Dios, ahí estaba y yo sin saberlo. Entero, sin cortes, sin censura, más de diez minutos con el Director's cut de aquel legendario programa de Código Cero, de TVE, dirigido por un jovencísimo y gafotas Arturo Perez Reverte, que dio a conocer las tribulaciones de uno de los más bizarros y cómicos personajes que ha dado este país tan disparatado en el que vivimos, este país que lleva toda la vida dejándome perplejo con los usos y costumbres de su paisanaje.
Les ofrecemos la desopilante reconstrucción de una tragicomedia ocurrida hace ya bastantes años, sobre el 93 ó 94, en Cariño (La Coruña) pueblo natal de José Toxeiro Díaz. La historia comienza cuando a José, que había vuelto de Suiza con 30.000 francos suizos -que, con infinita astucia, había guardado en una silla, debajo de una muñeca-, estos le desaparecen. Al darse cuenta, culpa a su mujer ante la Guardia Civil y la echa de casa. Sin embargo al mes descubre a las auténticas culpables.
Y Aquí es donde entran en liza los de la tele, la emisión del programa y la posterior ascensión al estrellato de nuestro héroe. Y así, observamos ojipláticos el gallardo porte que ofrece a cámara mientras desgrana su relato delirante y, aparte de este croquis impagable, nos regala obras maestras del humor más chusco como
(...) Y era cuando ellas tenían ese interés en ir a cama porque una quedaba libre así, en compló, pa revolver, buscando dineros.
(...) Me echaron droja en el colacao, que yo noté que durmiera muchas horas, imposible, que yo duermo muy pocas horas. Nunca dormí más.
(...) Eran prespitutas buscando domisilios para hacer la prespitación pero, no por prespitación, sino por robar. Mientras que una da el placer de prespitación la otra es cuando anda buscando objetos que le sirvan, dinero mucho mejor.
(...) Y era cuando ellas tenían ese interés en ir a cama porque una quedaba libre así, en compló, pa revolver, buscando dineros.
(...) Me echaron droja en el colacao, que yo noté que durmiera muchas horas, imposible, que yo duermo muy pocas horas. Nunca dormí más.
(...) Eran prespitutas buscando domisilios para hacer la prespitación pero, no por prespitación, sino por robar. Mientras que una da el placer de prespitación la otra es cuando anda buscando objetos que le sirvan, dinero mucho mejor.
Les ofrecemos la insensata historia de un hombre, dos señoritas prespitutas y un dinero desaparecido, en un documento clave de la antología patria del disparate. Les dejo con José Tojeiro y su genial docu-drama, los que ya lo conocían, espero lo rememoren con gozo y los que no, les invito a disfrutar la José Tojeiro Experience. Jose, ábrenos, que somos nosotras...
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