martes, 26 de noviembre de 2013

Infancia (20) El triste destino de los niños indígenas

El pasado 20 de noviembre se celebraba el Día Internacional de la Infancia y bueno, aunque no pudimos publicar este post en esa fecha oficial, es evidente que eso es lo de menos cuando se trata de recordar a algunos de los niños más desvalidos y menos tenidos en cuenta por nuestras sociedades depredadoras, los niños de los pueblos indígenas, cuyos pueblos han sido acosados y arrancados del modo de vida ancestral que les ha permitido vivir durante siglos en su medio natural, de forma digna y de acuerdo a sus usos y costumbres tradicionales. Es por ello que hemos incorporado a nuestra web un reportaje de Survival International sobre ellos, los pequeños indígenas que aún sobreviven en el mundo y deberían ser el futuro de sus pueblos y que cada vez más son abocados a un destino desdichado, de drogas, desarraigo y alienación, que en demasiadas ocasiones les lleva a terminar con su vida.


Los niños indígenas abocados al suicidio y la adicción

Con motivo del Día Internacional de la Infancia, que se celebra el 20 de noviembre, una nueva fotogalería de Survival International destaca los alarmantes niveles de suicidio y el desmoronamiento social entre los niños y las niñas indígenas cuyas tierras les han sido arrebatadas. Desde la selva húmeda de la Amazonia hasta la tundra siberiana, los niños indígenas son los herederos de las lenguas, formas de vida y el conocimiento ambiental únicos de sus pueblos. Sin embargo, a lo largo de siglos estas tierras han sido taladas, minadas y quemadas y a los indígenas de estos territorios rara vez se los consulta, y con frecuencia se los expulsa. A menudo la pérdida y la destrucción de sus tierras se encuentran en la raíz del sufrimiento de los niños. La mortalidad infantil, la adicción y el suicidio juveniles (así como enfermedades crónicas y una esperanza de vida reducida), son algunas de las consecuencias de intentar asimilar forzosamente a los pueblos indígenas y sus hijos en las culturas dominantes.

Survival revela nuevas cifras impactantes que muestran que la diabetes tipo 2 afecta a niños innus del noreste de Canadá. El estilo de vida de los innus era el propio de los cazadores nómadas, pero desde que se los presionó para instalarse en asentamientos fijos a mediados del siglo XX, las tasas de suicidio, adicción y diabetes se han disparado. Nuevos hallazgos también muestran que el exceso de caza en la selva de los pigmeos bakas, en la cuenca del Congo, ha traído como consecuencia deficiencias proteínicas entre sus niños. También señalan que en la República del Congo los comerciantes contratan a niños pigmeos para limpiar letrinas a cambio de pegamento para inhalar. 

La galería de Survival explora cómo las niñas de la tribu más amenazada de la Tierra, los awás de Brasil (uno de los últimos pueblos indígenas nómadas del país) aprenden a recolectar bayas para hacer jugo de açaí desde una edad temprana, y cómo los jóvenes bosquimanos en el sur de África aprendían a cazar con arcos y flechas de juguete. Pero la supervivencia de la tribu está en riesgo ya que su selva está siendo talada más rápido que cualquier otra zona indígena en Brasil, abocando a los awás al borde de la extinción; también los bosquimanos están siendo empujados fuera de su tierra ancestral por el Gobierno de Botsuana.

El director de Survival, Stephen Corry, dijo hoy: “Mientras celebramos la extraordinaria diversidad de la vida tribal en el Día Internacional de la Infancia, no debemos olvidar que su sola existencia está bajo amenaza. A menos que los gobiernos protejan los derechos de los pueblos indígenas a su tierra y autodeterminación, sus hijos se enfrentan un futuro incierto y desalentador”.


