lunes, 29 de octubre de 2012

Agua (2) "Estamos bebiendo los orines de nuestros antepasados"

Para nuestra segunda entrada sobre eso que llaman el líquido elemento recurrimos a una entrevista en La Contra (del diario barcelonés La Vanguardia) a Gustav Olsson, experto en gestión del agua sueco que nos habla de algunas curiosidades sobre los usos y gestión de los recursos hídricos del mundo en el que vivimos. 


"Estamos bebiendo los orines de nuestros antepasados" 


Tengo 71 años. Nací en Örebro y vivo en Göteborg (Suecia). Soy ingeniero de control, especialista en agua. Estoy casado y tenemos tres más tres hijos, y doce nietos. Soy un verde liberal y social. Creo en Dios, soy protestante practicante. Toco el órgano en la iglesia.


¿Energía o Comida? ¿Energía o comida? Gustaf Olsson es uno de los mayores expertos mundiales en usos y gestión del agua. Es un miembro muy destacado de la Asociación Internacional del Agua (el más importante foro mundial sobre el agua), y ha publicado el estudio Water and energy, que es ahora motivo de controversia, porque pone sobre el tapete algunas de las contradicciones actuales acerca del empleo humano del agua (¿invertirla en producir energía o alimentos?), como las que apunta aquí. Gustaf Olsson ha sido invitado a debatir sobre el asunto por el grupo Lecquia (de la Universitat de Girona), uno de los más briosos equipos de investigación actualmente activos en Catalunya en cuestiones medioambientales.

Desde cuándo hay agua?
Hay agua en los cometas, en Marte, en las lunas de Saturno... Y en la Tierra, desde el principio. Pudo llegar aquí en cometas...

¿Cuánta agua hay en la Tierra?
Hay 1.400 millones de km cúbicos.

¿Cuánta salada y cuánta dulce?
El 97% está en mares y océanos. El 3% restante es agua dulce. De esta, el 69% está congelada en casquetes polares y glaciares, y otro 30% está bajo tierra. ¡Sólo el 1% de agua dulce está disponible en superficie!

¿Y va cambiando de estado y rotando?
Sí. Bebes agua que ya bebió Julio César.

Y que luego sudó y orinó.
Claro. No la contaminemos demasiado: ¡depurarla exigirá cada día más energía!

¿Qué país maltrata más su agua?
China tiene 600 ciudades con el agua echada a perder.

¿Qué uso mayoritario damos al agua dulce del planeta?
El 70% se destina a la agricultura; un 15%, a la industria, y el otro 15%, a uso doméstico.

¿El problema es la agricultura?
El problema es el mal reciclaje del agua. En India no depuran el agua..., y cada vez tienen que hacer pozos más hondos para hallar agua potable. Y agotan acuíferos. ¡Cada año tienen que descender diez metros más!

Hasta que se termine el agua.
Mientras, cada vez es más costoso bombear esa agua, y eso exige más energía.

¿Y de dónde proviene esa energía?
Del petróleo, mayoritariamente, con lo que se contamina más.

¿Qué país saca mejor partido del agua?
Noruega: ¡el 100% de su energía eléctrica la obtiene del agua! Mi país, Suecia, un 40% del agua, un 40% de nucleares y sólo un 20% del petróleo.

¿A más agua, más riqueza?
Si sabes aprovecharla correctamente. ¡El agua es el petróleo del futuro! Petróleo transparente. Lo dicen los asesores del Departamento de Energía de Estados Unidos.

¿Sí?
El agua es la medida de la eficacia energética: ¡obtener un litro de petróleo cuesta... 40 litros de agua!

Vaya.
Y cada vez costará más: extraer un litro de las arenas petrolíferas de Canadá cuesta ¡150 litros de agua!

¿Y si usáramos más bioetanol, combustible de origen vegetal?
Obtener un litro de bioetanol cuesta... ¡mil litros de agua! ¿Es esto ecológico?

Tenemos debate, ¿eh?
El maíz necesario para llenar el depósito de un coche con bioetanol... ¡equivale a proveer de comida a una persona todo un año!

Pero rinde más beneficios el bioetanol.
Con una huella ecológica grande. La producción de carne es también muy onerosa en agua: ¿sabe cuánta agua cuesta tener en el plato un kilo de carne de ternera?

¿Cuánta?
¡Quince mil litros de agua!

Qué barbaridad...
¿Y una taza de café? ¡Cien litros de agua!

¿Y cuánta agua consumo yo?
Un europeo, tres mil litros al día.

¿Tanto?
Enciendes la luz, pones la tele, conectas el aire acondicionado o la calefacción, pones una lavadora, cocinas, coges el tren o el coche, bebes un café, comes un bistec, tomas otro café, fumas...: tras cada uno de tus consumos... ¿qué hay? ¡Agua, agua y agua!

Entendido.
Si no somos responsables, no habrá agua para todos en todas partes. El conflicto de Oriente Medio es una guerra por el agua.

Los glaciares se funden: ¿ayudará eso?
No. A menos frío, caerá menos agua en forma de copos de nieve, y más en forma de huracanes. Y sin nieves fundiéndose en primavera, habrá menos flores y vegetación.

Y se ampliarán las zonas áridas, ¿no?
Sí, y es precisamente el caso de España.

¿Qué medidas tomaría usted aquí?
Enseñaría a poner la calefacción más baja, menos aire acondicionado, coger menos el coche... ¡Responsabilidad personal!

¿Y desalinizadoras? ¿Y presas?
Las desalinizadoras exigen demasiada energía. Y los embalses, en países cálidos, dejan evaporar demasiada agua. Y, además, empobrecen la fertilidad de las riberas y los deltas retroceden frente al embate del mar...

