Uno ya va teniendo sus años, no muchos todavía y ya le acompañan demasiados fantasmas. La memoria, a veces, es una caja cerrada en la que revolotean como moscas zumbonas los recuerdos y uno pide, por caridad, que alguien le ponga en los labios la absenta del olvido.
Xuan Bello. Los cuarteles de la memoria
Surgiendo inoportunos de las sombras de nuestra personalidad, de las fallas de nuestro carácter, vivimos cometiendo errores, casi a diario. Meteduras de pata un poco vergonzantes, estupideces inopinadas, malas decisiones que chafan un encuentro, arruinan una relación o cambian una vida, dislates que al poco de cometerlos te llevan a preguntarte en qué demonios estabas pensando en ese momento para que se te fuera así la pinza. Sólo con recordarlos podemos sentir el mismo amargo regusto del bochorno íntimo que entonces sentimos, y arrugamos el ceño y musitamos buff, qué mal.... Y lo peor es que algunos, afortunadamente pocos, se resisten a desaparecer de nuestra memoria, nos pueden perseguir durante unos días o chirriar en nuestro hipocampo durante años, anclándonos, aunque sea por un momento, a un pasado recalcitrante y cansino.
Así que para poder continuar con nuestras vidas y que estos dislates íntimos no las mediaticen, nuestro cerebro, siempre vigilando por nuestra supervivencia, dispone del poder difuminador del olvido. Porque lo que no es memoria es olvido, hablando de una se habla de su contrario, nuestros olvidos como negativos de nuestros recuerdos. De los resortes de ambos en nuestro cerebro nos habla el investigador escocés Michael C. Anderson en una interesante entrevista aparecida en la web Noticias de Gipuzcoa.
Así que para poder continuar con nuestras vidas y que estos dislates íntimos no las mediaticen, nuestro cerebro, siempre vigilando por nuestra supervivencia, dispone del poder difuminador del olvido. Porque lo que no es memoria es olvido, hablando de una se habla de su contrario, nuestros olvidos como negativos de nuestros recuerdos. De los resortes de ambos en nuestro cerebro nos habla el investigador escocés Michael C. Anderson en una interesante entrevista aparecida en la web Noticias de Gipuzcoa.
"El olvido es un mecanismo del cerebro que nos permite vivir en el presente"
Noticias de Gipuzcoa. Joseba Imaz 05.04.08
"Olvidar es un proceso más activo del que pensamos". Ésta fue una de las reflexiones que transmitió Michael C. Anderson, investigador de la Universidad de St.Andrews (Escocia), en la conferencia que ofreció ayer en Donostia, en el marco del 7º Congreso de la Sociedad Española de Psicología Experimental que finaliza hoy.
El profesor Anderson, experto en los procesos mentales que tienen que ver con la memoria, comenzó ayer su ponencia con el relato sobre una mujer que goza de un cerebro que evoca detalles del pasado de forma "incontrolable y automática"; los recuerdos acuden a su mente sin parar. Es la historia de A.J., un caso conocido en el ámbito de la psicología.
¿Es posible tener una memoria tan extraordinaria?
Todavía no saben por qué su memoria es tan buena. Puede recordar todo. Es sorprendente. Cada vez que sus allegados tienen alguna duda de cómo sucedió algo que concierne a la vida familiar, le preguntan a ella porque saben que lo sabrá. Todo el mundo desea no perder la memoria.
¿Ella se siente bien con toda esa capacidad?
Tiene sentimientos encontrados. Por un lado, le gusta tener esa habilidad especial que le hace diferente de otras personas. Pero también recuerda cosas que no son agradables. No puede olvidarlas, tal y como otros hacen, por lo que las recuerda una y otra vez, una y otra vez.
Así que el olvido no es tan malo como parece.
