lunes, 28 de septiembre de 2009

Memoria (5) Vivir sin memoria

En esta quinta entrada sobre la memoria volvemos a su concepción fisiológica al ocuparnos de los casos de Henry Molaison y Clive Wearing, dos hombres que a lo largo de sus vidas sufrieron, por causas distintas, la pérdida del hipocampo, órgano cerebral esencial para la consolidación de los recuerdos a largo plazo en nuestro cerebro. A través de estos dos casos comprobaremos cómo la pérdida de la memoria trae consigo no sólo el caos y la angustia a la vida del paciente sino también su casi completa destrucción como individuo al entrar súbitamente él y quienes le rodean a vivir en un mundo en el que el tiempo deja de existir.


Primera parte. La ruta de la memoria

A través del estupendo blog de Pere Stupinya Apuntes Científicos desde el MIT leemos el interesante post La ruta de la memoria, del neurocientífico Miquel Bosch, que trata el caso de Henry Molaison, más conocido como H.M., un individuo que vivió más de cinco décadas sin hipocampo y cuyo caso, casi proverbial entre los neurocientíficos, fue estudiado hasta la saciedad para intentar desenmarañar algunos de los mecanismos que utiliza nuestro cerebro para la formación de los recuerdos. Muerto recientemente, los científicos se agolpan ahora para diseccionar y cartografiar lámina a lámina su cerebro en busca de algunas de las llaves que guardan nuestra memoria. Así pues, con Estupinya y su colega en el renombrado MIT (Massachusetts Institute of Technology) les dejamos.


Nuestro neurocientífico del MIT Miquel Bosch nos brinda un excelentísimo repaso de las investigaciones realizadas con el inolvidable amnésico H.M, y explica dónde vuestro cerebro está grabando esta lectura, a qué región la trasladará dentro de unas horas, y en qué otras neuronas terminará alojada sólo en el caso de haberos gustado.

La ruta de la memoria, por Miquel Bosch

Henry G. Molaison murió el pasado 2 de diciembre de 2008 a la edad de 82 años. No exagero en absoluto si digo que ha sido el paciente más famoso de la historia de la neurología. Era mundialmente conocido por todos los investigadores, médicos y estudiantes de neurociencias, no por su nombre real, que permanecía en secreto, sino por las iniciales H.M. El “accidentado” intento de curarle su epilepsia lo convirtió sin querer en el protagonista de uno de los descubrimientos más revolucionarios de la neurociencia.

Un amnésico inolvidable
La historia de H.M. comienza en Hartford, Connecticut, cuando fue arrollado por una bicicleta a la edad de 9 años. Empezaron entonces sus primeros ataques epilépticos, que empeoraron durante los siguientes 20 años hasta el punto de impedirle trabajar y llevar una vida normal. Un neurocirujano decidió probar un tratamiento experimental un tanto drástico: extirpar por completo el foco de la epilepsia. De esta forma, en 1953, H.M. despertó de la operación sin una parte de sus lóbulos temporales mediales, que albergaba una pequeña región llamada hipocampo. Los ataques epilépticos desaparecieron casi por completo, pero a un precio altísimo. A partir de ese momento no podía formar nuevos recuerdos. Lo olvidaba todo en pocos segundos. Se acordaba perfectamente de todo lo ocurrido antes de la operación: su infancia durante los difíciles años que siguieron al crack de 1929, la segunda guerra mundial, su trabajo reparando motores... Sin embargo, no era capaz de recordar nada de lo ocurrido después. Conservaba unas excelentes capacidades intelectuales (con un cociente de inteligencia superior a la media) y un gran sentido del humor. Podía mantener una conversación y recordar un número de 8 dígitos durante unos 30 segundos. Pero si algo le distraía su atención, no sólo no recordaba el número, sino que no conocía a la persona que tenía delante ni entendía porqué le estaba pidiendo que recitara 8 dígitos. Es decir, tenía una excelente memoria a corto plazo y una buena memoria a largo plazo. Lo que no podía hacer es convertir la una en la otra. Una perfecta representación de su caso es el protagonista de la película “Memento”.

Suzanne Corkin, profesora del MIT, es una de las personas que mejor conocía a H.M. Fue el objeto de su tesis doctoral y estuvo 46 años entrevistándolo continuamente. No obstante, tenía que presentarse a H.M. cada vez que lo visitaba. Para H.M. el mundo paró de girar en 1953. Su tiempo se congeló el día de su operación. Aunque leía cada día los periódicos y veía la televisión, no sabía quienes eran los Bush, ni los Clinton. Su presidente seguía siendo Eisenhower.

