada internacionalmente como destino de negocios, según explica Max Yuri Gil, sociólogo de la Universidad de Antioquia, y tiene éxito como lugar de servicios, desde los turísticos hasta otros más singulares, como la cirugía estética. También es la ciudad colombiana en la que mayor cantidad de riqueza se concentra en un menor número de ciudadanos. Según datos de la Personería, en 2009 la ciudad tenía 2.400.000 habitantes, de los que 900.000 eran pobres, y unos 250.000, indigentes.

Un informe de 2011 de la Veeduría de Medellín, una organización civil, preguntaba por la causa de esta desigualdad social, y a continuación invitaba a la lectura de algunas frases de un manual de inversión publicado en 2006 por el propio Ayuntamiento de Medellín: “El salario mínimo en Colombia es uno de los más bajos de los países latinoamericanos (…). Colombia tiene uno de los regímenes laborales más flexibles de América Latina (…). Con una jornada laboral diurna extendida desde las 6 a. m. hasta las 10 p. m., el empleador puede contratar dos turnos sin necesidad de pagar horas extra (…). Modalidad de contratación de aprendices sin vinculación laboral con la empresa: el empleador no tiene obligación de pagar prestaciones sociales (…). Colombia presenta costes de despido sin justa causa considerablemente inferiores a países como México, Argentina, Guatemala y Brasil”.

Medellín evoluciona, pero no logra incorporar al desarrollo a la mayoría de sus ciudadanos. “Aquí la economía sube y la gente pasa cada vez más hambre”, dice el padre Velásquez.


En ese contexto, las mujeres han dejado de ser amas de casa y educadoras primarias, y sus hijos se han quedado solos, entre un hogar vacío y un ambiente callejero que los atrapa desde la infancia. “Los niños son educados por los combos”, afirma el profesor Arboleda. Es la misma idea que transmite Velásquez, que la función maternal de crianza ha sido suplantada por una socialización criminal. “Para los muchachos, pertenecer al grupo no es un trabajo, es una opción de vida”, dice el cura. “Encuentran el afecto y una identidad. Para ellos, el combo es un lugar en el mundo”.


En los años ochenta, durante el reinado de Pablo Escobar, por el contrario, el crimen era para los sicarios un puesto de trabajo, y su lugar en el mundo era la familia, la madre sobre todo. La religión era el esquema simbólico que amueblaba sus cabezas, un conjunto de creencias en el que la vida y la muerte adquirían un sentido trascendente. Entre el apego a la familia y la fe en el más allá, los soldados de la era de Escobar formaban parte de un mundo pobre pero estable, y esperaban de la vida algo más que un tiro en la sien. “Por entonces no tenían conciencia de vida corta”, dice el padre Velásquez. “Apenas empezaba el fenómeno del sicariato. Ellos entraban en eso con la idea de salirse luego con la plata suficiente para hacerse una casa, o comprarse una licencia de taxi, o montar cualquier otro negocio”.

Antes de que Medellín, la ciudad más católica de Colombia, se convirtiese en una ciudad latina moderna, los asesinos creían en Dios, y hasta pedían disculpas al cielo por lo que hacían en la tierra. “La confesión se consideraba un paliativo”, dice Velásquez. “El sacramento era una catarsis”.

En un municipio de las afueras había un templo que todos los martes se llenaba de gente, la iglesia de Sabaneta, donde se rendía culto a la Virgen María Auxiliadora, La Virgen de los sicarios, como la definió el escritor colombiano Fernando Vallejo en el título de su famosa novela sobre los asesinos de Medellín. Vista ahora, la obra parece un parteaguas de la cultura del sicariato: antes, la Virgen y la mamá, y después, nada.

El libro se publicó en 1993, cuando se iniciaba la transformación social y económica de la ciudad, el mismo año en que Escobar, a quien en las comunas aún llaman Don Pablo, murió en un tejado de Medellín tiroteado por la policía. Vallejo, que atendió a este diario por teléfono, recuerda que en aquel tiempo ya estaba “bajando la devoción”. Unos años después, el escritor volvió a pasar por la iglesia de Sabaneta y la encontró en decadencia.

Por entonces estaban naciendo los sicarios de hoy día, que por lo general ya no van a misa, ni se confiesan. Según el padre Velásquez, su vacío simbólico y sentimental se ahonda a medida que pasan la adolescencia y se afianzan en las estructuras criminales, que es cuando pierden cualquier resto de emoción infantil por pertenecer al mundo del crimen y asumen que solo les queda morir, que, en realidad, solo se merecen morir. “Uno los invita a ir a la misa y ellos mismos no se creen merecedores de la misericordia de Dios”, cuenta el cura. “Es una cosa triste. Te dicen: ‘Padre, yo ya no tengo salvación, yo estoy muy mal, a mí ya ni siquiera Dios me perdona”.

Cuando mueren, las familias de los muchachos de los combos prefieren enterrarlos rápido. Es más económico. Retiran su cadáver cuanto antes de la calle y lo llevan a un crematorio. Evitan así que la policía analice la escena del crimen y que los forenses escruten el cuerpo. Aquel sicario que celebró su cumpleaños en la calle, solo, esperando a medianoche al padre Velásquez para pedirle afecto, tampoco llegó a entrar nunca en su iglesia. Un año más tarde murió tiroteado. El sacerdote recuerda que nadie le hizo un funeral.

La voz de los sicarios