Yo no soy el señor Lebowski, usted es el señor Lebowski. Yo soy El Nota, así tiene que llamarme, ¿entiende? Así o Su Notísima o Noti o Il Notarino... en fin, si no le hacen los nombres cortos.
La película que hoy les proponemos en esta decimoprimera entrega dedicada a eso tan necesario para la vida que es el humor es "El Gran Lebowski" (The Big Lebowski, 1998), uno de los mejores filmes de los hermanos Joel y Ethan Coen y a nuestro juicio, su mejor comedia. El protagonista de la cinta es The Dude (traducido por "el Nota" y al que da vida y disfrute el gran Jeff Bridges) pues nunca utiliza su nombre real, Jeff Lebowski. Dude es un soltero empedernido, pacifista y fumetas, desempleado y vago redomado que vive en Venice, California, aficionado a la música de Creedence Clearwater Revival, a los white russian y jugar a bolos, mejor sin quitarse la rebeca. Lleva una vida muy relajada y parece despreocuparse por el dinero totalmente. Sus amigos y compañeros de bolos son Walter (interpretado por John Goodman) veterano de Vietnam obsesionado con aquel conflicto y con ser judío (y un gran especialista en crear situaciones tensas con sus insensateces) y Donny (interpretado por Steve Buscemi) que vive aplastado por un complejo de inferioridad provocado en buena medida por el ninguneo constante al que le somete Walter, quizás un personaje algo desaprovechado en la película sobre todo por el magnífico actor que es Buscemi.
Walter decide acompañarlo y sus idas de olla serán fundamentales para complicarlo todo, se suceden un rescate fallido en el que todos se quieren engañar, algunas fantasías oníricas disparatadas, la reaparición de unos matones nihilistas, una seductora artista conceptual hija del millonario que busca quedarse embarazada, un adolescente de aspecto obtuso pero inalterable que roba el dinero del rescate, un inesperado ataque al corazón, unas cenizas mal arrojadas y sobre todo ello, el bowling, el sancta sanctorum donde acaban cada día derribando bolos y por donde planea, zumbón y plurihortera, su archienemigo Jesus Quintana interpretado por John Turturro (antológica su presentación con la versión de Hotel California de los Gypsy Kings)...
En fin, una gran película, con un humor negro tan agudo como potente, con una estupenda puesta en escena y la fuerza expresiva de su banda sonora, un film donde (como ocurría en algunos clásicos del cine negro como El Halcón Maltés) la trama es casi lo de menos, el auténtico disfrute es contemplar a sus estrafalarios personajes interactuando en esta espléndida comedia que a la vez supone desmadrada sátira de la sociedad estadounidense y la esencia pura del surrealismo de los geniales hermanos Coen.
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