¿Hay alternativas, entonces?
Sí: reutilizar bien el agua. La de la ducha podría ir a las cisternas. El agua de mar, para refrigerar o calefactar. El agua que enfría nucleares, para calentar ciudades...

¿Dónde llueve menos en el planeta?
En el desierto de Atacama, en Chile.

¿Podemos provocar la lluvia?
Si hay nubes, podemos bombardearlas con yoduro de plata para que descarguen...

¿Ha probado el agua de Barcelona?
No es tan buena como la de Suecia, pero está bien. En Singapur venden embotellada agua de cloaca reciclada y potabilizada: Nueva Agua, la llaman. ¡Y está buena!

¡Ay, que acabaré bebiendo mis meados!
Seguro, pero es sólo una cuestión psicológica... ¡Ya le he dicho que estamos bebiéndonos los orines de nuestros antepasados!

¿Qué es lo que más le preocupa ahora?
Las compañías petroleras han arruinado el delta del Níger, lo que afecta a la vida de 30 millones de personas... Y ahora quieren aprovechar la retirada de hielos árticos y antárticos para extraer más y más petróleo...

sábado, 27 de octubre de 2012

Ballenas (1) "Todo empezó con aquella ballena en mi bañera"


"Son los seres más grandes del planeta y el 95% de la gente nunca ha visto una. Y cuando las ves, no las entiendes. Su aspecto escapa de entrada a nuestra comprensión. Ves trozos, una aleta, un chapuzón, y has de componer el rompecabezas gigante de su verdadera forma"
"Nadie sabe por qué saltan las ballenas. Casi todas las especies lo hacen, desde el delfín más pequeño hasta la más grande de las ballenas azules, cada una con su propio estilo: saltos de espalda, saltos en plancha, saltitos sin mucho impulso o auténticas piruetas. Puede que sea una de las formas que tienen las ballenas de librarse de los parásitos: la fuerza del salto es tanta que las ballenas se dejan trozos de piel, muestras que va muy bien recoger para hacer exámenes genéticos. No hay manera de saber cuándo saltarán, aunque cuando lo hacen, lo más probable es que lo repitan varias veces; a menudo empiezan cuando se levanta viento, como si fueran una especie de Mary Poppins cetáceas cuya mágica aparición convocase un cambio en el tiempo. Un científico razona que puede que estas gimnastas "encuentren más agradable o placentero, o menos doloroso, golpear su cuerpo contra el agua cuando ésta está agitada que cuanto está tranquila."
 Leviatán o la ballena (Philip Hoare)

Hoy inauguramos nuestra serie de entradas sobre otro concepto imprescindible de nuestro vocabulario fundamental, las ballenas. En nuestros posts sucesivos dedicados a estos gigantes del mar entraremos en el mundo de los cetáceos y sus dos géneros, los odontocetos (ballenas con dientes, como la orca, los delfines o el cachalote) y los misticetos (ballenas con barbas, como la ballena azul o la ballena jorobada) y en su contradictoria relación con el hombre, que la persiguió durante siglos y llevó a algunas especies al borde de la desaparición (hasta 1986 en que se prohibió su caza) y ahora intenta protegerla. Aunque algunos países como Japón y Noruega insisten en querer capturarlas con la más cínica de las excusas, "caza científica". Pero de la historia de la caza de la ballena nos ocuparemos en la segunda de nuestras entradas sobre estos animales. 

Y para comenzar nada mejor que una estupenda entrevista en La Contra al ensayista y periodista británico Philip Hoare quien en 2009 terminó de escribir "Leviatán o la ballena", un complejo ensayo sobre su obsesión por las ballenas, su biología, su comportamiento y su relación con los humanos, que ganó el premio Samuel Johnson de Ensayo de aquel año. Sobre este libro recogemos la crítica hecha en el blog El placer de leer que suscribimos plenamente:


"Leviatán no es una novela, es una obra de no ficción incatalogable, no es ensayo, ni ciencia, no es análisis, estudio o documento, no es poesía. Sin embargo, es todo eso y más, a lo que Hoare suma sentimientos, sensibilidad, arte, emociones y una cantidad de información sensitiva mediante datos insólitos. Comienza como si fuera las memorias de su autor, a continuación se desplaza hábilmente hacia la biografía, la crítica literaria, la historia social para finalizar siendo un compromiso por la naturaleza. Todo eso sobre las ballenas, los cetáceos, los cachalotes y todo, absolutamente todo lo que se relaciona con ellos. Para ello Hoare desgrana Moby Dick, desde la vida de Melville hasta muchos de los párrafos de su obra haciendo un profundo estudio antropológico y sociológico de los balleneros y los grandes puertos donde atracaban. Habla de Jonás y de los mitos relacionados con los grandes mamíferos marinos. Pero también pinta melancólicamente la geografía y la vida diaria de todos los marineros, capitanes, armadores y trabajadores del mundo de las ballenas."


En fin, un libro imprescindible para cualquier amante de los animales o para cualquier amante de la literatura, uno de esos libros de los que sales mejor persona. Les dejamos con esta entrevista a un tipo fascinante al que le nadan en la cabeza las ballenas, esos seres tan míticos como fundamentales en el alma del Juez Roy Bean.


"Todo empezó con aquella ballena en mi bañera"


Philip Hoare. Escritor. Tengo 52 años. Nací y vivo en la misma casa donde me crié, en Southampton (Inglaterra). Estoy licenciado en Literatura Inglesa. Soltero. Políticamente estoy muy comprometido con el medio ambiente y con la justicia social. Soy católico practicante y puedo dar la comunión.