La mayoría de los pueblos indígenas tienen una visión extensa de la vida: toman en cuenta en sus decisiones diarias la salud futura del ambiente y el bienestar de las generaciones sucesivas. Si pretendemos que las vidas de los niños indígenas de hoy sean incorruptibles por la opresión, la explotación y el racismo, los gobiernos y empresas que actualmente violan sus derechos deben adoptar un marco de pensamiento igualmente sustentable y ver más allá de las ganancias políticas y comerciales inmediatas.

La problemática de los pueblos indígenas se está impulsando cada vez más en esferas políticas y culturales. Pero aún siguen siendo vulnerables, en buena parte porque sus tierras aún son codiciadas. Su necesidad urgente es que personas de todo el mundo se unan al movimiento de Survival y ayuden en su incansable lucha para que estos sean vistos como iguales. Un mundo en el que los niños indígenas sean libres de vivir junto a sus familias en sus propias tierras del modo que elijan es su prerrogativa. Para lograrlo hay que partir del reconocimiento de dos derechos humanos fundamentales: el derecho al territorio y a la autodeterminación.

No estamos aquí por nosotros. Estamos aquí por nuestros hijos y los hijos de nuestros nietos.
Bosquimano de Botsuana.


Awás (Brasil)

En la frondosa selva de la Amazonia brasileña, se enseña a sobrevivir desde temprana edad a los hijos de los indígenas awás. Los niños juegan con arcos y flechas en miniatura para aprender las habilidades de un cazador exitoso. Las niñas aprenden cómo recolectar frutas y hacer jugo de açaí. Todos los niños desarrollan un conocimiento enciclopédico de la selva que los rodea.


Este conocimiento, sin embargo, está en peligro. La selva de los awás está desapareciendo a una velocidad más rápida que cualquier otra zona indígena en Brasil: cerca del 30% de una reserva awá legalmente protegida ya ha sido talada por los madereros y ganaderos. "Los foráneos están viniendo y es como si nuestra selva estuviera siendo engullida", dijo Takia, un hombre awá. Los awás no contactados y sus hijos son particularmente vulnerables a las fuerzas externas: un resfriado común podría matar a toda una comunidad ya que los indígenas aislados tienen poca resistencia frente a las enfermedades que vienen de fuera.

Guaraníes (Brasil)

Se cree que los guaraníes de Brasil fueron uno de los primeros pueblos en ser contactados después de que los europeos llegaran a Sudamérica. Una vez habitaron una extensión de bosques y llanuras en Brasil de casi unos 350.000 kilómetros cuadrados. Hoy en día, tras haber perdido la mayoría de su territorio, viven hacinados en pequeñas parcelas de tierra y rodeados de ganaderos y vastos campos de soja y caña de azúcar. Algunos no tienen ninguna tierra y viven en campamentos junto a los bordes de las carreteras.

En los últimos 30 años más de 625 indígenas guaraníes se han suicidado. La mayoría de las víctimas tienen entre 15 y 29 años de edad, pero la víctima más joven de la que se tiene registro tenía solo 9 años.

"Los guaraníes se están suicidando porque no tenemos tierra", dijo un hombre guaraní. "Antes éramos libres; ahora ya no somos libres. Por eso nuestros jóvenes miran a su alrededor y piensan que no queda nada. Se sientan y piensan, olvidan, se pierden y al final se suicidan."


Bosquimanos (Botswana)

Crecí cazador, dijo Roy Sesana. No puedo leer libros, pero sé cómo leer la tierra y los animales. Todos nuestros niños lo saben. Los bosquimanos son los habitantes originarios del sur de África. Por miles de años han desarrollado prácticas de caza que les han permitido satisfacer las necesidades de la comunidad sin destruir el entorno local.

A los niños pequeños se les daban arcos y flechas de juguete para cazar ratas y pequeños pájaros y se les enseñaba a matar liebres saltadoras o a hacer mantas con las pieles de gacelas oryx. Las niñas, desde una edad tan temprana como los 5 años, ayudaban a sus madres a recolectar plantas, bayas y tubérculos. Niños y niñas aprendían a ser tanto humildes como valientes y se les enseñaba que la generosidad era admirable y el egoísmo algo a rechazar.


