«Fraga dice que hay que dejar de lado la memoria. Si yo no tuviera memoria, sería un pobre diablo. Debe ser que tiene mala conciencia. Yo no»
Lucio Urtubia
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Hoy en día, con 79 años y ya retirado del delito vive en París, abjura de gente a la que en algún momento admiró como Fidel Castro ("es el diablo"), mantiene íntegra su fe en el trabajo y el anarquismo y se niega a perder la memoria de aquellos años de furtivismo y revolución. En definitiva un tipo único cuya sorprendente historia recomforta nuestro espíritu más ácrata y libertario.
Lucio
Anarquistas ha habido y sigue habiendo bastantes en el mundo. Los que han tenido que cometer atracos o introducirse en el contrabando para la causa son numerosos. Los que han discutido estrategias con El Ché o han ayudado a Eldridge Cleaver -el líder de los Panteras Negras- son los menos. Los que unido a todo lo anterior, hayan conseguido poner contra las cuerdas al banco más poderoso del planeta mediante la falsificación masiva de traveller checks, y sin faltar un solo día a su trabajo de albañil de construcción, sólo hay uno.
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Vivió desde dentro el fenómeno del Mayo de 1968, apoyó con su participación el inicio del régimen de Castro, participó en toda clasede actividades antifranquistas... Pero sin lugar a dudas su gran golpe lo dio en la segunda mitad de la década de los setenta, acaparando así en la prensa titulares como el “bandido bueno”, o el “Zorro vasco”. Consiguió estafar al First National Bank (ahora Citibank) 20 millones de euros de la época, para invertir el dinero en causas en las que creía.
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Asombrosamente, su “carrera” le ha costado sólo unos meses de cárcel. Felipe Sandoval contó en un manuscrito sus hazañas como anarquista en el Madrid de los años 30, manuscrito que sirvió de dispositivo para crear la película documental de Carlos García-Alix, “El honor de las injurias”. Contra las injurias de las injusticias, llegó años después Lucio Urtubia, algo más que un albañil de Navarra. El anarquista irreductible, o el “zorro vasco”, como le llaman, tiene un lema: «Ladrones privados contra ladrones de Estado». Jose Mari Goenaga y Aitor Arregi deciden contar la historia de un revolucionario muy especial, una historia que nunca antes se había mostrado en el cine.
también vi el documental, y me encantó. nunca había oído hablar de este hombre, y aluciné con la vida de película que ha tenido.
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