miércoles, 24 de agosto de 2011

Dolor (3) Martin Garitano y el dolor de los otros

El dolor de los otros

Juan Cruz 22.08.11


Garitano, diputado foral de Vizcaya, ha indignado a la gente con mucha razón; incluso los suyos, los de Bildu, están indignados, o por lo menos eso es lo que se deduce de algunas deducciones de prensa. La raíz de la indignación es razonable y lleva a aumentar el nivel propio de la indignación. Enfrentado al dolor de las víctimas del terrorismo dijo el político independentista vasco que ya habría tiempo para ocuparse del dolor de los otros. Y más adelante afirmó que era deplorable y mucho más que un error que Eta atentara en Catalunya. Lo que le afean, y le estoy afeando ahora con toda la indignación posible, es la beatitud con que trata Garitano a los próximos que han causado dolor, y de qué manera olvida que el dolor de los otros es el dolor de muchísima gente, y en ese sentido es el dolor propio, el dolor de un país, el dolor de la humanidad entera. Una herida al otro es una herida causada a todos. Nadie sufre más que quien ha recibido el dolor en su propia alma y en su propio cuerpo, pero la colectividad siente un dolor real, simbólico pero de una simbología tangible, cuando se agrede a una sola persona. Una sola persona es metáfora de todas las personas.

Garitano no se ha disculpado aún, ni ha abandonado su cargo, para el que fue elegido, ni quienes lo han elegido le han pedido que abandone, con vergüenza, el sitio público que ostenta. Esa relatividad moral con la que se oyen los disparates causados a la esencia de la libertad de las personas es un remanente viscoso del terrorismo que parece que se acabe. El terrorismo es el insulto por otros medios, también, y Garitano ha insultado. Debe disculparse y limpiar su barbaridad marchándose del sitio público para el que lo han elegido.

martes, 23 de agosto de 2011

Verano (6) Los veranos cimatográficos de Boyero

Ya hace algunas entradas publicábamos el artículo del blog literario de El País Papeles perdidos sobre algunos de los inolvidables veranos que nos ha dado la creación literaria, así que hoy, en pleno ferragosto, incorporamos a nuestro blog el texto de Carlos Boyero publicado en El País de las Tentaciones, en el que uno de nuestros críticos de cine de referencia nos pasea por algunas películas enmarcadas por estíos que aprietan su mano sobre los protagonistas de sus historias, calentando sus líbidos y alborotando sus meninges. Acompañamos con una de las películas que Boyero comenta, Fuego en el cuerpo (Body heat - Lawrence Kasdan, 1981).



Cosas que ocurren en verano

Carlos Boyero / 15.07.2011

En esa compleja y penetrante reflexión sobre el cine titulada Cautivos del mal el temible ser humano y magistral productor que encarna Kirk Douglas se atreve a dirigir una película cuando el director primitivo ha desertado harto de sus imposiciones y después de recordarle al hombre que le había contratado que una película debe aspirar a ser un collar de perlas, pero que lo fundamental es lograr que esas perlas estén perfectamente engarzadas. Cuando ve el producto final, acompañado del jefe de prensa del estudio y de sus socios, de gente lógicamente dispuesta a regalarle los oídos, pide que feliciten de su parte a los actores y actrices, al guionista, al montador, al músico, a todo el equipo por el modélico trabajo que han realizado y a continuación su escalofriante lucidez afirma que la película es mala, no funciona, no tiene alma, ritmo, atmósfera, credibilidad. Su orgullo también decide que esa película no va a verla nadie, no consentirá que se estrene aunque ello suponga su ruina.

Y te preguntas por la dificultad del cine para coordinar todos los mecanismos que hacen que la película respire, que el espectador se crea y viva lo que le están contando, que perciba el calor o el frío que sienten los personajes, que el ambiente le empape. Me planteo esas cosas tan peregrinas buscando la sombra cuando recorro agobiado las calles o el insano y permanente refugio del aire acondicionado en el horno que supone mi casa en el interminable verano de Madrid. Y pienso en historias del cine que forzosamente tenían que desarrollarse en esa estación que los niños anhelan y los viejos temen.