Es una forma de poder vivir el presente. De alguna forma, es un mecanismo de la mente gracias al que dejamos atrás el pasado. Ella, de alguna forma, recuerda sin parar cosas que le han pasado, por lo que vive simultáneamente en el presente y en el pasado. En su cabeza rondan recuerdos que la llevan con insistencia al pasado. Es como si tuviera dos pantallas en la cabeza: una del pasado y otra del presente. Y no puedes hacer nada, porque logras inhibirte de ciertos recuerdos, pero no mucho. Cuando no queremos vivir anclados en el pasado, solemos olvidar lo que nos ha pasado. Ocurre algo parecido cuando tienes una discusión con tu mujer o tu pareja. Para superarlo es mejor intentar olvidar ese problema y no estar todo el rato recordando lo que pasó.
Sabemos qué es, pero sólo de una forma muy general. La explicación más extendida sobre cómo el cerebro crea la memoria se basa en la relación que hay entre las neuronas, es decir, las células nerviosas del cerebro. Este órgano cuenta con miles de neuronas que se comunican entre sí. Por lo tanto, la memoria se representa como un patrón de comunicación entre cada célula. Cuando se refuerza la relación entre distintas células, los impulsos saltan de una a otra con mayor facilidad, por lo que ese recuerdo será más fuerte. Pero la cuestión principal sobre la base neuronal de la memoria sería la siguiente: ¿Qué cambia en la memoria cuando pensamos en algo? Más difícil todavía. ¿La memoria se encuentra en algún lugar concreto del cerebro? Ése es otro de los temas que más importancia está cobrando en este ámbito. Parece que la memoria está repartida en distintas áreas del cerebro. Actualmente se está experimentando sobre imágenes, sonidos y pensamientos y se viene observando que distintas partes del cerebro se encargan de gestionar esas informaciones. Cuando recuerdas algo, se da una especie de cooperación entre las distintas áreas que estuvieron presentes en la experiencia original, de modo que consiguen recrear ese momento.
¿Por qué se eliminan recuerdos de la memoria?
Puede haber distintas razones que lleven al olvido, ya sean causas intencionales o accidentales. Hay indicios que dicen que la pérdida de un recuerdo se debe a la muerte de las neuronas y la pérdida de conexión entre ellas. Puede pasar porque repetimos una misma acción durante mucho tiempo; por ejemplo, cuando aparcamos todos los días el coche en el mismo párking. Es muy difícil recordar dónde lo dejamos hace tres semanas, porque hemos guardado en la memoria muchísimas otras experiencias del mismo tipo.
¿Pero podemos borrar los recuerdos voluntariamente?
También hay recuerdos que olvidamos intencionalmente. Eso se debe a un proceso de inhibición de los recuerdos, que es lo que estamos estudiando. Cuando existe algo que te disgusta y no quieres recordarlo, lo eliminas de tu cabeza. Se trata de un proceso neurobiológico que llega a reprimir un recuerdo. Por ejemplo, cuando llegas a casa por la noche y tu pareja te pregunta si has enviado la carta que te había dado esa mañana. Respondes: "¡Me olvidé!" Quizá sea verdad, pero porque no te apetecía mucho hacerlo y dijiste: ya lo enviaré un poco más tarde. Y luego te olvidaste.
¿Realmente se puede eliminar un recuerdo completamente?
No lo sabemos, pero observamos que podemos intentar recordar algo con todas nuestras fuerzas y no conseguirlo. Y, más tarde, puede que nos acordemos de ello de repente ¿Cómo saber si hemos borrado totalmente algo de la memoria o si todavía sigue ahí? Una vez que iba a viajar a Europa desde Estados Unidos, me di cuenta de que no encontraba mi pasaporte. Estuve casi siete horas buscándolo por todas partes en mi casa. Me paraba y intentaba recrear dónde lo había dejado. Pero no lo conseguía. Al final, me fijé en una caja y me acordé de que lo había dejado allí dentro. Incluso tras haber estado pensando durante siete horas dónde lo había dejado, fue un objeto el que me hizo recordar lo que necesitaba.
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