Otra interesante entrevista de la Contra, esta vez a la investigadora sueca Kathinka Evers, que nos habla del cerebro y el lóbulo frontal, donde se construyen los procesos mentales relacionados con la construcción de los procesos morales según se va desarrollando nuestro lóbulos frontales, proceso que no acaba hasta los 25 años aproximadamente. Este desarrollo depende de factores biológicos pero también del tiempo y la experiencia, de la interacción del individuo con su ambiente, su familia, la sociedad, su educación y cultura.
Fue el célebre caso de Phineas Gage el que proporcionó a la ciencia una de las primeras evidencias científicas que sugería que una lesión del lóbulo frontal podía alterar aspectos de la personalidad, la emoción y la interacción social. Este obrero de ferrocarriles estadounidense sufrió en 1848 un accidente laboral que provocó que una barra de acero (de un metro de largo y 3 cm de diámetro) entrara por su cráneo por la mejilla izquierda y saliera por la parte superior del cráneo, atravesando su cortex cerebral anterior y cortando las conexiones de la región prefrontal con el resto del cerebro.
Phineas no sólo sobrevivió sino que se mantuvo consciente en todo momento. Tampoco tuvo secuelas físicas perceptibles a primera vista (bueno, perdió el ojo izquierdo) pero sí sufrió cambios radicales en su personalidad y temperamento. Al contrario de cómo era antes, Gage perdió la consideración con sus compañeros, se volvió caprichoso y irreverente, impaciente cuando se le contrariaban sus deseos, pergeñando un plan de acción tras otro que nunca llevaba a cabo, ofensivo en sus palabras y burlándose de los demás de manera cruel. Los que le conocían dijeron que "Gage ya no era Gage".
Tras trabajar en varios lugares de los que siempre terminaban echándole por su conflictividad, Gage fue exhibido en el circo, en el que enseñaba orgulloso su herida y la barra de hierro que la provocó. Tras varios años de vida errante, Gage vio su salud deteriorarse rápidamente y murió con 38 años, probablemente debido a crisis epilépticas.
Lo que después del accidente le faltó a Gage fueron precisamente aquellas facultades con sede en el lóbulo frontal, la capacidad para anticipar y planificar el futuro, la organización temporal de la conducta, el sentido de la responsabilidad hacia sí mismo y hacia los demás, la posibilidad de adaptarse a un entorno social complejo a costa de reprimir las propias tendencias instintivas, lo que podría resumirse por juicio ético y conducta social.
Posteriormente, en 1935, el neurólogo portugués Egas Moniz introdujo el procedimiento quirúrgico de la lobotomía, una ablación de los lóbulos frontales del cerebro para tratar trastornos mentales como la depresión by algunas demencias. Sin embargo, y aunque esta práctica le supuso la concesión del premio Nobel en 1949, la realidad era que los pacientes lobotomizados sufrían fuertes cambios de personalidad que les incapacitaban para la vida en sociedad.
Fue el célebre caso de Phineas Gage el que proporcionó a la ciencia una de las primeras evidencias científicas que sugería que una lesión del lóbulo frontal podía alterar aspectos de la personalidad, la emoción y la interacción social. Este obrero de ferrocarriles estadounidense sufrió en 1848 un accidente laboral que provocó que una barra de acero (de un metro de largo y 3 cm de diámetro) entrara por su cráneo por la mejilla izquierda y saliera por la parte superior del cráneo, atravesando su cortex cerebral anterior y cortando las conexiones de la región prefrontal con el resto del cerebro.
Phineas no sólo sobrevivió sino que se mantuvo consciente en todo momento. Tampoco tuvo secuelas físicas perceptibles a primera vista (bueno, perdió el ojo izquierdo) pero sí sufrió cambios radicales en su personalidad y temperamento. Al contrario de cómo era antes, Gage perdió la consideración con sus compañeros, se volvió caprichoso y irreverente, impaciente cuando se le contrariaban sus deseos, pergeñando un plan de acción tras otro que nunca llevaba a cabo, ofensivo en sus palabras y burlándose de los demás de manera cruel. Los que le conocían dijeron que "Gage ya no era Gage".
Tras trabajar en varios lugares de los que siempre terminaban echándole por su conflictividad, Gage fue exhibido en el circo, en el que enseñaba orgulloso su herida y la barra de hierro que la provocó. Tras varios años de vida errante, Gage vio su salud deteriorarse rápidamente y murió con 38 años, probablemente debido a crisis epilépticas.
