lunes, 28 de julio de 2014

Lobos (14) De lobos y hombres

De lobos y hombres

Actualmente existen en España unos 2000 ejemplares de lobo ibérico, canis lupus signatus
Desde 1992, una normativa europea protege a los lobos al sur del Duero
Hasta los años 70 fue considerado una alimaña y se ponía precio a su cabeza


La Sierra de la Culebra, en Zamora, fue uno de los lugares donde el lobo nunca llegó a desaparecer. Hoy es la zona con más concentración de ejemplares de la península ibérica; y durante muchos años fue casi el único reducto donde encontrar a este animal. El lobo ibérico estuvo en peligro hasta los años 70 del pasado siglo, como lo estuvieron otras especies que eran consideradas alimañas y perseguidas indiscriminadamente (entre ellas, por ejemplo, águilas y linces…). Pero los trabajos de difusión y educación en Naturaleza que en nuestro país protagonizó Félix Rodríguez de la Fuente, hicieron que se empezara a mirar a muchas especies de otra manera. El lobo entre ellas…

El canis lupus signatus, es hoy motivo de estudio y seguimiento por un gran número de científicos. El lobo ha vuelto a nuestros montes, ha recuperado población y algunos territorios; pero, la convivencia con los humanos siempre será un problema. 

En nuestro país, el estatus del lobo no es igual en todo el territorio. Una frontera natural, el río Duero, marca la diferencia: al sur, una directiva europea lo considera especie protegida; mientras, al norte del Duero, hay que mantener la especie, pero se puede controlar o gestionar, en la mayoría de los lugares, a través de la caza, como una especie cinegética más... Desde la Administración Central nos cuentan que de manera general el lobo no está amenazado; y que sería necesario cambiar la directiva Habitat que, aprobada en 1992, protege a algunas especies como el lobo, cuya situación ha cambiado bastante en estos años.

Pero no todos están de acuerdo en este planteamiento sobre la situación de la especie, ni en la manera en que se gestiona en las distintas comunidades autónomas. Para muchos conservacionistas, el hecho de que el lobo sea aún considerado especie cinegética es un contrasentido; los controles de población, tampoco convencen demasiado. Algunos científicos y asociaciones ecologistas llevan tiempo llamando la atención sobre estos controles y el efecto que pueden estar teniendo en el cambio de hábitos de las manadas o grupos de lobos, unas unidades sociales estructuradas, y donde cada ejemplar cumple su función. Extraer de ellas a uno de sus miembros indiscriminadamente puede suponer una grave desestructuración e incluso el incremento de ataques a rebaños o ganado, si se pierde a uno de los lobos adultos encargados de la caza.

En agosto del 2012, en la zona de Picos de Europa, un lobo llamado “Marley”, un ejemplar radiomarcado, y que formaba parte de un estudio científico, murió abatido en uno de esos controles de población. Marley dio nombre entonces a un grupo ecologista que lleva tiempo pidiendo que el canis lupus signatus sea considerado especie protegida en todo el país, al igual que lo es en Portugal, desde 1999. Lobo Marley. Ciudadanos por el lobo y el mundo rural, han conseguido, además, con el apoyo de ciudadanos a través de las Redes, pujar por la vida de dos lobos en la última Subasta de Caza de Villardeciervos, en la Sierra de la Culebra. Pujar y ganar los derechos de caza sobre dos ejemplares de lobo ibérico. Un acto, dicen, simbólico, que pretende llamar la atención sobre la importancia de este animal y los peligros a los que se enfrenta.

Hay conflictos eternos… Y así como entre agricultores y ganaderos trashumantes hubo siempre disputas…el lobo, ese mítico animal con una función clave en los ecosistemas, es y sigue siendo el mayor enemigo de la ganadería. Los pastores y los lobos nunca fueron amigos; y, aunque “el lobo feroz” solo está en los cuentos, en el imaginario popular este animal se ha convertido en malvado, asesino, cazador cruel y depositario de miedos y temores para las gentes del campo. Pero la realidad es que el lobo, como cualquier otro mamífero predador, ha necesitado y sigue necesitando alimentarse y, en ocasiones, a falta de animales silvestres, como corzos o ciervos (su alimento preferido), ataca a los ganados, a los rebaños…Y el ganadero, el pastor, históricamente, buscó la forma de defender lo suyo de esos ataques. Los enormes perros mastines son parte de los rebaños desde hace siglos; y en algunas zonas, donde el lobo nunca llegó a desaparecer, también los mastines forman parte de esa cultura popular que fue surgiendo alrededor de la figura del lobo. Una cultura que, desde algunos proyectos de ecoturismo “lobero” se intenta recuperar para dar por fin al lobo su justo papel en la historia.

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