Ima Sanchis 10/12/2010

Embrujo

Las críticas a Leviatán... premio BBC Samuel Johnson en todo el mundo son sorprendentes: "Desearías que este tremendo libro fuera todavía más largo" (Literary Review); "Si no puede subirse a un barco este fin de semana, compre este libro" (The Times); "Su embrujo pervivió en mí varios días" (The Observer). Un libro ¿en parte historia cultural, estudio científico y literatura¿ tan personal como su autor, que vive en la casa donde nació rodeado por su propio pasado, del que emergen las ballenas, sobre las que acaba de rodar un par de documentales para la BBC. Pero antes fue punk, mánager de algunos grupos, tuvo su propia discográfica y escribió aplaudidas biografías.



De niño me daba mucho miedo el mar. Mi abuelo pintó una ballena en la bañera, así que yo asociaba el agua a los monstruos marinos.

Ha vivido junto al mar.

Sí, y no aprendí a nadar hasta los 25 años, y lo hice para enfrentarme a mi miedo.

Eso es valiente.

A los 50 me tiré al mar tras una ballena.

Eso es muy valiente.

Fue el día más terrorífico de mi vida. Estaba nadando en las Azores, en aguas muy profundas, donde había monstruos marinos de verdad. Aquel encuentro fue... ... Nadé hacia un grupo de ballenas, una de ellas se separó del grupo y vino hacia mí. Me meé encima.

Valiente, y sincero.

Sentí esos chasquidos que emiten las ballenas cuando te escanean, noté la reverberación en mi propio interior. Es irónico, porque llevaba cinco años intentando describir una, y vi cómo ella me estudiaba y me describía.

¿Estaba muy muy cerca?

Podía tocarla, pero no me atreví a mover el brazo. Ladeó la cabeza para mirarme. En su ojo vi una inteligencia aguda pero insondable. Y lo único que fui capaz de pensar fue: “Perdóname”.


¿Por qué le pidió perdón?

Por lo que la raza humana les hemos hecho y por orinarme en el agua.

¿Percibió que aquel ser enorme es un semejante?

Sí, y sentí humildad ante su placidez y su calma, y percibí su inteligencia, pero no sabría decir si es como la nuestra. Las ballenas son matriarcales y se me acercó la matriarca para ver si yo era un peligro para su grupo; luego volvió a informarles.

Se me antojan gigantes muy generosos, porque nuestra especie las ha masacrado.

...Y ella no me hizo nada, cierto. En California los balleneros apodaron pez del diablo a las ballenas grises porque se defendían con fiereza. Ahora sabemos que básicamente mataban a las crías y a sus madres. Así fue hasta hace dos generaciones. Hoy esas mismas ballenas se acercan a los barcos y permiten que la gente les acaricie la cabeza.

Por algo el corazón de la ballena tiene el tamaño de un coche.

...Y usted podría nadar por sus arterias, y un elefante sostenerse en pie sobre su cola. Que del animal más grande y longevo (vive más de 300 años) sepamos tan poco dice mucho de nuestra arrogancia.

Cierto, sabemos más de la Luna.

A una milla de aquí hay un territorio totalmente desconocido que polucionamos y maltratamos, pero como no vemos los resultados, nuestra conciencia está tranquila.

¿Por qué esa necesidad masculina de vencerlas y masacrarlas?

La caza de ballenas ha sido en la historia demostración de hombría, la conquista de la naturaleza; y es irónico que estos animales sean matriarcales. Parece ser que la historia en la que se basó Moby Dick era la de una hembra que intentaba defender su cría.

Qué triste historia.

Hasta hace muy poco las representaciones de las ballenas eran erróneas porque no las veían en su medio, sino ya muertas, hinchadas de gas; de ahí esa imaginería que las presentaba como un animal grotesco, cuando en realidad son maravillosamente aerodinámicas.

Y su comunicación es asombrosa.

Sí, literalmente se comunican de un extremo al otro del mundo. Su sonido es tan fuerte que cuando los científicos lo detectaron por primera vez pensaron que estaban oyendo terremotos sísmicos marinos.

¿Le ha cambiado escribir este libro?

Ahora me siento responsable, como lo somos todos, del futuro de estos animales. De niño veía normal que el maquillaje de mi madre estuviera fabricado con su grasa; hoy, que Chanel, Givenchy y Dior usen ámbar gris de ballena para hacer sus perfumes me chirría, pero no soy un activista.

Hace documentales, libros, fotos...

Después de la Segunda Guerra Mundial los aliados permitieron a los japoneses alimentar a su población, sobre la que habían tirado bombas atómicas, con carne de ballena. Así los japoneses reconvirtieron su flota en balleneros. Siempre hay un contexto.

Sólo quedan 300 ballenas francas.

Entre otras cosas, porque españoles y británicos han empezado a cazarlas. Pero el 50% chocan con barcos o se enredan en redes de pesca; son animales muy lentos que nadan en una de las zonas portuarias (costa atlántica) más intensas del mundo.

El 99% de las ballenas azules ya han sido exterminadas.

Con la moratoria de la comisión internacional ballenera (1986), la población de la jorobada de la costa australiana está creciendo un 10% cada año. Así que la raza humana se merece una palmadita en la espalda.

Bravo, pues.

Estoy seguro de que la mayoría de las personas no soportaría ver una ballena herida, y es ahí donde yo deposito mi esperanza.

¿Qué hará con las 20.000 libras del premio Samuel Johnson por su novela?

Una fiesta y ahondar en las ballenas.

¿Y todo por aquel dibujo en la bañera?

Sí, lo llevo dentro. Los maoríes dicen ser descendientes de ballenas; y cuando las ballenas embarrancan en sus playas van a dormir con ellas, a hacerles compañía en su agonía, para que no se sientan solas.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Extinción (18) ¿Estamos ya en la sexta extinción?