Hoy en día, sin embargo, tras las expulsiones forzosas de sus terrenos de caza en la Reserva de Caza del Kalahari Central (CKGR según sus siglas en inglés), muchos niños bosquimanos viven en miserables campos de reasentamiento a los que llaman “campos de la muerte”, en los que prolifera el SIDA y donde una vida privada de la caza y de rituales tradicionales arraigados en el tiempo fomenta la depresión y el alcoholismo.

Los hijos de los bosquimanos solo pueden entrar libremente a la reserva hasta los 16 años de edad. Después, tal y como le sucede al resto, solo se les admite con permisos de un mes de duración. En septiembre de 2013 Survival International lanzó un boicot turístico a Botsuana por los continuos intentos de forzar a los bosquimanos a salir de su tierra ancestral en la Reserva de Caza del Kalahari Central, mientras promueve la reserva como un destino turístico y utiliza imágenes de los bosquimanos y de sus hijos en su material promocional. A menos que a todos los bosquimanos se les permita regresar sin impedimentos a sus tierras ancestrales, sus hijos no heredarán las formas de vida únicas de sus bisabuelos sino una vida de dependencia, desesperación y enfermedad, dice Stephen Corry, director de Survival.


Yanomamis (Brasil)

Los niños yanomamis de la Amazonia brasileña aprenden a “leer” las huellas de los animales, utilizan la savia de las plantas como veneno y trepan por los árboles amarrando sus pies con lianas. "En aquellos días mi madre siempre me llevaba con ella a la selva para buscar cangrejos, peces con timbó o recolectar frutos silvestres", dice Davi Kopenawa, portavoz del pueblo yanomami. También solía ir con ella a los campos cuando necesitábamos cosechar yuca, plátanos o cortar leña. A veces, los cazadores también me llamaban de madrugada cuando iban a salir hacia la selva. Así es como crecí yo en la selva.

En los últimos años ha habido informes alarmantes de que las adolescentes y jóvenes yanomamis han sido víctimas de abuso sexual por soldados del ejército brasileño. Tras haber sido engatusadas con regalos de comida y alcohol, el abuso sexual ha derivado en embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual como la gonorrea y la sífilis. Cuando el ejército llegó, empezaron a molestar a los indígenas, dijo Davi Kopenawa. Pidieron a las mujeres que durmieran con ellos y les dieron comida de arroz y harina. Ellos usaban a nuestras indígenas. Ahora están enfermas. Los soldados les han transmitido enfermedades.; las mujeres están enfermas de gonorrea y sífilis.

Pigmeos (Congo)

En la cuenca del Congo una madre “pigmea” lleva consigo a su bebé mientras recolecta plantas silvestres y nueces en la selva. Por décadas los pigmeos han sido víctimas del despojo de sus tierras en el nombre de la conservación y también han sufrido de las consecuencias de la minería, la tala de madera y la producción de aceite de palma. Actualmente hay planes para explotar hierro y otros minerales en la región fronteriza entre Camerún y el Congo. Esto traerá la irrupción de un ferrocarril y una gran afluencia de obreros que destruirán de los medios de vida de miles de pigmeos bakas.

La salud de muchos bakas, mbendjeles y otros niños pigmeos de muchas regiones ha sufrido distintos problemas tras la sedentarización, debido a una nutrición deficiente, por ejemplo, y a la alta incidencia de enfermedades contagiosas. Cazar en la selva húmeda de África Central se está volviendo cada vez más difícil debido al exceso de caza (como consecuencia de la demanda de carne de animales salvajes en los campamentos madereros y en ciudades de toda la región) y a la confiscación por parte de las autoridades de carne de animales salvajes cazados legalmente en muchos de los parques nacionales de la zona.

En la República del Congo algunos niños pigmeos mbendjeles también están siendo empleados por inmigrantes comerciantes para limpiar letrinas. A menudo su único pago consiste en pegamento para inhalar.

