jueves, 11 de diciembre de 2008

Basura y Vertederos (1) Mares, hogares y televisiones como vertederos


Primera parte. De los mares como vertedero
s

El año pasado saltó a los telediarios una noticia que me estremeció especialmente. Se trataba de la medición por parte de la fundación norteamericana Algalita Marine Research Foundation de varios enormes vórtices de basura flotante en el Pacífico, uno de las cuales tiene un tamaño equivalente a un tercio de la superficie de Europa y un peso estimado de 3,5 millones de toneladas.
Estas inmensas islas de basura ya se habían detectado en los 90, en regiones no transitadas del Pacífico, entre Japón y California pero desde entonces han triplicado su superficie y se calcula que ,de no frenar en los vertidos, podría llegar a ser diez veces mayor en los próximos años. Hay una en el nordeste del Pacífico que ocupa una superficie similar a la Península Ibérica, para que nos hagamos una idea.
Bueno, aún si no queremos caer en el catastrofismo de las proyecciones de futuro de este fenómeno, la sola existencia de estas islas, con todo un catálogo de productos de las industrias y conciencias miserables que ven los ríos y el mar como un inmenso cubo de basura donde cabe todo, donde se procesa todo, ya debería rasgarnos un poco por dentro.

Como dato adicional de este fenómeno terrible, l
as mediciones en esas áreas ofrecen un agua con seis veces más residuos plásticos que plancton, algo devastador, como es de imaginar, en la cadena trófica marina. La foto que nos acompaña es la de los restos de un albatros con el estómago invadido por los residuos plásticos que debió engullir al tomarlos por los pececillos que forman su dieta. Podríamos imaginar su muerte cruel pero bueno, es sólo un albatros.
Se calcula que todos los años fabricamos unos 100 millones de toneladas de plásticos, de las que alrededor de un 10% son arrojadas al mar, donde las corrientes submarinas los hacen girar y desplazarse, alfombrando de toneladas de desperdicios cada costa, cada playa que tocan, siendo ese el único momento en que, parece, nos hacen remover incómodos en nuestro sillón.




Segunda parte. Del hogar como vertedero


Del espeluznante Informe (que trataremos próximamente) del Instituto Blacksmith sobre las diez ciudades de la Tierra más contaminadas, de aire más venenoso, de tierra más corrompida, las diez ciudades más contrarias a la vida humana, verdaderas sucursales del infierno donde, contrariamente a todo sentido común y todo derecho humano, millones de personas siguen viviendo, extraemos la ciudad de Haina, en República Dominicana, donde sus 85000 habitantes viven junto a una gigantesca fundición de plomo y una planta de reciclaje de baterías que vierten en los acuíferos y el suelo toneladas de contaminantes.

Así, como cuenta el artículo La triste vida en el vertedero de Haina, lo peor lo sufren los barrios cercanos al siniestro vertedero de la ciudad, donde sufren plagas de mosquitos, olores nauseabundos, enfermedades, humos venenosos de los incendios en las basuras...

Como explica el artículo, "ante esta alarmante situación por el grado de contaminación y la pésimas condiciones que se vive en el lugar, mujeres, junto a sus hijos, salieron a clamar que el vertedero sea eliminado, ya que llevan años viviendo en esa situación".

Sin embargo, aún en sitios así, existen personas tan paupérrimas que ni siquiera pueden permitirse el lujo de prescindir de ese sitio espantoso. Así, como indica el artículo, "aunque la rea
lidad es drástica y fuerte, también está el caso de aquellos padres que se dedican a bucear en el vertedero. Ellos reconocen que es un problema que afecta a la salud de su familia, pero se oponen a que el vertedero sea eliminado porque ese es su único sustento. Es el caso del señor Finger Tomas, quien lleva 20 años trabajando en dicho vertedero buceando dentro de la basura, espera cada día que llegue un camión para ver qué consigue y de esta forma poder mantener a su familia."


Tercera parte. De la televisión como vertedero

Hace un par de días, en un programa dedicado al lado grotesco de los programas de TV, asistí estupefacto a un vergonzante episodio entre la ex-¿cantante? María José Cantudo y el ponzoñoso pseudo-periodista Jesús Mariñas mientras se escupían saliva, veneno e insultos en su patético juego de espejos elevando la vergüenza ajena a la condición de arte.

La misma vergüenza que nos debería dar por ser un país que da de comer (y bien, parece) entre todos, con nuestras conversaciones, con nuestros cotilleos, con nuestras gracietas que repiten sus majaderías, con nuestro tiempo frente a la pantalla a esta plaga de parásitos a uno y otro lado del micrófono, seres chabacanos, ignorantes, sin talento, reflejo palmario de una de las caras más vulgares y reaccionarias de nuestra sociedad. Asquito dan, asquito damos.



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