"Produce una inmensa tristeza pensar que la Naturaleza habla mientras el género humano no la escucha"
Victor Hugo

Publicamos un post que encontramos en la web Energy Puzzle sobre un artículo escrito en la prestigiosa revista Nature por un conjunto de 22 científicos internacionales de todo pelaje, (biólogos, ecólogos, climatólogos, bioquímicos...) sobre el más que probable colapso ecológico a nivel planetario que puede sufrir nuestro planeta en las próximas décadas de continuar las sociedades humanas ejerciendo su presión creciente sobre los ecosistemas naturales que rigen nuestro planeta. 


Observando los cambios que se llevan sucediendo en las últimas décadas en el sistema Tierra, sin precedentes en la historia de la humanidad, la presión que el desbocado crecimiento demográfico y el enorme consumo energético (en gran medida aún dependiente de los combustibles fósiles) ejercen sobre los recursos naturales, los virulentos efectos del cambio climático antropogénico que extreman la meteorología en todo el mundo, además de la degradación y fragmentación sufridas por los ecosistemas, pueden acelerar el progresivo agotamiento en la capacidad de creación y regeneración de recursos por parte de la Naturaleza. 

Si la humanidad no cambia de inmediato su consumismo voraz (y no parece que lo vaya a hacer), si no reducimos la natalidad, la deforestación de los pulmones del planeta, la emisión de gases de efecto invernadero, la presión sobre los menguantes recursos hídricos, el consumo energético y la depredación insostenible de los recursos naturales (y no parece que vayamos a reducir nada de todo eso, sino al contrario)nuestro mundo puede llegar a una "critical transition" sin retorno, como las alcanzadas en las anteriores cinco grandes extinciones sufridas por nuestro planeta. Según la ONU estamos experimentando el mayor ritmo de extinción de especies desde que los dinosaurios desaparecieron, hace 65 millones de años, de nuestro planeta. El futuro no pude ser menos halagüeño: La mayoría de los países del mundo, entre ellos España, carecen de planes nacionales adecuados para frenar la extinción de animales y plantas. 


Tras sobrepasar ciertos umbrales críticos a partir de los cuales las calladas y vitales funciones de aprovisionamiento y regeneración con las que nuestro planeta nutre a las civilizaciones humanas pueden sufrir cambios bruscos e irreversibles, será cuando nos golpeen las insospechadas consecuencias de todo ello y cuando nos lamentaremos del daño causado al macrosistema que sostiene la vida en la Tierra. Y lo sufriremos nosotros pero sobre todo nuestros hijos, que en sus vidas adultas pueden vivir la distopía planetaria perfecta. 

El artículo de “Nature” del que todo el mundo habla (o casi)

David Ruyet 27 de junio 2012

Definitivamente, se trata de un “must“. O mejor dicho, un “must read“. Tres semanas atrás se publicó en el número 486 “Nature” un artículo titulado “Approaching a state shift in earth’s biosphere“ y, sinceramente, si la temática ambiental, energética y social son de su interés no debería perdérselo. El estudio ha sido realizado por un conjunto de 22 científicos de renombre internacional: Anthony Barnosky, Elizabeth A. Hadly, Charles Marshall, Nicholas Matzke, Eric L. Berlow, Wayne M. Getz, Rosemary Gillespie, Justin Kitzes, John Harte y Neo D. Martinez de Berkeley; Jordi Bascompte y Eloy Revilla de la Estación Biológica de Doñana del CSIC; Mikael Fortelius de la Universidad de Helsinki; James H. Brown de la Universidad de New Mexico; Alan Hastings, David P. Mindell y Geerat Vermeij de la Universidad de California; Arne Mooers de la Simon Fraser; Pablo A. Marquet de la Universidad Pontificia de Chile; Peter Roopnarine de la California Academy of Sciences; John W. Williams de la Universidad de Wisconsin y Adam B. Smith del Missouri Botanical Garden. Además, es un equipo multidisciplinar: hay botánicos, ecólogos, biofísicos, bioquímicos… incluso expertos en management. Ha sido noticia en la prensa generalista (Forbes, Wired…), y tiene como referente inmediato otro artículo de Nature (en el número 471) con algunos de los mismos autores, y titulado con un inquietante: “Has the Earth’s sixth mass extinction already arrived?”.

(...) La conclusión de este estudio (que también ha pasado por el peer-review, claro) es la certeza de un cambio “abrupto e irreversible” de la Tierra. Los ecosistemas habrían superado diferentes umbrales críticos (“critical transitions caused by threshold effects are likely“), y la mano del hombre está en esa presión sobre el planeta. No hay fecha para el cambio. De hecho, sería bastante absurdo concretar una fecha (este tipo de cambios son fenómenos progresivos), pero se considera seguro durante la segunda mitad de este siglo.

Una ‘critical transition‘ es la que de producirse no permite volver al estado previo. ¿Eso ya ha pasado? Pues al final de la última glaciación, hará unos 14.300 años (y que duró… 3.000 años). El Holoceno (que así se llama ese periodo geológico) acabó con la extinción de la mayoría de mamíferos grandes, como el mamut o el oso cavernario. El hombre que, ya llevaba un montón de años por el planeta, también habría colaborado en esa extinción, cazando mamuts o similares y arrasando zonas de cultivo. Otras ‘critical transitions‘ habrían sido las “Big Five’ mass extinctions hace 450, 359, 251, 200 y 2 millones de años (por eso Barnosky habla de si esta será la sexta) que habrían acabado con el 75% de las especies. En la conocida como K/T, hace 65 millones de años, en la que se extinguieron los dinosaurios (parece ser que tras el impacto de un meteorito). Lo que plantean Barnosky y sus investigadores es una serie de ‘global scale forcings‘. En realidad, es otra versión de los modelos IPAT de los setenta de Ehrlich y Holdren. La ecuación explica que una población “P”, que consume “A” en función de la tecnología “T”, genera un impacto “I”: I=PAT. O sea, una reedición de la clásica trampa malthusiana.