Es probable que la tórrida y maquiavélica Kathleen Turner hubiese liado en cualquier época a William Hurt para devorarse mutuamente y de paso asesinar a su marido, pero entiendes que el fuego en el cuerpo y en la mente que les inunda está en armonía con el calor ambiental que chorrea ese pueblo de Florida. Kasdan no solo escribió un guion extraordinario y consiguió una impresionante temperatura sexual de sus intérpretes, sino que transmitía con veracidad absoluta un bochornoso verano y sus efectos en la gente. El subvalorado aunque frecuentamente admirable Robert Mulligan retrató unas sensaciones de la adolescencia que marcarán el resto de la vida en la auténticamente lírica Verano del 42, el amor absoluto y a ratos posible de un fascinado chaval hacia una preciosa mujer cuyo marido está en la guerra.

Hace calor en la mayoría de las intensas tragedias de Tennesse Williams, en el sexo reprimido o desbocado en lugares donde hay un tranvía llado deseo, en volcanes sicoanalíticos que estallaron de repente en el último verano, en las noches de la iguana que la maravillosa Ava Gardner soporta con ayuda del whisky y de dos sementales indígenas y complacientes.

Ava también pasa mogollón de calor en Mogambo persiguiendo el amor del despistado Clark Gable, tontito él por la insustancial Grace Kelly. Marilyn Monroe, la sensual vecina e inatrapable chica de la luna para un Rodríguez neoyorquino, decide que un respiradero del metro puede aliviar el calor de su entrepierna en La tentación vive arriba. El accidentado e impúdico James Stewart de La ventana indiscreta pasa los días y las noches observando la intimidad de sus vecinos con unos prismáticos, porque además de aburrirse hace un calor notable que disminuyen las ventanas abiertas. El macizo y supuesto triunfador Burt Lancaster recorre en bañador las piscinas de sus vecinos topándose con una desolación progresiva en El nadador. Quiero pensar que la luz de gran parte de las películas de Woody Allen ambientadas en Manhattan responde al color del verano.

En Europa, Rohmer explicó muy bien algunos de sus cuentos morales a través del verano en Le signe du lion, La coleccionista y La rodilla de Claire. Solo existía el blanco y negro cuando Jean Renoir describe en la lírica y magistral Une partie de campagne, un amor que durará un día pero que permanecerá para siempre en el recuerdo. Y está claro que lo arropaba el verano. Una de las cosas más tiernas y graciosas que le han ocurrido en mucho tiempo al desvaído cine aleman se titula Verano en Berlín. Y el mejor neorrealismo regresó al cine italiano contando las venturas y desventuras de un señor romano, solterón y alcohólico, que cuida a su madre y a otras ancianas que le han encasquetado provisionalmente en Vacaciones de Ferragosto. En el cine español, asocio Madrid en verano a las conmovedoras Los pajaros de Baden-Baden y Barrio. Sé que las deseadas aunque improbables aventuras sexuales de las realistas caricaturas que encarnaban Pajares, Esteso, Landa y Lopez-Vázquez estaban mayoritariamente ambientadas en verano, pero me resulta imposible recordar sus argumentos. ¿O era siempre el mismo?

Fuego en el cuerpo (1981)

sábado, 20 de agosto de 2011

Iglesia (4) Estos son los pecados del Papa

Hoy con la alegre (y muy leída) muchachada católica recorre Madrid cantando eso de "esta es la juventud del Papa" y demás joviales proclamas, con el mismo Ratzinger pidiendo "radicalidad cristiana" frente al rechazo de la fe y con la Policía Nacional actuando a juego con el evento repartiendo bien de hostias a quien proteste contra él, queremos ofrecerles este revelador documental de la BBC que descubre las maniobras de ocultación de la jerarquía católica para encubrir décadas de masivos y execrables abusos sexuales y de poder a escala global, que aún se siguen produciendo. Todo esto siendo el actual Papa cómplice activo de estos terribles crímenes, tanto en su anterior etapa como cardenal como ahora, siendo el principal jerarca (o hemos de decir "capo"?) de esta Iglesia católica que tanto debería indignar a los auténticos creyentes y tanto avergonzaría a quienes la fundaron, hace dos milenios.


Un documental que resulta de la intensa labor de investigación en cámara oculta de manos de un equipo de la BBC, para descubrir cómo el Vaticano y el Papa Benedicto XVI constituyen el núcleo de una política internacional que pretende cubrir el abuso sexual a menores por parte de la Iglesia Católica.

El programa profundiza en la investigación de un importante documento conocido como Crimens Sollicitationis. Un documento secreto que resume el procedimiento a seguir por los sacerdotes frente a posibles alegaciones de abuso sexual a menores en contra de la Iglesia Católica.


