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Un objeto absurdo entre los miles de millones de toneladas de basuras y residuos de todo tipo que son vertidos diariamente en ríos y mares directamente desde nuestros pueblos y ciudades que son arrastrados por mareas y corrientes, que van agrupándose en crecientes islas de objetos artificiales semejantes a las formaciones de algas de los que se alimentan o encuentran cobijo muchas especies marinas, y pasan a formar parte de los colosales vórtices de basura y residuos que existen en los grandes océanos de la Tierra, minicontinentes con toda clase de contaminantes que se van fragmentando cada vez más y disolviéndose lentamente el agua, emitiendo sustancias químicas venenosas, afectando cada vez a más especies que los consumen por error según se van disgregando y convirtiendo en trillones de tóxicos fragmentitos artificiales de tamaño microscópico, del tamaño del plancton que sustenta la vida en los océanos, que comprometen a toda la cadena trófica de los distintos ecosistemas marinos de los océanos de todo el planeta.
Observar los ocho minutos que dura la extracción del objeto puede resultar angustioso también para nosotros al empatizar con ese ser desdichado, pero también nos hará ser conscientes del letal impacto que provocan nuestros irresponsables actos de consumo. Como dice el propio Nathan Robinson: "Hay una solución y está en nuestras propias decisiones. Por favor, decid no a todos los productos de plástico de un solo uso. Cada pajita de plástico, cada bolsa de plástico, o cada botella de plástico que termina en los océanos podría significar la diferencia entre la vida o la muerte para un alto número de animales marinos". Amén a ello. Desde este blog agradecemos sinceramente el loable gesto de los rescatadores y deseamos pronta recuperación, suerte y larga vida a este valiente quelónido cuyo sufrimiento silente nos ha resonado tan dentro.
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