Bueno, pues ahora resulta que la presión del crecimiento demográfico (9.000 millones en 2045-2050, a razón de 77 millones de nuevas personas al año) sobre los recursos, las transformaciones de los ecosistemas y su fragmentación, el subsiguiente consumo energético lleva como contrapartida el cambio climático. Todo esto, en su conjunto, habría superado la presión de la última era glaciar: entonces el 30% del planeta era hielo; hoy el 43% son terrenos agrícolas o urbanizados. Luego estaría también la apropiación de los humanos del 20-40% de la NPP (net primary productivity) de la Tierra. Esto sería la cantidad de materia orgánica que se produce por fotosíntesis y quimiosíntesis, o sea, los nutrientes básicos. El CO2 ha aumentado un 35% desde antes de existir los combustibles fósiles. Se han acificado los océanos (el pH ha bajado un 0.05) y la polución ha alterado la cadena de nutrientes en el mar,… ¿Seguimos?

En estas mismas fechas (y en un claro efecto Rio+20), Naciones Unidas (por vía de la UNEP, o PNUMA, si quiere) también ha advertido sobre ese “colapso inminente” o menor dicho “inevitable“. Y lo ha hecho con un informe de 525 páginas donde también advierte que nuestro planeta está experimentando cambios sin precedentes al acercarse a sus “límites biofísicos“. Es el GEO-5 Report (el informe estrella del PNUMA) también llamado “Global Environmental Outlook” La primera sorpresa es que hay puntos de vista coincidentes con el articulo de Barnosky & Co.. Dice el GEO-5: ”a medida que las presiones humanas sobre el sistema Tierra se aceleran, varios de los umbrales críticos a nivel mundial, regional y local están cerca e superarse o se han superado” Añade: “Los cambios que actualmente se observan en el sistema Tierra no tienen precedentes en la historia de la humanidad“; y es totalmente deprimente cuando dice: “En los últimos cinco años no han disminuido ni la escala de los cambios ni su velocidad“. Toma castaña.

¿Y qué dice en realidad Barnosky? Que hay evidencias científicas de que la Tierra está a punto de pasar un punto sin retorno en que no podremos volver atrás. Pero no sabemos el estado nuevo del planeta. Sí que será muy diferente, y seguro que los climas serán muy distintos: eso afectará, por ejemplo, a cómo producimos los alimentos (piense en los cereales)… La cosa favorecerá a unos y perjudicará a otros. La vida seguirá ahí, y el planeta seguirá ahí. Los humanos no están en riesgo de extinción; no se trata de eso. Pero lo que es seguro es que (una vez más) eso perjudicará a los más pobres y vulnerables: ¿Políticas? Ese es un juego a corto plazo. Los políticos no piensan en nuestros hijos (a veces, ni en los suyos): piensan en las próximas elecciones. ¿Qué será clave? Primero, reducir la natalidad (basta con invertir en educación y sanidad, y no nos engañemos) y sobre todo reducir el consumo energético, reduciendo los recursos que consumimos (es decir, hay que consumir menos per cápita: reducir la huella ecológica, vaya).

Pero ahora la cosa va de economía, ya sabe. Hemos de salvar los bancos, deudas y deudores con cantidades que causan sonrojo (¿sabía que el coste de erradicar la pobreza en el mundo es de 40.000 millones de dólares al año? Eso es la tercera parte del rescate la banca española). ¿Por qué cuesta tanto entender que Economía y Medio Ambiente es lo mismo? La economía depende de la energía y de los recursos naturales de forma directa. ¿Y qué es eso sino medio ambiente? ¿No está claro? ¿Y de dónde sale eso sino del planeta? La concepción economicista clásica del mundo entiende el planeta como una serie de economías de frontera, que asumen los recursos como ilimitados. Pues no es así. Seguimos creciendo explotando territorios y recursos remotos, pero para Barnosky y su equipo de investigadores es como si le hubiésemos dado la vuelta al planeta: back where we started. Cada vez queda menos. O nada. Dice el GEO-5: “si la humanidad no cambia de inmediato sus hábitos, se puede llegar a sobrepasar umbrales críticos, a partir de lo cual las funciones vitales del planeta pueden sufrir cambios bruscos e irreversibles“. Hay que cambiar, y cambiaremos: por las buenas, o por las malas.

jueves, 11 de octubre de 2012

Lobo (8) Matar al lobo, matar el lobo

Del blog Cantabricus importamos su entrada Matar al lobo, matar el lobo sobre las recientes cacerías de lobos en el parque nacional Picos de Europa, donde muchos ganaderos de sofá dejan al ganado pastando sin protección, en tierras públicas, y luego si el lobo lo ataca no tienen más que poner el grito en el cielo y la mano cobrando la indemnización. Mientras, claman por continuar el acoso al gran pedrador ibérico donde éste se haye, se la tienen jurada desde tiempos ancestrales y quieren perseguirlo incluso dentro de lo que se supone últimos refugios legales de la vida salvaje, los parques nacionales. Y las administraciones, claro, lo siguen permitiendo. El gobierno asturiano ha propuesto matar hasta ¡¡80 lobos!! hasta finales del próximo año. La atávica guerra contra el lobo continúa. 

Les dejamos primero con una pequeña entrevista al gran Luis Miguel Domínguez en la que nos habla del lobo Marley, uno de los lobos asesinados en Picos de Europa y en cuyo honor ha creado la plataforma Lobo Marley, en defensa de nuestro querido lobo ibérico y su coexistencia con el mundo rural. 




Matar al lobo, matar el lobo

Mario Quevedo 8 Oct 2012

Esta historia empieza una tarde-noche de octubre, en la que un biólogo acepta la premisa de que, por daños al ganado, hay que matar lobos. Le cuesta, porque al fin y al cabo lleva un par de años estudiando los movimientos del bicho. Si, M12 es un macho subordinado de uno de los 5 grupos controlados por el proyecto de investigación, pionero en la Europa suroccidental, llevado a cabo en estrecha colaboración con las autoridades medioambientales.