Crimens Sollicitationis fue escrito y distribuido por primera vez en 1962; y hacía jurar a todos los obispos católicos mantener el secreto sobre cualquier asunto en relación a este tipo de alegaciones, bajo pena de excomunión. Recientemente, en el 2001, el cardenal Joseph Ratzinger lo volvió a distribuir a todos los sacerdotes. Por otra parte, el documental denuncia varios casos que han concluido con la exportación de algunos curas acusados de abuso infantil en el mundo desarrollado, hacia los sacerdocios sudamericanos y el mundo subdesarrollado. Estos traslados, realizados bajo la autoridad del Vaticano, han permitido que algunos de estos curas sigan cometiendo delitos sexuales.

Sexo, crímenes y el Vaticano (Crimens Sollicitationis)

sábado, 13 de agosto de 2011

Muros (2) 50 años del Muro de Berlín

Con motivo del 50 aniversario de la construcción del Muro de Berlín publicamos el artículo que sobre esta histórica efeméride escribe Dionisio Garzón para El País. Las fotos, de Big Picture. Una brutal campanada de la Historia que marcaría la historia de nuestro continente.


Medio siglo del muro de Berlín


Dionisio Garzón 13.08.2011 El País

El 13 de agosto de 1961 los berlineses se despertaron con la ciudad dividida en dos zonas por alambradas de púas, adoquines y hormigón. La infame valla duró 28 años y se cobró cerca de 150 vidas en los intentos de fuga.

Hoy se conmemora el 50º aniversario del inicio de la construcción del muro de Berlín, un hecho que, en el clima tenso de la guerra fría, dividió, de forma radical y súbita, a la capital alemana en dos sectores durante 28 años y tres meses

En primer lugar, una idea surge en la mente del historiador y pienso que también en la mente del lector de estas líneas. ¿No resulta una paradoja el hecho de que en la segunda mitad del siglo XX, en tiempos de aviación, misiles y artillería de gran alcance; de radio, televisión y líneas telefónicas, se levante un muro para dividir y aislar comunidades humanas como las murallas de las ciudades medievales y de la edad antigua, como un trozo de muralla china en una ciudad europea?

Sin embargo, fue eficaz y desgarró una ciudad, creando graves problemas humanos y familiares. Muy pronto se manchó de sangre con cerca de 150 víctimas mortales y con más de 100 personas heridas de gravedad al intentar cruzarlo.

¿Por qué decidió Ulbricht crear ese muro? En esa época de la guerra fría, la frontera entre las dos Alemanias era de las más rígidas en el mundo: alambradas, bombas subterráneas... solo comparable a la frontera entre las dos Coreas.

Pero la zona de Berlín no era parte de ninguna de las dos Alemanias y tenía internacionalmente un "estatuto especial". El tráfico entre los sectores oriental y occidental era solo relativamente difícil. Unos 50.000 berlineses del Este trabajaban en Berlín Oeste y 12.000 del sector occidental trabajaban en el Este. Eran los llamados cruzafronteras.

Como el tránsito al Berlín occidental era menos problemático que la rígida frontera entre las dos Alemanias, miles de ciudadanos abandonaban la República Democrática Alemana por esta "vía fácil". Bastaba con tomar un billete de metro o de tren de cercanías, cuidando de llevar poco equipaje para no hacerse sospechoso ante la policía. Con solo lo necesario como para una visita de un día.

El 13 de agosto de 1961 todo esto cambió. La ilusión de una ciudad unida desapareció. Y fue el secreto de Estado mejor guardado en el siglo XX.

Ante el problema de las fugas, Walter Ulbricht venía abogando ante Jruschov por el cierre hermético en Berlín. Con esa sangría constante de personal laboral, el colapso de la República era inevitable. Jruschov cedió finalmente y, de acuerdo con los países del Pacto de Varsovia, transmitió una nota sobre el cierre de la frontera con el Berlín Oeste para iniciar la preparación de esta medida con el máximo secreto.

¿Captaron las potencias occidentales de algún modo esa decisión del mundo soviético y Alemania Oriental? En un siglo con dos guerras mundiales, había un gran desarrollo de los sistemas de espionaje que usaban modernas y sofisticadas tecnologías. Berlín, en esa época, era un nido de espías tanto en el sector oriental como occidental. Se decía que era la ciudad con más espías por metro cuadrado. Según el humorismo berlinés, "No es difícil ponerte en contacto con un espía. Vienen en las páginas amarillas".

