Eran las 5:56 de la mañana del 21 de julio en Florida cuando el Atlantis rompía por última vez la barrera del sonido para poco después aterrizar en la mítica base aeroespacial de Cabo Cañaveral, en Florida. Tras esta última misión de abastecimiento (la 33ª en el haber del Atlantis) a la Estación Espacial Internacional termina la era de los transbordadores espaciales, una época de llevar y traer astronautas y suministros que durado 30 años y que a pesar de algunos desastres sonados ha consolidado el poder estadounidense en el espacio. Sin embargo es cancelada por el presidente Obama por haberse convertido una tecnología obsoleta y cara de mantener. Ahora las urgencias son otras, por lo que la NASA se ve obligada a (signo de los tiempos) ser más eficiente con menos dinero por lo que tendrá que, quien lo hubiera dicho, subcontratar a los rusos.
Con este último vuelo Rusia toma el relevo de la NASA para llevar a los astronautas más allá de nuestra atmósfera. La época de los transbordadores comenzó a vislumbrar su final con la tragedia del Columbia. El decano de los transbordadores se desintegró en 2003 mientras entraba en la atmósfera de terrestre, llevándose consigo a sus siete tripulantes.Desde entonces tanto la NASA como el gobierno de Estados Unidos se han replanteado los proyectos de futuro de la agencia espacial. El aterrizaje del último transbordador supone un punto y aparte en la investigación espacial. La NASA se centrará ahora en misiones no tripuladas más allá de la órbita terrestre. El futuro de los viajes espaciales llega a un punto de inflexión. Ahora la NASA queda a expensas de alquilar plazas Soyuz para transportar astronautas a la Estación Espacial y espacios de carga en vehículos de otras agencias. La iniciativa privada tiene ahora su gran oportunidad para entrar en la nueva carrera espacial.
Todavía recuerdo en esos primeros ejemplares del Muy Interesante que ávidamente leíamos de jovencitos, los vuelos de prueba del Columbia a lomos de un 747 modificado. Incluso yo tenía una réplica en miniatura de esa simbiosis aerospacial. ¡Cómo pasa el tiempo querido Luis! Sniff!!
ResponderEliminarPues sí. Y ya hace 30 años de eso. Tempus fugit, maldita sea!!
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