Pero M12 se ha metido en problemas.

No es 100% seguro que él sea responsable de los recientes daños al ganado, denunciados fuera del Parque Nacional donde, según los datos del emisor GPS, pasa la mayor parte del tiempo. Para estar seguros habría que haberle visto en acción, o bien haber sido capaces de identificarle geneticamente a partir de muestras tomadas en la victima, un potro. Esto quizás ocurra, pero les lleva tiempo a los chicos del laboratorio, y ya se sabe que la Biología de la Conservación es "una disciplina de crisis". Como la cirugía a la medicina, sí, que decía Soulé.  

No es seguro, pero el emisor GPS dice que M12 estaba por allí, en mal momento. Y la guardería ha confirmado que efectivamente ha sido un lobo el que mató al potro. De acuerdo con el protocolo de acción, redactado hace años y por el que se guían administraciones y científicos, si un lobo identificado causa daños fuera del parque nacional más de una vez, ha de caer. Tomaron como ejemplo en este caso la gestión del lobo en alguno de los grandes PPNN de Norteamérica. Y un protocolo está para cumplirlo, que para eso existen los acuerdos, órganos de gobierno y comités consultivos en democracia.

Claro que ahora falta salir al monte con el rifle, a quién le toque, y encontrar a M12. Y acertarle. A él, no a otro. Esa es otra. Pero el emisor ayuda, así como los crotales. 

Otro gallo cantaría si no hubiese cierta evidencia de qué lobo fue el responsable. ¿Por? Pues porque a pesar de la formulación típica de batallitas "fue el lobo, que bajó del monte", la realidad es que cuando un lobo baja de un monte, baja ese lobo, no cualquiera. Baja  M12, no toda la estirpe lobuna de la faz de la Tierra. Y si sube, lo mismo. Y cuando un oso entra en un cortín en Degaña, o tumba un contenedor en Brasov, no lo hace "el oso", sino "un oso".

Es una simplificación cómoda a veces asumir que en las poblaciones de animales todos los individuos son iguales. Por esa regla de tres, yo soy igual que... prefiero no pensarlo. Y no me hace falta el mal trago, porque no tiene ni pies ni cabeza, y hay kilos de literatura científica al respecto (e.g., Bolnick et al 2003). Más aún en vertebrados superiores, inteligentes y con estructuras sociales complejas, como los lobos.

No, en ese caso ni el biólogo encargado del seguimiento, ni la responsable científica del proyecto, aceptarían la premisa. Sin entrar en los conflictos éticos que les supondría, saben que sin saber qué individuo "hizo el estropicio", los intentos de control son sólo cosméticos, y ya se sabe que la cosmética va por gustos. Saben además que si matas un lobo al azar, tienes muchas posibilidades de matar al que no atacó al ganado. Tienes posibilidades de matar a un lobo dominante, macho o hembra alfa, los que más cazan, que nunca haya elegido ganado como presa. Tienes por tanto posibilidades de debilitar un grupo que se dedicaba a las presas naturales, poniendo en apuros a los subordinados.

Y mientras además M12, posiblemente el que "se pasó de frenada" sigue sin ser consciente de que no, que eso no se vale. E igual la prepara otra vez.Y vuelta la burra al trigo.

Espera; ¿cómo?
¿Que el daño ocurrió dentro de un Parque Nacional?
¿Que no hay protocolo de actuación?
¿Que no saben qué lobo fue, ni de cerca, porque no hay tal proyecto ni tal colaboración?
¿Que van por tanto a matar al primero que pase?
¿Que es sólo para conseguir un puñado cutre de votos, que ni siquiera así se garantizan?

No hay premisa que valga. Espero que acaben despedidos, por corruptos e incompetentes. Ya, es que estoy hoy de historias fantásticas.Será por esto.

martes, 9 de octubre de 2012

Agua (1) El agua como recurso estratégico global


Un artículo del escritor e historiador Paul Kennedy sobre la geopolítica del agua dulce nos advierte del peligro que aguarda al mundo de aquí a 2050 procedente de la lucha por este recurso que todos damos por descontado hasta que empieza a faltar. Kennedy asevera que la lucha que llevan a cabo las naciones y pueblos por los recursos hídricos se acentuará  en las próximas décadas convirtiéndose, con mucho, en la mayor amenaza para la seguridad de las sociedades y la conservación de los ecosistemas naturales. Con él comenzamos nuestra serie de entradas sobre este recurso indispensable para prácticamente todo y cada vez más escaso, auténtica fuerza motriz de la vida natural y el desarrollo de las civilizaciones humanas que sin embargo aún nos permitimos el lujo de derrochar y contaminar con la insensatez que caracteriza a la raza autodenominada Sapiens.


Agua, agua en todas partes 

Paul Kennedy El País - 10 Sep 2012 

Rápido! ¿Qué es lo peor que podría pasarle al mundo de aquí a 2050? ¿Un enfrentamiento nuclear entre Israel e Irán? No, diría un realista implacable, porque esa sería una disputa regional, con escasas consecuencias para la mayor parte de los países, del sureste asiático a Latinoamérica.



¿Una confrontación entre China y Estados Unidos por dominar el Pacífico occidental? Peligrosa, sin duda, pero poco probable; a los dos bandos les da miedo el uso de armas nucleares, los dos perderían buques de guerra (quizá muchos) y, si se produjera la guerra, Estados Unidos seguramente frustraría las ambiciones marítimas de China, pero su esencia permanecería intacta y resentida. Así que ¿para qué molestarse?


