jueves, 20 de noviembre de 2008

Humor (1) El humor británico de Monty Python

La Contra, la estupenda página de contraportada de La Vanguardia nos ofrece una entrevista con Eric Idle, uno de los componentes de los Monty Python, aquel crucificado que le cantaba a un perplejo Brian aquello que todos hemos silbado alguna vez "Always look on the bright side of life". Éste bucea en esa época crucial en la que tejemos las bases de nuestro carácter, la infancia, en su caso trágica y sin amor, para encontrar su forma de encarar la vida en los resortes emocionales de su sentido del humor. Para terminar les ofrecemos La vida de Brian (Life of Brian, 1979), de Terry Jones, una película de humor de culto para disfrutar el mejor humor británico.


Eric Idle. "El mejor humor proviene de la desesperación absoluta"

Tengo 65 años. Nací en el norte de Inglaterra y vivo en Los Ángeles. Estoy casado por segunda vez desde hace 32 años. Mi hijo, 32 años, vive en Australia, y mi hija, de 18, en Tailandia. Los humoristas debemos estar más allá de la política para poder criticarla. Agnóstico

¿Qué le hizo humorista?

Muchos psicólogos dicen Q que los humoristas nacen del abandono, generalmente el materno. La furia y la frustración del niño abandonado se transforman en risa. Los humoristas somos normalmente personas defectuosas y heridas.

En su caso el abandono, por causa mayor, fue paterno.

Sí, mi padre estaba luchando contra los nazis cuando mi madre, en un intento desesperado por que volviera a casa, lo llamó diciéndole que yo estaba muy enfermo. Volvió haciendo autostop y el camión al que se subió tuvo un accidente. Murió aplastado.

Vaya.

A mi madre le afectó tanto, que se vio incapaz de criarme, y a los 7 años me envió a un internado, donde viví hasta los 19. Un lugar durísimo donde no había amor.

¿Le acompañaban los buenos recuerdos de su madre?

El primer recuerdo que tengo de ella, debía de tener 4 años, es llorando en Navidad.

¿Y de todo eso brotó el humor?

Fue en el internado. El humor me permitió rebelarme contra la realidad, y la risa fue la defensa contra el acoso. Era un internado al estilo Dickens, el dormitorio tenía cien yardas, y allí nos apaleaban con bastones y nos quemaban. Yo tenía mi grupo de supervivencia, nos protegíamos. Lo curioso es que Monty Python era un poco lo mismo.

¿Qué aprendió de esa realidad?

Me dediqué a escapar de ella, aprendí a imaginar, a amar la literatura, me entregué a ella. Eso me llevó a la Universidad de Cambridge, donde estudié Literatura Inglesa.

¿Mejoró la relación con su madre?

Nunca fue buena hasta el final. Murió en mi casa de forma muy victoriana, emotiva, porque me dijo todas esas cosas que había callado: que me quería, que estaba orgullosa de mí... Todo lo bueno que no tuvimos pasó en esos últimos tiempos.

Es triste.

Lo único que nos queda es morir bien, así que no está mal.

¿Cuál es la siguiente escena importante?
Llegar a Cambridge fue como dejar la crisálida y convertirme en mariposa. Vi una obra de teatro que cambió mi vida, Beyond the fringe, protagonizada por actores que ahora son históricos. Me di cuenta de que la comedia era un artefacto interesantísimo que ponía toda la verdad al descubierto, y conocí a los amigos con los que crearíamos Monty Python. Teníamos claro que íbamos a hacer algo que nadie había hecho antes.

¿Qué le ha divertido más en su vida?

La hipocresía: la diferencia que existe entre lo que la gente dice y cómo se comporta. ¿Recuerda la fábula del vestido nuevo del emperador? Me encanta ese poder de señalar que el emperador va desnudo: ese es el poder del cómico y su responsabilidad.

¿Cuál de todas las reacciones que suscitó La vida de Brian le sorprendió más?

Lo más sorprendente es que a muchos cristianos les gustó la película. El mensaje era "no dejéis que las Iglesias os maltraten", pero no destruíamos la fe. La gente que reaccionó violentamente no la había visto.

¿Cambió su vida estar crucificado?

Estuve tres días colgado, el tiempo que nos costó rodar esa secuencia. Y desde luego es un lugar muy filosófico.

George Harrison se convirtió en su gran amigo.

Gran tipo, hipotecó su casa para financiar la película. Los Monty Phyton le liberábamos de la trampa, la asfixia, de los Beatles.

Luego usted parodió a los Beatles, ¿era necesario desmitificarlos?

Se habían convertido en un mito, en otra religión, así que creé The Rutles.

Usted le ha dado muchas vueltas al tema del sentido de la vida… Es como la búsqueda del grial. Ahora tenemos un conocimiento científico muy amplio sobre lo que es la vida, y lo más interesante es que el universo ha creado la inteligencia para verse desde fuera y comprenderse. ¿Pero qué es lo más curioso?

¿?

Que esa capacidad del universo de verse desde fuera y reconocerse a sí mismo y su propio sentido es innecesaria.

¿Y el sentido en un nivel más doméstico?
Las relaciones y el conocimiento de que me voy a morir y que tengo un tiempo limitado, y que por tanto debo agarrarme a los momentos importantes, mejorarlos y disfrutarlos.

Usted tuvo una depresión muy fuerte.
Sí, creo que las crisis son intrínsecas a los humoristas. Hago terapia desde los últimos 15 años y ahora estoy más cómodo y tranquilo con quién soy y hacia dónde voy, aunque ocasionalmente me embargan periodos de gran tristeza cuando me asaltan los recuerdos del internado.

¿Está triste por el pasado?

Hay ciertos patrones de comportamiento que establecemos en nuestra infancia que regresan con toda su carga emocional.

No sabía que los humoristas fueran carne de diván.

Muchos son maniaco-depresivos; de hecho, los más brillantes han vivido una gran desesperación. Creo que el mejor humor proviene de ese sentimiento de desesperación absoluta. Yo me encontraría en un punto medio.

¿A qué teme?

Al internado.

¿Cuál le gustaría que fuera su epitafio?
"Say no more" (no digas más)

La vida de Brian

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