martes, 20 de marzo de 2018

Fantasma (10) Como un mensaje en la pared

Vivimos nuestras vidas en un solo sentido, llorando, riendo, amando, reflexionando, construyendo un mundo entre pequeños gestos, encerrando al universo en nuestros anhelos, acompañadamente solos o solitariamente acompañados, aprovechando las horas que se nos han dado y solo deteniendo el tiempo cuando un alma pareja nos ha encontrado. No vemos todo el cuadro... y no nos importa, o por lo menos no debería importarnos.

Porque para eso "creamos" los fantasmas y todo a lo que los hemos asociado: son voces lejanas, sensaciones que se quedan, memorias que permanecen atadas a un enigma, están ahí para avisarnos si pueden, se sienten en el aire cuando no sabemos explicar por qué nos sentimos unidos a un lugar.

Los relacionamos lejanamente a nuestra experiencia, y querría creer que esa eternidad compartida no es una calle de un solo camino: tienen un sentido, y atarse a un lugar para velarnos es su manera de hacer las paces con los vivos.

Así, la próxima vez que notes una presencia en la oscuridad, o una puerta esté cerrándose en otro lugar, quizás dejas de preocuparte, porque habrás comprendido que nada allá te quiere mal: se trata tan solo de un recuerdo, buscando perdurar. Y quizá te merezca la pena observar el reflejo de la luz, deslumbrarte con sus colores y pensar que algo podría estar... o dejar (tras)pasar esa fantasmal sensación, y nada más. 

Porque, al fin y al cabo, un fantasma es como un mensaje en la pared o como el eco de una costumbre que se repite sin que sepamos por qué: únicamente guarda sentido para el que quiere verlo, aunque sólo con eso ya sea más que un simple recuerdo. Una prueba de que importamos en el inmenso cosmos, y de que todo lo que fuimos no va a acabar desapareciendo. 

(Crítica de 'A ghost story' en Cineredux.com) Si no la han visto, háganlo, échense una sábana por encima e impregnen su hogar con la esencia inmortal de su propio ser.  

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