How happy is the blameless vestal’s lot! The world forgetting, by the world forgot. Eternal sunshine of the spotless mind! Each pray’r accepted, and each wish resign’d. / ¡Qué feliz es la suerte de la vestal sin tacha! Olvidarse del mundo, por el mundo olvidada. ¡Eterno resplandor de una mente inmaculada! Cada rezo aceptado, cada deseo renunciado.
Este verso del poeta inglés Alexander Pope dio pie a dos talentosos creadores como el director audiovisual francés Michel Gondry y al guionista estadounidense Charlie Kaufman a crear en el año 2004 la película Eternal sunshine of the spotless mind (simplemente titulada en España como 'Olvídate de mí').
Parece que fue Gondry quien le propuso a Kaufman el sugerente bosquejo sinóptico de qué pasaría si un día se encontrara una tarjeta en el buzón que dijera que ha sido borrado de la memoria de alguien. Kaufman (guionista de otros éxitos del cine independiente estadounidense como 'El ladrón de orquídeas' y 'Cómo ser John Malkovich') recordó entonces los versos de Pope y con esta inspiración argumental, los dos creadores erigieron una tragicomedia romántica, oscura y melancólica, fundamentada en el olvido como escape del dolor por el amor perdido como argucia emocional que nos permita seguir con nuestras vidas.
En ella se cuenta la historia de Joel, un hombre tímido y solitario (interpretado por un contenidisimo y eficaz Jim Carrey) que un día decide improvisar su jornada escapándose en un tren que no le llevará a su trabajo, sino a un pueblecito en la costa y a una playa por la que vagar. En el viaje de vuelta conoce a Clementine, (Kate Winslet, que obtuvo la candidatura al Oscar a la Mejor Actriz por su papel), libre e impulsiva y ambos se enamoran rápidamente, a pesar de sus personalidades opuestas. Pero ambos desconocen que en realidad son ex-novios, ahora separados tras dos años de relación y que fue Clementine quien, tras una discusión, había recurrido a una empresa para borrar los recuerdos de su relación durante el sueño.
Por unos amigos Joel descubre lo que Clementine había hecho y decide someterse al mismo proceso de borrado cerebral, pero a medida que ella va desapareciendo de su geografía emocional vuelve a enamorarse, vagando por un laberinto de recuerdos que se van desintegrando y que le indican que, a pesar del triste final de su relación, ella fue la mujer de su vida.
El elemento de ciencia ficción que supone que una empresa (Lacuna Inc.) borre por un sencillo proceso los recuerdos de una persona dormida, pasa instantáneamente a un trasfondo de credibilidad en un acertado juego de planos narrativos con los que Kaufman y Gondry construyen el guión de este íntimo e intenso film que ganó el Oscar al Mejor Guión Original.
En el marco de una invernal Long Island, la película de Gondry, sutil y sencilla en su complejidad, es una historia de corazones rotos que nos interpela sobre la vida, el amor, la memoria y el olvido, para concluir que vivir nuestros grandes amores -y desamores- es algo por lo que ya merece la pena nuestro paso por el mundo y que encuentra en su extraño final una ventana a la esperanza, a la creencia en el destino como vía de una indescifrable felicidad.
En el marco de una invernal Long Island, la película de Gondry, sutil y sencilla en su complejidad, es una historia de corazones rotos que nos interpela sobre la vida, el amor, la memoria y el olvido, para concluir que vivir nuestros grandes amores -y desamores- es algo por lo que ya merece la pena nuestro paso por el mundo y que encuentra en su extraño final una ventana a la esperanza, a la creencia en el destino como vía de una indescifrable felicidad.
Una película dedicada al eterno brillo de las mentes inmaculadas (las que evoca el título original), aquellas que saben que no se puede esquivar el amor si este se nos cruza, aunque no recordemos siquiera de quién estamos enamorados o por qué queremos estarlo. Porque, como se dice en alguna parte de la misma, "puedes borrar a alguien de tu mente. Sacarlo de tu corazón es otra historia".
Para terminar la entrada publicamos la séptima de nuestras adherencias en homenaje a esta película y a una canción de Sigur Ros que meció uno de los grandes momentos de mi vida. Un tema que tras la inevitable ruptura hube de poner en cuarentena durante algunos meses, pues traía recuerdos que necesitaba sacar de mis primeros planos de pensamiento. Pero tras un tiempo, una vez desactivada su ojiva emocional, ha vuelto a acompañarme con otras miradas, con otros amores, para acompañar más momentos estremecedores por los que seguir viviendo. VER VIDEO EN VK
Adherencias (7) Olvídate de mí (Michel Gondry, 2004) / Vaka (Sigur Ros, 2007)
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