Pues bien, los servicios secretos occidentales, que se gloriaban de tener ojos que veían todo y oídos que escuchaban cada conversación, en lo referente al muro de Berlín no sospecharon nada: ni la CIA americana, ni el Servicio de Inteligencia Inglés (SIS) conocido comúnmente como M16, ni sus colegas aliados. El fracaso de la inteligencia occidental fue rotundo.

Por otra parte, en la República Democrática, ni siquiera los directivos de superior jerarquía conocían el plan cuando la víspera, el 12 de agosto, un sábado, fueron invitados por Ulbricht a su residencia de Wandlitz, en una urbanización a 30 kilómetros al norte de Berlín. Parecía una invitación veraniega normal. En uno de los jardines los asistentes compartían conversaciones, se ofrecían bebidas, se oía música de fondo. Ulbricht, que había firmado a las cuatro de la tarde los últimos decretos pertinentes, se mostraba relajado entre los asistentes.

Al final de la cena, a las 22.00, Ulbricht dijo: "Ahora vamos a tener una breve reunión", e informó oficialmente a los invitados de que el cierre entre los sectores oriental y occidental en Berlín era inminente.

Aquel domingo, 13 de agosto de 1961, el muro se construye. A la 1.05, en la zona de la Puerta de Brandeburgo, en el centro de Berlín, se apagaron de repente todas las luces. Con iluminación de faros de vehículos militares, se arrancaron adoquines del pavimento y se colocaron postes de hormigón y alambradas de púas. Esta escena se repetía simultáneamente a lo largo de toda la línea divisoria entre Berlín Oriental y Occidental (45 kilómetros) y de la frontera entre Berlín Occidental y la República Democrática Alemana. En total, unos 162 kilómetros. Participaron en esta tarea unos 10.500 hombres del Ejército Popular, además de cientos de colaboradores de la Stasi.

Los berlineses, al principio, apenas se enteraron porque estaban durmiendo y las autoridades habían escogido a propósito un domingo, día festivo de poco tráfico. Tan solo a lo largo del día se fueron dando cuenta. Se cerraron 193 calles, de ellas 62 transversales, y se cortó el tráfico subterráneo del metro y el de trenes de superficie entre las dos zonas. En las 24 horas de ese domingo caluroso de agosto se hacía realidad la división de la ciudad en dos zonas mediante ese muro que duraría 28 años y tres meses y "que nadie tenía la intención de construir" (según frase de Walter Ulbricht dos meses antes en una conferencia de prensa).

Inmediatamente se iniciaron obras de reforzamiento que incluían, a lo largo de muchos kilómetros, tramos de líneas ferroviarias, cursos de ríos... y hasta afectaban directamente a edificios de viviendas. Algunos residentes vieron puertas y ventanas de su propio domicilio rápidamente tapiadas, como en la calle Bernauer. Los habitantes únicamente podían entrar en sus casas por el patio trasero, que se encontraba en Berlín Oriental.

Ciertos espacios públicos, como parques, jardines o iglesias situadas en el Este, tenían cerrados sus accesos desde el Oeste. Y lo mismo sucedió con algunos cementerios, como el de Invaliden o el de Sophien, que estaban situados en la línea fronteriza. Para entrar en ellos era necesario solicitar un "pase para las tumbas". Hasta la zona residencial de estos "habitantes perpetuos" se vio afectada por la división de Berlín en dos sectores y sacudida por los vientos de la política.

A esta fase provisional siguió la construcción de un muro sólido a base de ladrillos, piedra y hormigón. En muchos kilómetros llegó a convertirse en una gran franja con carretera para la policía, fosas antivehículos, 292 torres de observación, 243 pistas para perros...

En el sector de Berlín Oeste había desolación y los ciudadanos sufrían los hechos en su propia carne. El alcalde Willy Brandt dijo: "Moscú ha soltado un poco la cadena de su perro Ulbricht". El 16 de agosto pronunció un tenso discurso ante 300.000 berlineses.