¿El empeño de Putin en reafirmar el poder imperial de Rusia a base de apoderarse de tierras? Eso dejaría al descubierto que las exhibiciones militaristas del Kremlin con su ejército regular no son más que una fachada de cartón piedra; en serio, ¿acaso su menguada población masculina iba a estar deseosa de ponerse el uniforme y volver al lejano Cáucaso, o de absorber una Bielorrusia en pleno declive? ¿Qué son los esfuerzos de Rusia para negociar la instalación de bases navales en Estados poco fiables del Tercer Mundo más que una forma de colocar a unos rehenes en manos de la suerte? 

De modo que, ¿por qué no ignorar esas longitudes de onda y distanciarnos de las especulaciones que hacen los estrategas de sillón, los expertos obsesionados con los conflictos regionales (Oriente Próximo, el fanatismo musulmán, Israel) y otros profetas de guerras militares de uno u otro tipo? ¿Por qué no fijarnos, en su lugar, en un peligro que aguarda al mundo, procedente de un recurso amable y tranquilizador que todos damos por descontado (hasta que escasea o deja de existir)? ¿Por qué no decir que la pérdida de agua potable garantizada es, con mucho, la mayor amenaza para la seguridad de los seres humanos a largo plazo? En comparación, los peligros políticos mencionados parecen pequeños.

El agua. Terriblemente abundante en esta bendita Tierra nuestra, y eso es lo que la distingue del helado Marte y el ardiente Venus; aquí puede haber vida. Sin embargo, el agua debe ser potable, y ahí está el principal problema, porque la mayoría del agua del planeta es agua salada, inutilizable para beber y (en la mayor parte de los casos) para regar cosechas y plantas. E inutilizable para el afligido Viejo Marinero de Coleridge, a la deriva en medio del mar, que se lamentaba en el famoso poema: “Agua, agua en todas partes, y ni una gota que se pueda beber”. En realidad, sólo el 2,5% del agua de la Tierra es agua dulce, pero casi toda está atrapada en enormes acuíferos subterráneos o en los casquetes de hielo de los Polos. Parece increíble para cualquiera que no sea científico del clima, pero el agua de nuestros lagos y ríos no representa más que el 0,01% de las reservas de agua del planeta.

El agua dulce y corriente —es decir agua que fluye en un río en el que se acumulan las últimas lluvias, la nieve derretida y el deshielo primaveral de gigantescos glaciares de montaña— es vital para nuestra existencia, para el medio ambiente, las culturas, incluso las naciones-estado. ¿Cómo sería Egipto sin el Nilo? ¿O Londres sin el Támesis? ¿Y no son algunas de nuestras principales civilizaciones, en esencia, “civilizaciones fluviales”? ¿Se pueden imaginar Viena sin el Danubio? ¿Pero qué Gobiernos piensan alguna vez en sus ríos, en lugar de sus sistemas de seguridad social o sus gastos de defensa? El próximo mes voy a asistir a una conferencia organizada por el Ministerio de Agua y Transportes de Corea del Sur, un organismo con visión de futuro, en la que participarán expertos destacados en hidráulica, gestión de los ríos, estuarios y otras partes fundamentales del rompecabezas. Ahora bien, ¿quién verá el rompecabezas entero? ¿Cuáles son las amenazas contra este bendito regalo del agua a nuestra Tierra? Son tres, que suelen estar relacionadas entre sí, pero son fáciles de identificar por separado.

La primera es la política internacional, es decir, las disputas entre los Estados y los pueblos por el control de las corrientes de agua dulce. Las naciones de las partes altas de los ríos desvían el agua para proyectos de regadío con el fin de impulsar la agricultura, como está haciendo Turquía con su famosa Presa Ataturk. Pero los países que están río abajo, como Siria e Irak, sufren por la reducción del volumen de agua que les llega y se indignan; de ahí puede surgir un conflicto. También pueden aparecer antagonismos cuando una sociedad de río arriba descarga elementos desagradables o peligrosos en el río y contamina las aguas que llegan más abajo. Holanda, que contiene la parte baja del gran río Rin, ha padecido muchos ejemplos de este tipo de contaminación transnacional. 

La segunda es totalmente distinta: se debe al tremendo aumento de la demanda mundial de agua dulce. En 1825, había alrededor de 1.000 millones de seres humanos en nuestro planeta, que en su mayoría sacaban y utilizaban el agua con métodos preindustriales. Hoy, nos aproximamos a un total de 7.000 millones de personas en el mundo, con necesidades diarias cada vez mayores y con industrias (cemento, acero, chips de silicio, hoteles) que consumen inmensas cantidades de agua dulce. El crecimiento de la economía mundial desde 1800 y el afortunado incremento del nivel de vida de tanta gente han ido acompañados de un aumento incontrolado y desproporcionado del consumo de agua. Cada uno de nosotros gasta muchísimos litros más que nuestros abuelos. Aunque no existiera ninguna amenaza de las que que se sugerían más arriba contra la seguridad de nuestras reservas de agua, la demanda total está ejerciendo más presión sobre las reservas normales.

Pero —y esta es la tercera amenaza— ¿y si además resulta que las reservas originales están agotándose? ¿Y si no podemos seguir contando con un caudal previsible en esos ríos que tanto significan para nuestra vida cultural y social pero, sobre todo, para nuestra vida física? Según muchos informes científicos, los mayores problemas actuales se producen en Asia, donde la población aumenta de forma increíble y la estación de las cosechas es cada vez más breve, porque las temperaturas son más elevadas y las precipitaciones, más escasas. Numerosas comunidades a los pies del Himalaya dicen que hay mucho menos deshielo. Ya no hay suaves pendientes nevadas que se derritan en abril; la temporada de los deshielos se acaba en febrero. Y no hay que olvidar que los glaciares de todo el mundo están derritiéndose de forma constante e insidiosa, en particular los gigantescos glaciares de Tíbet que alimentan tantos grandes ríos de India, China, Myanmar y Vietnam. Estamos hablando del futuro de 3.000 millones de personas. Y de unas sociedades que reaccionarán con furia a la pérdida del agua, y unos Gobiernos que quizá no respondan con prudencia sino de forma insensata, luchando por las reservas de agua en vez de negociar para encontrar una manera científica de compartir un recurso cada vez más escaso.