H.M. nos enseñó, muy a su pesar, que el hipocampo es esencial para consolidar los recuerdos a largo plazo. La memoria sigue siendo, a día de hoy, un misterio con innumerables cabos sueltos, pero desde H.M. sabemos varias cosas con certeza: 1) La memoria es un fenómeno independiente de otras capacidades mentales, como la consciencia o la percepción sensorial. 2) Hay muchas clases de memoria, por ejemplo, la de corto y la de largo plazo (hay más). 3) Cada una se almacena en lugares diferentes del cerebro.
Hoy sabemos que los recuerdos viajan constantemente por el cerebro. Fluyen de una región a otra, pero siempre en la misma dirección.Todos reconoceréis este famoso cuadro de Dalí (¿Cuál es su título?). La primera vez que lo visteis, sus colores, sus formas y texturas, saltaron de vuestra retina a la corteza visual (en la nuca), y de allí se extendieron al resto de vuestra corteza donde se mantuvieron unos segundos flotando codificadas en forma de una nube de fogonazos eléctricos.En los siguientes minutos toda esa información, aún frágil y volátil, inundó el hipocampo, donde empezó el proceso de “grabación en soporte físico”, es decir, la modificación de las conexiones neuronales. Sin hipocampo, la nube eléctrica no tiene lugar donde reposar y se disipa como el humo de un cigarrillo a la menor distracción. Pero ahí no acaba la travesía de la memoria. En los siguientes días, y sin que os dierais cuenta, el cuadro de Dalí fue poco a poco viajando de vuelta a la corteza cerebral, pero esta vez alterando los circuitos neuronales para almacenarse de forma indefinida. Se sospecha que esta transferencia final del hipocampo a la corteza tiene lugar mientras dormimos (esto dará para otro post)Durante años se pensó que H.M. era incapaz de consolidar nuevos recuerdos, pero en 1962 un nuevo experimento volvió a sacudir a la comunidad neurocientífica. Leer resto del artículo

Segunda parte. El hombre con siete segundos de memoria
"Estar inconsciente no es agradable. Puedes imaginarte lo que es tener una sola noche en veinte años? Sin sueños. Como la muerte, así ha sido. Sin diferencia entre la noche y el día, sin pensamientos. En ese sentido ha sido completamente indoloro. Algo que no es deseable, porque es precisamente como la muerte. Si no tienes sensaciones de dolor no te funciona ninguna otra sensación tampoco. No recuerdo haberme sentado en esta silla por ejemplo, ese movimiento ha sido completamente desconocido y nunca he visto a un ser humano desde que...esta es la primera fotografía que veo de nadie. Es uno de mis hijos pero no recuerdo su nombre, se me ha ido. La última que le conocí estaba en el colegio, han pasado todos esos años..."
Para ilustrar mejor el extrañamiento perpetuo de la vida sin memoria, les ofrecemos, (subido, claro, por Bizzentte) el documental "El hombre con siete segundos de memoria" que narra la historia de otro caso mítico para la neurociencia, Clive Wearing, conocido músico y director de orquesta en Gran Bretaña quien, hace veinte años, fue afectado por un virus que le destruyó el hipocampo. El documental nos presenta sus asombros continuos pero también la angustia que le produce su situación y el vuelco que su enfermedad dio a su vida pero también a la de su esposa e hijos, al comprobar estos cómo su marido o padre quedaba reducido a sólo una sombra de lo que un día fue.



Enlaces relacionados:
Vocabulario Fundamental. Memoria (III) Aljamiado
Vocabulario Fundamental. Memoria (II) Extranjeros de sí mismos
Vocabulario Fundamental. Memoria (I) Somos lo que recordamos

3 comentarios:

  1. ¡Qué pasada Luis!Siempre me ha fascinado el mundo del hipocampo.
    ¿Preciosa entrada!!!!
    ¡Nemento!! Impactante!!
    ¡Graccie!!

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  2. :-)
    ¡Gracias por los dos reportajes!
    ¡Estupenda entrada!
    Besos!!!

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  3. Muy bueno el reportaje sobre Clive Wearing. No lo había visto. Aunque se ha escrito mucha literatura sobre estos pacientes amnésicos, ver reportajes como este (o como el que hizo PBS-Scientific American Frontiers sobre E.P.), donde el propio paciente narra sus sentimientos, sus frustaciones, su vida tan parecida a la muerte, es realmente impactante. Muchas gracias por el enlace. Y muy interesante tu blog. Felicidades.

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