Innus (Canadá)



El noreste de Canadá es una explanada subártica de tundra, lagos y bosques. Hasta la segunda mitad del siglo XX, los innus vivieron aquí como cazadores nómadas que dependían principalmente del pastoreo de caribúes que migraban a través de su tierra cada primavera y otoño.

Sin embargo, durante las décadas de 1950 y 1960, los innus fueron presionados por el Gobierno canadiense y la Iglesia católica para establecerse en comunidades fijas. El despojo del lugar que ellos llaman “Nitassinan” condujo al desempleo, a problemas crónicos de salud como la diabetes y a niveles alarmantes de suicidio e inhalación de gasolina entre los niños innus.

Al preguntar a los jóvenes innus cómo se sienten al crecer en los asentamientos, responden una y otra vez: nos hace avergonzarnos de ser innus.

(La imagen muestra al niño innu Davis Inlet, en Canadá)

La inhalación de pegamento también es un problema serio entre niños y adolescentes innus; la obesidad y la diabetes están igualmente generalizadas. Los niños y jóvenes innus de entre 10 y 18 años están siendo diagnosticados de diabetes tipo 2, una enfermedad occidental que solo se desarrolló luego de que los innus fueran presionados para establecerse en comunidades fijas. La diabetes tipo 2 fue en su momento un factor de riesgo extendido entre personas mayores de 40 años. Ahora muchos jóvenes innus son diagnosticados a comienzos de la veintena. Los expertos médicos consideran que los jóvenes con diabetes tipo 2 tienen el doble de riesgo de morir en comparación con quienes padecen diabetes tipo 1, y en menor tiempo.


Yo recuerdo que, cuando era niño, hace unos quince años, aquí no había diabetes ni cáncer. "Nuestros abuelos cazaban y se alimentaban de forma saludable con los productos de la tierra", explica Michel Andrew, un hombre innu de Sheshatshiu. La diabetes ha alcanzado proporciones de epidemia en las comunidades indígenas y pone su misma existencia en riesgo.



Penanes (Malasia)

Los penanes, del estado malasio de Sarawak, llevan bloqueando la presa de Murum desde septiembre, pidiendo mejor compensación y más tierras. La presa inundará el hogar tradicional en la selva de las tribus penanes y kenyahs.

En noviembre de 2013 ocho penanes, incluido un niño de unos 13 años, fueron arrestados en el emplazamiento de la presa y llevados en custodia por la policía. Otros dos penanes, incluido un niño con cerca de 16 años, fueron detenidos cuando intentaban visitar a sus familiares en la estación de policía.







Chakmas y Jummas (Bangladesh)

© David Brunetti / davidbrunetti.com/

Una madre chakma en Bangladesh coloca a su hijo recién nacido en un cesto tradicional llamado dhulon, y le canta nanas o canciones de cuna conocidas como olee daagaanaa.

Desde que Bangladesh se independizó de Pakistán en 1971, el pueblo indígena jumma de las Chittagong Hill Tracts, en la montañosa región sureste, ha soportado algunas de las peores violaciones de derechos humanos en Asia.

Amables, compasivos y tolerantes con otras religiones, los jummas se diferencian étnica y lingüísticamente de la mayoría bengalí. Hoy en día, los jummas también son uno de los pueblos indígenas más perseguidos. La brutalidad sexual ejercida contra las niñas y mujeres jummas es abrumadoramente alta. La violación a menudo presenta un subregistro debido al estigma social. Desde los inicios de 2013 ha habido al menos once casos registrados de violencia sexual cometidos por colonos bengalíes contra niñas jummas. De ellos, siete incluyen a niñas de menos de 16 años.

Se ha hecho poco para perseguir a los perpetradores de estos crímenes, dice Sophie Grig de Survival International. Esto deja a las mujeres y niñas jummas en una posición altamente vulnerable mientras sus atacantes actúan con impunidad.

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