Regresemos, pues, a mi propuesta inicial. Los problemas que obsesionan a los analistas estratégicos contemporáneos, a los expertos de sillón en asuntos internacionales —cuestiones como Siria, las disputas entre China y Japón por unas islas, Israel e Irán—, por muy importantes que se crea que son, palidecen al lado de la crisis mundial del agua. Desde el río Colorado hasta el Brahmaputra, el caudal de los ríos disminuye. Díganme si hay algo que sea más importante que eso.

Paul Kennedy ocupa la cátedra Dilworth de Historia y es director de Estudios sobre Seguridad internacional en la Universidad de Yale; es autor y compilador de 19 libros, incluido Auge y caída de las grandes potencias.

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Felicidad (4) De la felicidad vivida y la recordada




Daniel Kahneman: El enigma de la experiencia frente a la memoria 


Utilizando ejemplos que van desde unas vacaciones a colonoscopias, el premio Nobel y fundador de la economía conductual Daniel Kahneman revela las trampas cognitivas que nos ponemos a nosotros mismos cuando pensamos en nuestra felicidad, cómo nuestro "yo que tiene experiencias" y nuestro "yo que recuerda" perciben la felicidad de manera diferente. Esta nueva revelación tiene profundas implicaciones para la economía, las políticas públicas - y nuestra propia conciencia de nosotros mismos.








lunes, 8 de octubre de 2012

Evolución (5) Charlie Darwin, de The Low Anthem



Set the sails I feel the winds a'stirring / Towards the bright horizon set the way / Cast your reckless dreams upon our Mayflower / Haven from the world and her decay / Who could heed the words of Charlie Darwin / Fighting for a system built to fail / Spooning water from the broken vessels / As far as I can see there is no land / Oh my God, the water's all around us Oh my God, it's all around 

Who could heed the words of Charlie Darwin / Lords of war just profit from decay / And trade the children's promise for the jingle / The way we trade our hard earned time for pay / Oh my God, the water's cold and shapeless Oh my God, it's all around Oh my God, life is cold and formless Oh my God, it's all around 

jueves, 4 de octubre de 2012

Animales (14) Día Mundial de los Animales / Earthlings

"Dado que todos habitamos La Tierra, todos somos considerados terrícolas. No hay sexismo, racismo ni especismo en el término terrícola y abarca a todos y cada uno de nosotros, de sangre caliente o frí­a, mamífero, vertebrado, ave, reptil, anfibio, pez o humano. Los humanos por lo tanto, no siendo la única especie sobre el planeta, comparten este mundo con millones de otras criaturas, dado que todas evolucionamos aquí­ juntas. Sin embargo, somos los humanos quienes tratamos de dominar La Tierra, a menudo tratando a otros seres como meros objetos. Esto es lo que quiere decir especismo. Por analogía con el sexismo o el racismo, el término especismo es un prejuicio o actitud favorable hacia los intereses de los miembros de la misma especie y contra los miembros de otras especies. Si un ser sufre, no existe justificación para no tener en consideración ese sufrimiento. No importa la naturaleza del ser. El principio de igualdad requiere, que el sufrimiento de uno, sea valorado de igual forma que el sufrimiento del otro."


En este 4 de octubre, Día Mundial de los Animales, en el que se celebra la vida animal en todas sus formas, publicamos en nuestro blog "Earthlings", un documental acerca de nuestra relación con el resto de seres que comparten con nosotros la Tierra, cómo nuestra especie utiliza en su beneficio a muchas especies animales. Es un documental muy duro, que nos ha costado mucho ver, pero que refleja claramente las terribles condiciones de la explotación animal en nuestras sociedades. Para ello se utilizan cámaras ocultas e imágenes del día a día de las prácticas de algunas de las más grandes industrias del mundo que se enriquecen con los animales.

El documental es narrado por el actor y activista por los derechos de los animales Joaquin Phoenix en su versión original, utiliza música de Moby y está dividido en cinco partes: mascotas, alimentación, pieles, entretenimiento y experimentación. En el 2005, Earthlings se estrenó en el Artivist Film Festival, (premio al Mejor Reportaje Documental), seguido por el Festival Internacional de Cine de Boston, (en el que ganó el Premio al Mejor Contenido), y más recientemente en el Festival de Cine de San Diego, (premio al Mejor Documental de Cine, así como el Premio Humanitario a Joaquin Phoenix por su trabajo en la película). La finalidad de este documental es denunciar la discriminación que supone la práctica del especismo a la que la mayoría de la sociedad está habituada y que permite adorar a una mascota pero comer carne y pescado prefiriendo ignorar el enorme sufrimiento inflingido a los animales -cada uno con su almita inocente y su distinta personalidad- de los que nos alimentamos, nos visten o nos sirven de entretenimiento.

Cerebro e Inteligencia (12) De las inteligencias múltiples a la educación personalizada

Redes 114: De las inteligencias múltiples a la educación personalizada

Hace más de dos décadas, Howard Gardner revolucionó la psicología con su teoría de las inteligencias múltiples. Su trabajo repercutió en la mejora del sistema educativo y le valió un reconocimiento internacional y numerosas distinciones, entre ellas, el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales de 2011. En ocasión de la entrega de este galardón, Punset y Gardner protagonizaron un coloquio en Avilés y conversaron sobre las inteligencias múltiples, las nuevas tecnologías y el surgimiento de una manera nueva y personalizada de educar a los niños.