Por otra parte, las potencias occidentales consideraban el tema con perspectiva más internacional. Protestaron formalmente pero, dentro de la guerra fría, era un incidente más. Kennedy señaló: "Si Jruschov hubiera querido ocupar en serio el Berlín Oeste, no habría construido un muro. Si dispone de la ciudad entera, no necesita un muro... No es una solución cómoda pero, diablos, es mejor que una guerra". Era pleno verano, época de vacaciones. Kennedy estaba a bordo de su yate en Hyannis Port, el presidente francés De Gaulle se mantuvo fuera de París y el presidente británico Macmillan continuó en una cacería en Escocia. El periódico alemán Bild Zeitung se hacía eco de la actitud desilusionada de los berlineses: "El Este actúa, ¿qué hace el Oeste? ¡El Oeste no hace nada! El presidente Kennedy se calla, Macmillan se va de caza y Adenauer insulta a Brandt". (Estos dos últimos políticos estaban en pugna electoral).


Dionisio Garzón, doctor en Derecho, ha sido consejero de Información en las Embajadas de Bonn-Berlín y de Washington y es profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense. En la actualidad está en impresión su libro De la construcción a la caída del muro de Berlín.

domingo, 7 de agosto de 2011

Animales (3) La historia de Faith

Encontramos en la web La Reserva la conmovedora historia de Faith una perrita que nació sin sus dos patas delanteras y que nos demuestra el enorme corazón, coraje y las ganas de vivir que tienen los animales. Lean y flipenlo.


"La maravillosa historia de un perro llamado "Faith"

Esta perra nació con solo dos patas en la navidad del año 2002. Obviamente su condición le impidió caminar e incluso su madre la rechazo al nacer. Su criador pensó que no iba a sobrevivir y pensó en sacrificarla. Cuando su actual dueña, Jude Stringfellow, la conoció creyó que podía darle una vida digna a esta hermosa criatura. La llamó Faith (Fe).
El hijo de Jude Stringfellow fue quien le llevo el cachorro a su madre para que lo adoptaran. Faith había nacido con solo las patas traseras desarrolladas normalmente y con un muñón que luego amputaron en su cuarto delantero.
"Me dio mucha pena verla así. Tenía que hacer algo, porque ella estaba sufriendo. Además, su madre ya no la amamantaba; la había dejado a su suerte, tal vez porque la veía demasiado débil" comento Jude acerca de su primer encuentro.
Con mucha paciencia Jude y su hijo, lograron enseñarle a caminar sobre sus patas traseras. En un comienzo utilizaron una cuchara llena de mantequilla de maní (Faith nació en Oklahoma, Estados Unidos) para despertar sus reflejos y de esta forma dio sus primeros pasos utilizando sus patas al igual que lo hacemos las personas.
"Fue complicado enseñarle a caminar. Al principio creí que nunca lograría aprender algo así. Usé el clásico estímulo de la comida, para que se motivara a desplazarse, pese a su malformación. Ahora, incluso hay gente minusválida que me escribe, para decirme que Faith ha sido un ejemplo para que ellos también superen sus problemas" comento Jude.
La familia Stringfellow es un ejemplo de perseverancia y demostró que a pesar de las diferencias, muchos objetivos son posibles si uno se lo propone.

martes, 2 de agosto de 2011

Planeta Tierra (4) Las fuerzas del planeta

Subida a la red por el simpar Bizzentte les ofrecemos Las fuerzas de la Naturaleza (How The Earth Made Us, 2010), una didáctica serie documental producida por la BBC, que a lo largo de cinco episodios, nos muestra la extraordinaria influencia de las fuerzas de la naturaleza en la historia de las civilizaciones humanas y n cómo el hombre se ha convertido en una fuerza similar, capaz de cambiar el destino del planeta, destruir o crear, con tanto poder como el fuego, el agua o el viento.

Esta serie revela, por primera vez en televisión, cómo la geología, la geografía y el clima han tenido una influencia mucho más importante en nuestra historia de lo que hasta ahora se había pensado y, por tanto, son clave para comprender nuestra historia, nuestro arte, el desarrollo de la industria, el porqué de muchos enfrentamientos bélicos e incluso las bases de algunas religiones.

Las primeras civilizaciones humanas se asentaron en lugares donde existía un fácil acceso a los recursos del planeta debido a las características geológicas de los mismos. La existencia de agua y minerales en estas zonas hicieron florecer la mayor parte de las antiguas civilizaciones. La capacidad del hombre para dominar el fuego y la energía que éste producía fue clave para su desarrollo, así como su capacidad para recoger, almacenar y distribuir un recurso tan preciado como el agua. El conocer los vientos, su dirección y las corrientes marinas fueron claves para la navegación y el comercio..

1. Las profundidades de la Tierra



2. Agua


3. Viento


4. Fuego



5. El planeta humano