Lo que después del accidente le faltó a Gage fueron precisamente aquellas facultades con sede en el lóbulo frontal, la capacidad para anticipar y planificar el futuro, la organización temporal de la conducta, el sentido de la responsabilidad hacia sí mismo y hacia los demás, la posibilidad de adaptarse a un entorno social complejo a costa de reprimir las propias tendencias instintivas, lo que podría resumirse por juicio ético y conducta social.
Posteriormente, en 1935, el neurólogo portugués Egas Moniz introdujo el procedimiento quirúrgico de la lobotomía, una ablación de los lóbulos frontales del cerebro para tratar trastornos mentales como la depresión by algunas demencias. Sin embargo, y aunque esta práctica le supuso la concesión del premio Nobel en 1949, la realidad era que los pacientes lobotomizados sufrían fuertes cambios de personalidad que les incapacitaban para la vida en sociedad.
"La emocionalidad aumenta nuestra inteligencia"
Ima Sanchís 23/06/2012 La Contra
Kathinka Evers, experta en neuroética
Tengo 52 años. Soy sueca, doctora en Filosofía e investigadora principal en el Centro de Ética y Bioética de la Universidad de Uppsala. Vivo en pareja y no tengo hijos, ¿también se lo pregunta a los hombres? Pese a todos los problemas sociales, evolucionamos. Soy agnóstica.
Ética y cerebro
Lleva las cejas pintadas a lo Groucho Marx, lo que da a su mirada una profundidad inusual mientras me habla, muy despacio, de bioética. Para esta investigadora el cerebro es dinámico y variable y su arquitectura está sujeta al impacto social. Otros, como Gazzaniga, padre de la neurociencia cognitiva, afirman que nuestro cerebro se rige por leyes físicas y que son estas las que dominan nuestra conducta. Evers ha sido investigadora en Oxford y en el departamento de Filosofía y Derechos Humanos de la Universidad de Essex. Tiene varios libros publicados. En Neuroética, cuando la materia se despierta (Kats) habla sobre cerebro y moralidad, y sobre eso ha dado una conferencia en el CCCB.
El cerebro es moral?
Si hablamos de un cerebro adulto y sano, sí.
La moral se aprende.
Casi todo el cerebro es aprendido. Los humanos, a diferencia del resto de los mamíferos, nacemos con un cerebro no acabado y utilizamos gran parte de nuestra vida para desarrollarlo.
Unos más y otros menos.
El hombre de neandertal utilizaba más de la mitad de su vida para desarrollar su cerebro. La evolución ha favorecido el dominio de un animal cuyo cerebro responde al aprendizaje. La educación influye en el cerebro, y este descubrimiento ha sido crucial.
¿Qué más sabemos?
Que las distintas capacidades utilizan distintas zonas del cerebro; las capacidades morales se desarrollan sobre todo en el lóbulo frontal, y este se desarrolla con la edad.
¿Cuando nacemos, el lóbulo frontal está en pañales?
Sí, y eso significa que los niños y adolescentes no tienen capacidad para entender algún tipo de pensamiento moral y nociones de riesgo. Por tanto, en la educación debemos tener en cuenta su nivel de desarrollo.
Y procurar no dañar esa zona.
Cierto, porque la persona que a raíz de un accidente tiene dañado el lóbulo frontal puede convertirse en moralmente incapaz: no es que no quiera, sino que no puede: biológicamente, ha perdido la base del comportamiento moral.
¿La sociedad es el resultado del tipo de cerebro que tenemos o viceversa?
Las sociedades están creadas por cerebros, pero a la vez el tipo de cerebro que tenemos es el resultado de nuestra sociedad. Hay una gran cantidad de influencias que van en contra de la arquitectura cerebral, y ese es un descubrimiento reciente muy importante y que tendrá un gran impacto en la sociedad y los seres humanos del futuro.
¿Cómo influye la ilusión en la construcción del cerebro?
Las ilusiones existenciales son necesarias. Por ejemplo, no queremos ver el sufrimiento que nos rodea, ser plenamente consciente de él lastraría en exceso nuestra vida.
¿Nuestro cerebro necesita la trascendencia?
Sí, somos animales dominados por el miedo, queremos trascender y eso es una ilusión, porque somos seres biológicos pero seguimos disociándonos de la naturaleza.
¿Es cultural o cerebral?
Es el resultado de ambas. La neuroteología dice que hay diferencias en el cerebro entre las personas religiosas y no religiosas.
Somos menos lógicos de lo que creemos.
Y perdemos la lógica con la edad. Los niños son más lógicos que los adultos, por eso debería estudiarse lógica en la infancia. Dígame: si creamos un robot extremadamente sofisticado, ¿se convertirá en una persona?
Según Philip K. Dick, autor de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, no.
Exacto. Durante el siglo XX se ha analizado al ser humano como un robot intelectual. Hoy sabemos que la emocionalidad aumenta nuestra inteligencia y nuestra capacidad para comportarnos de manera compleja.
No podía ser sólo cosa de niñas.
Los androides de Dick no podían prever las acciones humanas porque no tenían emociones para entender cómo nos comportamos. Pero si conseguimos que las aprendan, tendrán autoconciencia.
¿Los otros animales también tienen emociones?
No se dónde está el límite, supongo que es un tema de complejidad del sistema nervioso. Pero yo no como mamíferos porque tienen inteligencia y emociones.
¿Por qué el 99% de nuestra comunicación es inconsciente?
Tiene que ser así porque la conciencia es algo muy lento y no sobreviviríamos. De hecho, comunicamos menos de lo que creemos. La mayoría de las veces nos comunicamos únicamente con nosotros mismos.
¿Y los otros?
Cada cual interpreta las cosas de manera distinta, por eso es ridículo intentar identificar comportamientos de grandes grupos; decir por ejemplo "los hombres son así o las mujeres asá" no es correcto, las diferencias individuales son mayores que las de sexo.
¿Cómo se aplica la neuroética a temas concretos como el coma?
Hay estudios recientes sobre las funciones cerebrales realizados con personas que están en coma o en estado vegetativo. En algunos casos se ha visto que tienen capacidad de pensamiento, de comunicación y de autoconciencia, y esto nos pone frente a cuestiones éticas muy difíciles.
Pin van Lommel, cardiólogo, nos contó que muchas personas, al despertar de un coma, recuerdan lo acontecido.
Es cierto. En Suecia se dio el caso de una persona que dijo al despertar: "Me poníais una música horrible". En Bélgica, Steven Laureys ha intentado establecer comunicación con personas en coma utilizando la neurotecnología, midiendo la actividad cerebral que se genera en cada pensamiento.
¿Pueden preguntarles cosas?
Sí. Los resultados son muy interesantes porque se puede establecer comunicación sin hablar y sin comportamiento externo. Las mismas investigaciones realizadas con personas sanas demuestran que podemos llegar a leer la mente, aunque los resultados hasta ahora son limitados.
Ima Sanchís 23/06/2012 La Contra
Kathinka Evers, experta en neuroética
Tengo 52 años. Soy sueca, doctora en Filosofía e investigadora principal en el Centro de Ética y Bioética de la Universidad de Uppsala. Vivo en pareja y no tengo hijos, ¿también se lo pregunta a los hombres? Pese a todos los problemas sociales, evolucionamos. Soy agnóstica.
Ética y cerebro
Lleva las cejas pintadas a lo Groucho Marx, lo que da a su mirada una profundidad inusual mientras me habla, muy despacio, de bioética. Para esta investigadora el cerebro es dinámico y variable y su arquitectura está sujeta al impacto social. Otros, como Gazzaniga, padre de la neurociencia cognitiva, afirman que nuestro cerebro se rige por leyes físicas y que son estas las que dominan nuestra conducta. Evers ha sido investigadora en Oxford y en el departamento de Filosofía y Derechos Humanos de la Universidad de Essex. Tiene varios libros publicados. En Neuroética, cuando la materia se despierta (Kats) habla sobre cerebro y moralidad, y sobre eso ha dado una conferencia en el CCCB.
El cerebro es moral?
Si hablamos de un cerebro adulto y sano, sí.
La moral se aprende.
Casi todo el cerebro es aprendido. Los humanos, a diferencia del resto de los mamíferos, nacemos con un cerebro no acabado y utilizamos gran parte de nuestra vida para desarrollarlo.
Unos más y otros menos.
El hombre de neandertal utilizaba más de la mitad de su vida para desarrollar su cerebro. La evolución ha favorecido el dominio de un animal cuyo cerebro responde al aprendizaje. La educación influye en el cerebro, y este descubrimiento ha sido crucial.
¿Qué más sabemos?
Que las distintas capacidades utilizan distintas zonas del cerebro; las capacidades morales se desarrollan sobre todo en el lóbulo frontal, y este se desarrolla con la edad.
¿Cuando nacemos, el lóbulo frontal está en pañales?
Sí, y eso significa que los niños y adolescentes no tienen capacidad para entender algún tipo de pensamiento moral y nociones de riesgo. Por tanto, en la educación debemos tener en cuenta su nivel de desarrollo.
Y procurar no dañar esa zona.
Cierto, porque la persona que a raíz de un accidente tiene dañado el lóbulo frontal puede convertirse en moralmente incapaz: no es que no quiera, sino que no puede: biológicamente, ha perdido la base del comportamiento moral.
¿La sociedad es el resultado del tipo de cerebro que tenemos o viceversa?
Las sociedades están creadas por cerebros, pero a la vez el tipo de cerebro que tenemos es el resultado de nuestra sociedad. Hay una gran cantidad de influencias que van en contra de la arquitectura cerebral, y ese es un descubrimiento reciente muy importante y que tendrá un gran impacto en la sociedad y los seres humanos del futuro.
¿Cómo influye la ilusión en la construcción del cerebro?
Las ilusiones existenciales son necesarias. Por ejemplo, no queremos ver el sufrimiento que nos rodea, ser plenamente consciente de él lastraría en exceso nuestra vida.
¿Nuestro cerebro necesita la trascendencia?
Sí, somos animales dominados por el miedo, queremos trascender y eso es una ilusión, porque somos seres biológicos pero seguimos disociándonos de la naturaleza.
¿Es cultural o cerebral?
Es el resultado de ambas. La neuroteología dice que hay diferencias en el cerebro entre las personas religiosas y no religiosas.
Somos menos lógicos de lo que creemos.
Y perdemos la lógica con la edad. Los niños son más lógicos que los adultos, por eso debería estudiarse lógica en la infancia. Dígame: si creamos un robot extremadamente sofisticado, ¿se convertirá en una persona?
Según Philip K. Dick, autor de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, no.
Exacto. Durante el siglo XX se ha analizado al ser humano como un robot intelectual. Hoy sabemos que la emocionalidad aumenta nuestra inteligencia y nuestra capacidad para comportarnos de manera compleja.
No podía ser sólo cosa de niñas.
Los androides de Dick no podían prever las acciones humanas porque no tenían emociones para entender cómo nos comportamos. Pero si conseguimos que las aprendan, tendrán autoconciencia.
¿Los otros animales también tienen emociones?
No se dónde está el límite, supongo que es un tema de complejidad del sistema nervioso. Pero yo no como mamíferos porque tienen inteligencia y emociones.
¿Por qué el 99% de nuestra comunicación es inconsciente?
Tiene que ser así porque la conciencia es algo muy lento y no sobreviviríamos. De hecho, comunicamos menos de lo que creemos. La mayoría de las veces nos comunicamos únicamente con nosotros mismos.
¿Y los otros?
Cada cual interpreta las cosas de manera distinta, por eso es ridículo intentar identificar comportamientos de grandes grupos; decir por ejemplo "los hombres son así o las mujeres asá" no es correcto, las diferencias individuales son mayores que las de sexo.
¿Cómo se aplica la neuroética a temas concretos como el coma?
Hay estudios recientes sobre las funciones cerebrales realizados con personas que están en coma o en estado vegetativo. En algunos casos se ha visto que tienen capacidad de pensamiento, de comunicación y de autoconciencia, y esto nos pone frente a cuestiones éticas muy difíciles.
Pin van Lommel, cardiólogo, nos contó que muchas personas, al despertar de un coma, recuerdan lo acontecido.
Es cierto. En Suecia se dio el caso de una persona que dijo al despertar: "Me poníais una música horrible". En Bélgica, Steven Laureys ha intentado establecer comunicación con personas en coma utilizando la neurotecnología, midiendo la actividad cerebral que se genera en cada pensamiento.
¿Pueden preguntarles cosas?
Sí. Los resultados son muy interesantes porque se puede establecer comunicación sin hablar y sin comportamiento externo. Las mismas investigaciones realizadas con personas sanas demuestran que podemos llegar a leer la mente, aunque los resultados hasta ahora son limitados.
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