Desde que en 2003 Esperanza Aguirre tomara el poder en la Comunidad de Madrid la decadencia de la televisión pública madrileña ha sido imparable. Han sido muchas las incompetencias y los manejos miserables realizados por los gestores colocados a dedo por Aguirre y que, no sabemos si consciente o inconscientemente, han llevado a cabo una concienzuda labor de minado y desprestigio de Telemadrid, quizá preparando su traspaso a manos privadas. Hace pocas fechas la dirección decidía plantear un ERE terminal que va a significar el despido de 925 de sus trabajadores (casi el 80% de su plantilla), pero manteniendo a los políticamente afines y los cuadros directivos, reduciendo la programación propia y externalizando los principales programas, lo que implica la liquidación de Telemadrid tal y como ha sido en las dos últimas décadas.
En estos nueve años las decisiones tomadas desde arriba han ido prescindiendo de veteranos y señeros programas de calidad e información para colocar burdos espacios de rancia ideología, lo que ha provocado caídas en picado de audiencias e ingresos publicitarios. Ha bastado este tiempo para despojar a la televisión pública madrileña de su misión de servicio informativo público para convertirla en un burdo, ineficaz y sobredimensionado aparato de manipulación y propaganda que ha distorsionado la realidad madrileña, ha fomentado el amiguismo miserere y el despilfarro y ha condenado al ostracismo y el desprestigio a los auténticos periodistas y profesionales del ente público madrileño. Recordemos aquella tensa entrevista de Ana Pastor con Mª Dolores de Cospedal en la que ésta avisaba veladamente de lo que para la gente de su ralea debía (y no debía) ser una televisión pública.
En estos nueve años las decisiones tomadas desde arriba han ido prescindiendo de veteranos y señeros programas de calidad e información para colocar burdos espacios de rancia ideología, lo que ha provocado caídas en picado de audiencias e ingresos publicitarios. Ha bastado este tiempo para despojar a la televisión pública madrileña de su misión de servicio informativo público para convertirla en un burdo, ineficaz y sobredimensionado aparato de manipulación y propaganda que ha distorsionado la realidad madrileña, ha fomentado el amiguismo miserere y el despilfarro y ha condenado al ostracismo y el desprestigio a los auténticos periodistas y profesionales del ente público madrileño. Recordemos aquella tensa entrevista de Ana Pastor con Mª Dolores de Cospedal en la que ésta avisaba veladamente de lo que para la gente de su ralea debía (y no debía) ser una televisión pública.
Lo que ha condenado a Telemadrid ha sido la pésima labor de sus gestores que los desproporcionados sueldos de sus altos directivos, colaboradores y pseudoperiodistas como Herman Tertsch, Cristina Tárrega, Isabel San Sebastián, Fernando Sánchez Dragó (que se ha llevado la friolera de 3 millones de euros por cuatro programas de Dragolandia y Noches Blancas, a 6.000 euros por programa), Saenz de Buruaga (quien con su productora New Atlantis ha facturado a la cadena 10 millones de euros en sólo cuatro años), la película Sangre de Mayo, de José Luis Garci (encargada expresamente por Aguirre a mayor gloria de la Comunidad, que 15 millones de euros con cargo a Telemadrid) o las empresas relacionadas con el PP de Madrid, en especial las de Enrique Cerezo, que gestiona la publicidad de la cadena y ha vendido los derechos de todas sus películas, llevándose 230 millones de euros. Casualmente, lo mismo que debe Telemadrid.
Han sido algunos de esos trabajadores amenazados de despido (agrupados en la plataforma Salvemos Telemadrid, que lleva años denunciando la situación de la tv pública) los que han hecho este vídeo en el que se muestra la nefasta labor de la Administración Aguirre y el marrón que ahora se tiene que comer su delfín Ignacio González (un fulano tan viscoso y ascopena como su inspiradora lideresa), que tiene que lidiar con las protestas y las huelgas de quienes se oponen a sus planes de desmantelamiento de otro vector más de lo público, tras la sanidad y la educación. Como ellos dicen, “No sobran los trabajadores, los que sobran son sus gestores”.
Han sido algunos de esos trabajadores amenazados de despido (agrupados en la plataforma Salvemos Telemadrid, que lleva años denunciando la situación de la tv pública) los que han hecho este vídeo en el que se muestra la nefasta labor de la Administración Aguirre y el marrón que ahora se tiene que comer su delfín Ignacio González (un fulano tan viscoso y ascopena como su inspiradora lideresa), que tiene que lidiar con las protestas y las huelgas de quienes se oponen a sus planes de desmantelamiento de otro vector más de lo público, tras la sanidad y la educación. Como ellos dicen, “No sobran los trabajadores, los que sobran son sus gestores”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario