Humm, nuestro tercer VF. Fundamentalismo, viene bien cargadito de siniestreces morales por todo el mundo, no sea que a esa gente le de por pensar. En fin, extremismos y oscurantismos de toda clase basados en costumbres tribales o religiosas, el mundo antiguo se niega, armado de biblias, torahs, coranes y otras supersticiones, a perder su poder milenario y opresor. Hemos incluido una foto un poco terrible pero es que lo que han de pasar estas pobres nenitas es así.
"Soñamos acabar con la ablación en diez años"
Las cooperantes trabajan como mediadoras con mujeres que, viviendo en nuestro país, sufren la mutilación genital femenina.
Núria Escur Barcelona La Vanguardia 29/10/2009
Mama Samateh es de Gambia, lleva 26 años en Catalunya trabajando para la Asociación de Mujeres Anti-mutilación en España (AMMA). Le practicaron una ablación a los diez años. Tiene una hija de 30. Bombo N'dir, de Senegal, es miembro del Equip de Sensibilització contra les Mutilacions Genitals Femenines (Equis), llegó aquí hace once años y contesta en catalán. Tiene siete hijos. Las dos trabajan como mediadoras con mujeres que, viviendo en nuestro país, sufren la presión de quienes quieren perpetuar estas prácticas. Ambas participaron en la Jornada contra la Mutilación Genital Femenina organizada ayer con la colaboración la Obra Social Fundació La Caixa, el Departament de Salut y el de Acció Social i Ciutadania.
¿A quiénes les cuesta más convencer de los peligros y el horror de practicar mutilaciones genitales??
Mama Samateh. Las jóvenes ya están convencidas. Las que no entran en razón son las que tienen más de 40 años.
Bombo N'dir. Yo me he dado cuenta, con el tiempo, de que a quien teníamos que sensibilizar no era a ellas. Era a sus hombres. Ellos, que no conocen el cuerpo de una mujer, lo ven con distancia. No se puede entender lo que no se sufre.
¿Cuál es la situación en sus países de origen?
M.S. En Gambia siguen mutilando. No está penalizado. Aplican el nivel 1, cortar sin infibular, sin coser. Aunque algunas tribus siguen cerrando la herida después de realizarla para "guardar la virginidad de la chica", de modo que ellas sienten mucho dolor después, tienen partos terribles y les afecta a otros órganos. Les están negando el placer sexual y les cuesta tanto orinar que tienen que aplicarles una sonda.
B.N. En Senegal existe una ley de 1999 que insta a no realizar mutilaciones. Pero se van a Gambia y lo hacen allí.
¿Ustedes sufrieron una ablación?
¿Ustedes sufrieron una ablación?
M.S. Sí, a los diez años, cuando aún no tenía capacidad para reflexionar más allá del dolor que sentí. A mi alrededor –soy mandinga– todo el mundo lo hacía. Necesité años para darme cuenta del horror que comporta.
B.N. En mi caso, soy la más pequeña de la familia y la más rebelde. Por suerte soy wolof, una etnia que no practica la ablación. Pero si te casas con un hombre de otra etnia, entonces tienes que obedecerle y mutilar a tus hijas. Según el código familiar, los hijos e hijas son propiedad del padre. A mi mejor amiga se lo hicieron a los once años, pasó de ser una niña feliz a una sombra triste?
Hasta qué punto lo practican los inmigrantes en Catalunya?
M.S. Todavía demasiado. Cuando se instauró en España un protocolo que prohibía la ablación, el truco era que se llevaban a las hijas de vacaciones, las mutilaban allí. Con el segundo protocolo, el control es más estricto. Si vemos que hay peligro avisamos a los Mossos.
B.N. El primer día que subí a la tarima con un maniquí del cuerpo femenino y sus órganos sexuales, las mujeres se tapaban los ojos. Ahora al revés: nos reclaman para que vayamos a dar conferencias y las muchachitas nos piden que sus madres salgan de la sala para poder hacernos preguntas.
Hace diez años no les escuchaban
M.S. La primera reunión fue en 1998, en Girona, con mujeres gambianas. Todas creyeron que yo estaba loca, no querían saber nada, se iban de la reunión. Me miraban con horror. Cuando llegué a casa tenía decenas de mensajes en el contestador: "Eres mal espíritu, no debes hablar de estos temas, ten cuidado con los blancos, te influyen..."
Un jurado de EE.UU. utiliza pasajes de la Biblia para condenar a un hombre a la pena de muerte
Madrid. (EUROPA PRESS). - Khristian Oliver, de 32 años, será ejecutado el próximo 5 de noviembre en el Estado de Texas después de que los miembros del jurado utilizasen durante sus deliberaciones varios pasajes de la Biblia que aparentemente apoyan la pena de muerte.
Con motivo del Día Mundial contra la Pena de Muerte, el pasado sábado, Amnistía Internacional (AI) emitió un comunicado en el que ha pedido a las autoridades de Texas que conmuten la pena impuesta a Oliver, por considerar que el hecho de que los jurados hicieran uso de la Biblia para decidir la condena "plantea serias dudas sobre su imparcialidad".
El año pasado, un tribunal federal de apelaciones estadounidense reconoció que el uso de la Biblia por parte de los miembros del jurado constituía una "influencia externa" prohibida por la Constitución estadounidense. A pesar de ello, ratificó la condena a muerte. Khristian Oliver fue condenado a muerte en 1999 por un asesinato cometido durante un robo. Según el testimonio prestado en el juicio por un cómplice, Oliver, que entonces tenía 20 años, había disparado a la víctima antes de golpearla en el cabeza con la culata de un fusil.
En una vista celebrada en junio de 1999, cuatro miembros del jurado recordaron que había varias Biblias presentes durante el juicio y que habían circulado algunos pasajes subrayados. Un miembro había leído en voz alta la Biblia ante un grupo de miembros del jurado, incluyendo el pasaje: "Y si con instrumento de hierro lo hiere, y muere, homicida es; el homicida morirá". (...) Esta misma fuente dijo que creía que "la Biblia es verdad desde la primera hasta la última página", y que, si la ley civil y la ley bíblica entran en conflicto, la última debe prevalecer. También dijo que, si le hubieran dicho que no podía consultar la Biblia, "habría abandonado la sala"
Leer resto del artículoEl año pasado, un tribunal federal de apelaciones estadounidense reconoció que el uso de la Biblia por parte de los miembros del jurado constituía una "influencia externa" prohibida por la Constitución estadounidense. A pesar de ello, ratificó la condena a muerte. Khristian Oliver fue condenado a muerte en 1999 por un asesinato cometido durante un robo. Según el testimonio prestado en el juicio por un cómplice, Oliver, que entonces tenía 20 años, había disparado a la víctima antes de golpearla en el cabeza con la culata de un fusil.
En una vista celebrada en junio de 1999, cuatro miembros del jurado recordaron que había varias Biblias presentes durante el juicio y que habían circulado algunos pasajes subrayados. Un miembro había leído en voz alta la Biblia ante un grupo de miembros del jurado, incluyendo el pasaje: "Y si con instrumento de hierro lo hiere, y muere, homicida es; el homicida morirá". (...) Esta misma fuente dijo que creía que "la Biblia es verdad desde la primera hasta la última página", y que, si la ley civil y la ley bíblica entran en conflicto, la última debe prevalecer. También dijo que, si le hubieran dicho que no podía consultar la Biblia, "habría abandonado la sala"
Una niña de doce años casada a la fuerza muere al dar a luz en Yemen
Fauziya, una niña de doce años, ha muerto de una hemorragia al dar a luz a su hijo, en el poblado de Al Zahara, en Yemen, paupérrimo país de la península Arábiga. Cuando sólo tenía once años, su padre la casó con un hombre de veinticuatro que trabajaba como campesino en Arabia Saudí. La niña estuvo tres días de parto antes de morir desangrada.
Ann Veneman, directora de Unicef, ha publicado un dramático comunicado en el que dice que "el matrimonio infantil arrebata a las niñas su infancia, les priva de la educación, les roba su inocencia". "Cuanto más joven es la niña al quedar embarazada, mayor es el riesgo para su salud y la de su hijo", ya que madre y criatura tienen cinco veces más posibilidades de morir en el parto cuando la mujer tiene menos de 15 años que cuando tiene veinte.
Fauziya Abdalah Yusef es uno de tantos casos de niñas precozmente casadas y madres en la sociedad yemení, pobre y tribal. El propio Ministerio de Asuntos Exteriores de Yemen afirma que un 25% de las mujeres contrae matrimonio antes de los quince. En febrero, el Parlamento aprobó una ley que fija los 17 años como edad mínima del matrimonio, pero fue impugnada por ulemas que la consideran antiislámica y no ha sido ratificada por el presidente.
Como no se ha codificado todavía la charia (ley coránica), persisten las discrepancias de criterios entre los propios ulemas o juristas en cuestiones como el matrimonio de menores de edad. El enlace musulmán se compone de dos fases, la ceremonia de la firma del contrato y la consumación sexual, que puede aplazarse mucho tiempo, lo que fomenta toda suerte de interpretaciones y prácticas.
Entre los fragmentos del Corán que ensalzan el matrimonio –los que se casan y forman familia ya tienen medio paraíso ganado, dice el libro sagrado–, no hay ninguna mención, ni a favor ni en contra, a la edad mínima de los esposos, ni a la diferencia de edad entre ellos. "Sin embargo –dice Isabel Romero, portavoz de la Junta Islámica en España–, en los hadices (dichos del profeta) sí se dice que todo enlace debe contar con el consentimiento de los contrayentes, en este caso de la menor. Un matrimonio forzado es antiislámico".
El matrimonio precoz en Yemen es fruto de las arcaicas costumbres tribales y de la extrema pobreza, por la que los padres venden a menudo sus hijas. Desde hace años, activistas partidarios de reformas, hombres de religión y diarios denuncian estos hábitos, que se extienden a países como Arabia Saudí o Afganistán. Pero no se ha logrado acabar con esta práctica tan arraigada, ni que los gobernantes resuelvan los conflictos de los ulemas. El calvario de las pequeñas esposas yemeníes es un escándalo. Pero ¿cómo evitar los matrimonios infantiles, defender los derechos de las mujeres y en particular de las niñas, sin remediar sus causas?
Ann Veneman, directora de Unicef, ha publicado un dramático comunicado en el que dice que "el matrimonio infantil arrebata a las niñas su infancia, les priva de la educación, les roba su inocencia". "Cuanto más joven es la niña al quedar embarazada, mayor es el riesgo para su salud y la de su hijo", ya que madre y criatura tienen cinco veces más posibilidades de morir en el parto cuando la mujer tiene menos de 15 años que cuando tiene veinte.
Fauziya Abdalah Yusef es uno de tantos casos de niñas precozmente casadas y madres en la sociedad yemení, pobre y tribal. El propio Ministerio de Asuntos Exteriores de Yemen afirma que un 25% de las mujeres contrae matrimonio antes de los quince. En febrero, el Parlamento aprobó una ley que fija los 17 años como edad mínima del matrimonio, pero fue impugnada por ulemas que la consideran antiislámica y no ha sido ratificada por el presidente.
Como no se ha codificado todavía la charia (ley coránica), persisten las discrepancias de criterios entre los propios ulemas o juristas en cuestiones como el matrimonio de menores de edad. El enlace musulmán se compone de dos fases, la ceremonia de la firma del contrato y la consumación sexual, que puede aplazarse mucho tiempo, lo que fomenta toda suerte de interpretaciones y prácticas.
Entre los fragmentos del Corán que ensalzan el matrimonio –los que se casan y forman familia ya tienen medio paraíso ganado, dice el libro sagrado–, no hay ninguna mención, ni a favor ni en contra, a la edad mínima de los esposos, ni a la diferencia de edad entre ellos. "Sin embargo –dice Isabel Romero, portavoz de la Junta Islámica en España–, en los hadices (dichos del profeta) sí se dice que todo enlace debe contar con el consentimiento de los contrayentes, en este caso de la menor. Un matrimonio forzado es antiislámico".
El matrimonio precoz en Yemen es fruto de las arcaicas costumbres tribales y de la extrema pobreza, por la que los padres venden a menudo sus hijas. Desde hace años, activistas partidarios de reformas, hombres de religión y diarios denuncian estos hábitos, que se extienden a países como Arabia Saudí o Afganistán. Pero no se ha logrado acabar con esta práctica tan arraigada, ni que los gobernantes resuelvan los conflictos de los ulemas. El calvario de las pequeñas esposas yemeníes es un escándalo. Pero ¿cómo evitar los matrimonios infantiles, defender los derechos de las mujeres y en particular de las niñas, sin remediar sus causas?
Cuando matar bebés es legítimo
Rabinos sionistas subvencionados por el Gobierno israelí explican que se puede dar muerte a niños gentiles si sus padres son malvados.
Juan Miguel Muñoz. El País. Jerusalén 19/11/2009
Hace un mes varios soldados israelíes celebraron su graduación y estamparon su mensaje en una pancarta: "El batallón Shimshom no evacuará Homesh". Ese batallón pertenece a la brigada Kfir del Ejército israelí, desplegada en el territorio palestino de Cisjordania. Y Homesh es una colonia al noroeste de Nablus, desmantelada en agosto de 2005 y a la que han regresado varios fanáticos con intención de reconstruirla.
El lunes, otros seis militares imitaron a sus colegas en armas en otro acto en una base al sur de Hebrón. "La Brigada Nahshon tampoco evacúa". Son jóvenes que estudian en Hesder Yeshivas, las 62 escuelas que combinan estudios militares con el aprendizaje de la Torá. En alguna de ellas, alzadas en los asentamientos, se imparten lecciones escabrosas.
El Gobierno israelí insiste en que toda incitación contra Israel debe ser atajada de raíz si los palestinos desean algún día vivir en un Estado independiente. La Autoridad Palestina se puso manos a la obra hace pocos años y ha recibido el aplauso del Gobierno de Estados Unidos por sus esfuerzos en los colegios. Hoy día, funcionarios del Ejecutivo palestino reciben con 24 horas de antelación los sermones que los imanes pronunciarán los viernes, y los templos se cierran una vez acabada la oración.
Ya no se permite que los islamistas, perseguidos con denuedo, utilicen las mezquitas a su antojo para instigar el desprecio al judío. "Los espías abundan en cada rezo. La gente no se atreve a comentar nada con desconocidos", asegura Issa, un treintañero de un pueblo lindante con Jerusalén. En Gaza, estrangulada desde hace tres años y regida por Hamás, la historia es diferente: los niños maman el odio. En las mencionadas yeshivas se difunde también, y con dinero público, un odio atávico, aunque, naturalmente, la diana es el árabe.
¿Y qué enseñan en la yeshiva de Yitzhar los rabinos Yitzhak Shapira y Yosef Elitzur? Que en determinados supuestos, y la laxitud produce vértigo, se puede matar a niños gentiles. Para estos rabinos, paladines del sionismo religioso, el árabe, el cristiano -todo gentil- es un ser inferior, a menudo peligroso, y siempre alguien digno de desconfianza.
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¿Y qué enseñan en la yeshiva de Yitzhar los rabinos Yitzhak Shapira y Yosef Elitzur? Que en determinados supuestos, y la laxitud produce vértigo, se puede matar a niños gentiles. Para estos rabinos, paladines del sionismo religioso, el árabe, el cristiano -todo gentil- es un ser inferior, a menudo peligroso, y siempre alguien digno de desconfianza.
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